Con la Sartén por el Mango

 De entrada, situémonos. Es fin de semana: sábado y domingo por delante para disfrutar la vida. En Sarriá (Barcelona) zona de las Tres Torres, junto a la Plaza Joaquín Pena.

Una pareja de novios de tiempo, que ya parecen casados, está en casa. Es la hora de comer.

Sucedía lo siguiente:

Él la miraba desde lo lejos tumbado en un sofá con una tele delante y ella estaba en la cocina con una puerta corredera abierta y una sartén cogida por el mango.

Él la seguía mirando desde lo lejos. Ella parecía estar sumergida en su mundo y cantaba mientras, después de haber puesto la sartén a calentar con aceite, pelaba una cebolla. Pensaba: qué bien, mira, no ha florecido aún...
A diferencia de lo que había sucedido otras veces, para su sorpresa. (El día que le sucedió, en lugar de preparar una tortilla de patatas, hubo siembra de patata en maceta, por la tarde).

Él ponía la televisión para mirar las motos, pensando: Va, que haga la comida, que así puedo ver la carrera.

Ella ponía la cebolla en la sartén, para poner luego unas codornices encebolladas y, mientras, picaba algo de la nevera. Lo que encontraba por ahí...

Él pensaba: Tiene la sartén por el mango. Soy un pobre dominado por las mujeres, aunque parezca que no hago caso mirando las motos. Que si Pedrosa que si Raikkonen, que si Valentino, en el fondo me tiene como loco.

Ella pensaba: No para de mirarme. Mucha moto, mucha moto, pero no me quita el ojo de encima. Bueno, somos felices después de todo. Y aunque no entendía mucho de cocina, le daba trastarazos a la sartén para que la cebolla se expandiera bien por la superficie, tal y como había visto hacer a todos los cocineros que se tercien y se ilusionaba pensando en lo bueno que estaría el guiso.

- Tienes la sartén por el mango, le dijo él. Ella dijo: No, la sartén está en el fuego, cariño. Él respondió: No me refería a la sartén del fuego.
Ella le dijo: Pues chico, no te entiendo. Replicó: Si me entiendes, perfectamente, desde lo lejos. Pero eso no tiene nada que ver con las codornices, dijo ella. Anda, que lo sabes perfectamente. Y continuaron con el guiso hacia delante.

...
 

Próximamente, "Pedir peras al olmo" y "Abrir los ojos como platos"