6966 recetas de cocina   |   17318 noticias de gastronomia   |   579 autores   |   21 empresas



Del Rodaballo de Domiciano a las Frutas de Clinton


share by WhatsApp

Caius Apicius Cristino Álvarez
en memoria de nuestro colaborador y amigo

Por Caius Apicius Madrid, 11 ene (EFE).- Tito Flavio Domiciano, hijo de Vespasiano y hermano de Tito, que le precedieron en la púrpura imperial, fue el tercer emperador de la familia Flavia y, según cuenta Suetonio, el peor de todos ellos. Pero hoy viene a estas líneas a causa de sus vinculaciones con el vino y la gastronomía y, también, por sus no siempre buenas relaciones con el Senado.



Fue, en efecto, Domiciano quien, deseoso de favorecer a los viticultores y vinicultores italianos, mandó descepar un elevado número de vides en las Galias; afortunadamente, su orden no se cumplió demasiado a rajatabla, como le ocurrió a Felipe II cuando, para proteger a la vitivinicultura española, dio idéntica orden relativa a los jóvenes viñedos de México y la Baja California.
Estos días, el máximo gobernante del imperio actual anda en problemas con el Senado de su país, que discute si le endosa o no un melocotón envenenado; recuerden que peach, como sustantivo, significa justamente melocotón, y podríamos traducir libérrimamente impeachment, además de por acusación, por enmelocotonamiento.
Las relaciones de William Jefferson Clinton con el mundo del vino no son muy conocidas; sin embargo, algo tiene que ver con la viticultura. Y es que Clinton, además del apellido del actual presidente de los Estados Unidos, es el nombre con el que, según cuenta Alexis Lichine en su imprescindible Enciclopedia de vinos y alcoholes, se conoce una "vid americana productiva que da uvas pequeñas, oscuras y aromáticas que producen vinos apropiados para mezclas, pero poco más".
La vid americana no es la Vitis vinifera, de la que salen los grandes vinos del mundo. Ocurre que las variedades americanas son inmunes a la filoxera, y es en pies americanos donde se injerta la Vitis vinifera para que el maldito insecto no la dañe.
Pero es que hay más. Clinton es también el nombre de un vino véneto considerado fuera de la ley que se elabora con uvas de una variedad híbrida, y ahí está su delito; pero ese vicio de origen no impide que ese vino, cuyo comercio está prohibido, sea popularísimo en el Véneto.
Digamos que ese vino, que se toma con el postre, tiene un color violáceo muy intenso, que deja notorias señales en la copa; su sabor es dulce, su graduación baja -entre nueve y once grados- y suele servirse a temperatura de bodega. O sea, que no es precisamente un buen chico... pero goza de muchísima popularidad. ¿Les suena a algo...? Pero volvamos a Domiciano -que, por cierto, fue asesinado a los 45 años, en el 91 d.C., en una conspiración en la que tomó parte su esposa- y a sus no siempre fáciles relaciones con el Senado.
En una ocasión, según cuenta Juvenal, Domiciano convocó por el procedimiento de urgencia a los senadores miembros del Consejo Imperial. Unico punto del orden del día: qué hacer con un rodaballo de tamaño insólito, enorme, que un pescador había regalado a la mesa imperial.
Aclaremos que, por aquel entonces, las costas italianas bullían de inspectores -espías, diríamos mejor- que corrían a denunciar a quienquiera que hubiese pescado algo realmente excepcional y no lo regalase inmediatamente al emperador. El pescador de ese rodaballo, capturado cerca de Ancona, sabía que la mejor manera de evitarse problemas era donarlo a Domiciano. Y así lo hizo.
Y el emperador se encontró con un problema: en todas las cocinas imperiales no había ningún cacharro capaz de albergar a semejante pescado; no había dónde cocinarlo. Para solucionar esa importantísima cuestión fue para lo que recabó la opinión de los asustados senadores.
Hubo varias opiniones, pero al final se impuso, frente a la de quienes sugerían simplemente trocear el bicho, la de un senador conocido como buen gastrónomo, llamado Montano, que razonó que la excepcionalidad del pescado lo hacía acreedor a que se construyese un recipiente -una besuguera, o turbotera, que diría Angel Muro, descomunal- en el que el rodaballo pudiera ser cocinado en todo su esplendor. Tuvo suerte Montano: Domiciano estuvo de acuerdo.
Ahora no son los senadores quienes deben tener suerte, sino Clinton; después de todo, Domiciano fue quien convocó al Senado, y aquí no ha sido exactamente así. Pero, en cualquier caso, uno siempre había pensado que, aunque el Congreso de Viena acuñó la frase de el Congreso se divierte, el Senado del país más poderoso de la tierra, llámese Roma o los Estados Unidos, tenía cosas mucho más importantes de qué ocuparse que de las canas al aire de un presidente... o del rodaballo de un emperador.
Por cierto: es una lástima que Juvenal no nos cuente cómo se cocinó al final el rodaballo. Yo lo hubiera puesto al horno, tal cual.- EFE cah.as



  0 COMENTARIOS




SÍGUENOS
          
SUBSCRÍBETE





AFUEGOLENTO EMPLEO

AUTOR DESTACADO

   

Albert Adrià

Redes sociales: https://www.instagram.com/enigma_albertadria/ https://www.instagram.com/albertadriaprojects/

3 recetas publicadas

Ver blog del autor














Desde 1996, el magazine gastronómico en internet.


© 1996 - 2024. 29 años. Todos los derechos reservados.
SUBSCRÍBETE

Recibe las novedades de A Fuego Lento


SÍGUENOS