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El Fenómeno la Sureña



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Natalia Llopis Benito
 
Paredes a rayas blancas y azules, cuadros y fotos con motivos marítimos, mesas bajas y altas con taburetes, espacios amplios y estratégicas localizaciones. Éstas son sólo algunas de las claves que describen a la cervecería La Sureña, unos bares que han reinventado la forma de “cervecera” entre los jóvenes (y los que no lo son tanto).
 
Está claro que estamos en crisis y cada vez tenemos menos dinero en los bolsillos pero nuestras ganas de salir a tomar algo con los amigos son los mismos, si es que no lo son más. Es por eso que los españoles no queremos renunciar al pequeño pero inmenso placer de salir a tomar una cerveza y unas tapas para tener una conversación con los amigos, lo que pasa que nos las hemos ido buscando para hacerlo de manera más barata. Es entonces cuando aparece La Sureña en el momento justo para cubrir esa necesidad. Cabe destacar que ya había alguna franquicia en Madrid a finales de 2010, cuando este gigante nace, antes de que llegara el gran “boom” que la hizo desorbitadamente famosa. Con una importante sede en la céntrica calle de la Cava Baja de Madrid, La Sureña comenzó a dispararse durante todo el 2011 siendo el pionero en los famosos “cubos a 3€”, una estupenda idea de tomar unos tercios a un precio imbatible, y es que por tres euros te dan un cubo de cinco cervezas cubiertas de hielo.
 
Tuvo mucho éxito, y eso hizo que Restalia, compañía a la cual pertenece la cadena de restaurantes La Sureña y su hermano mayor, Los 100 Montaditos, decidiera apostar por ella e ir abriendo más y más locales llegando a la cifra de 44. Estos bares están situados por toda la geografía española, teniendo una especial concentración en la capital, y ya están pensando en la expansión a nivel internacional. Aunque ya cuentan con una franquicia abierta en México, La Sureña se propone tener presencia en nada menos que Miami.
 
Con tanta expansión, comenzaron también a ofrecer más servicios centrados en la gastronomía, para que puedas completar tu cubo de botellines con alguna ración, eso sí, respetando siempre la teoría de que el precio ha de ser lo llamativo. Así sacaron sus raciones de bravas a tres euros, sus choricitos y mini fuets, por tan sólo un euro, sus “tostones” gigantes a 6, y otras raciones varias como croquetas, cazón rebozado o las archiconocidas por cualquier buen “sureño” que se precie, lágrimas de faisán.
 
Como ya hemos comentado, otra de las claves del éxito de estos bares de tapas low cost  es su enclave. Todos están situados en sitios céntricos donde la afluencia de gente joven es diaria. Encontrarás Sureñas en el centro de Madrid y cerca de las universidades, como el situado en Moncloa, en el que no cabe un alma a partir de las ocho de la tarde.
 
Pero no sólo en la calle, sino también en los centros comerciales podremos encontrar franquicias de la Sureña. Uno de los primeros fue La Vaguada, que desde finales de 2011 cuenta con una Sureña en su planta superior, al lado de los cines y en frente de Los 100 Montaditos, ¿casualidad? Seguro que no.
 
El caso es que ya sea por el local, el ambiente, los cubos de botellines o las raciones, La Sureña se está convirtiendo en un fenómeno, y como tal, en un lugar de culto de la juventud. 
 


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