En un vaso maya de mediados del siglo VIII d.C. aparece representado por primera vez, una escena en la que una dama de pie, vierte una sustancia oscura de un vaso cilíndrico pequeño a uno más grande. Se observa el proceso de verter el líquido de un recipiente a otro para producir la espuma, que es la parte mas deseable de la bebida, tanto para los mayas como después sucedería con los aztecas.
Siguiendo con algunos datos arqueológicos, en una tumba del período clásico maya datada del 500 d.C. de la zona de Petén en Guatemala, se encontraron varias vasijas que habían contenido chocolate, para alimentar al difunto durante su viaje al más allá. La traducción de los jeroglíficos que allí aparecen se puede interpretar como un recipiente para beber cacao witik, cacao kox. Con estos datos se piensa que estos dos tipos de cacao mencionados, podrían haber sido algún tipo de saborizantes incluidos en la mezcla.
En el lenguaje maya tardío de Yucatán, se han conservado palabras tales como yom cacao (espuma de chocolate) ; takan kel (tostar muy bien el cacao para que haga mucha espuma en el chocolate) ; tóh haa (verter una vasija a otra desde cierta altura), lo que nos muestra la importancia que tenía la preparación, manipulación y consumo del cacao en esta cultura.
El obispo español Diego de Landa quedo sorprendido, al comprobar que los mayas tenían un rito bautismal para los niños. El ritual estaba a cargo de un sacerdote ricamente ataviado. A los niños se los reunía dentro de una cuerda, sostenida por cuatro ancianos que representaban a los CHACS (dioses de la lluvia), de pie en las cuatro esquinas de la habitación. Entonces el noble que auspiciaba la ceremonia, tomaba un hueso y lo mojaba en una vasija llena de agua, hecha de ciertas flores y de cacao mojado y desleído con agua virgen, que ellos decían traída de los cóncavos de los árboles o de las piedras de los montes. Con ese líquido ungían a los niños en la frente, en la cara y en el espacio entre los dedos de manos y pies, en completo silencio.
El mismo Diego de Landa refiere sobre los usos y costumbres del Yucatán:
"Que hacen del maíz y cacao molido una manera de espuma muy sabrosa con que celebran sus fiestas y que sacan del cacao una grasa que parece mantequilla y que de esto y del maíz hacen otra bebida sabrosa y estimada (...)?
Cuando un rey maya quiché andaba buscando esposa, le daba a su mensajero un vaso de bebida roja y uno de chocolate batido. Una de las cosas que hacían los mayas en estas festividades era CHOKOLAŽK (beber chocolate juntos). Esta palabra, como ya hemos comentado, podría ser el origen de nuestro vocablo chocolate.
La principal zona de producción del cacao maya se sitúa en la Chontalpa, al este de Tabasco, donde se realizaban hasta cuatro cosechas anuales. Esta importante producción se mantuvo hasta la época colonial. En 1639 el obispo Juan Izquierdo envía una carta al rey Felipe II, dándole cuenta de esta situación: A cien leguas de esta ciudad hay una provincia llamada Chontalpa, que es muy rica en una fruta denominada cacao, que es muy valiosa en este país de la Nueva España. Y todos los indios de esta provincia están ocupados siempre en ampliar sus propiedades de cacao y son ricos en bienes y dineros, de modo que son generosos con sus dones a los ministros (se refiere a los misioneros) que los tienen a su cargo.
Tambien nos gustaría destacar, cómo derivado de este importante comercio que se genera con el cacao, el cronista Francisco de Cárdenas Valencia, a comienzos del siglo XVII indica que en la Chontalpa, los granos de cacao se utilizaban frecuentemente como moneda pequeña, para la compra de artículos de uso cotidiano en la vida doméstica. Por otros documentos, se sabe que cargadores mayas de larga distancia se les pagaba con granos de cacao, como sucederá posteriormente en época azteca.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |