EL GRAN CAMBIO: reducción a TRES DÍAS Y MEDIO DE TRABAJO
Nuevos horarios de apertura:
Los responsables del restaurante Amelia han tomado la determinación de abrir
únicamente sus puertas durante tres días y medio a la semana. El nuevo horario de
apertura será el siguiente:
Miércoles, de 19:30 a 22:30 horas.
Jueves a sábado, de 13:00 a 15:00 y de 19:30 a 22:30 horas.
Por qué se toma esta decisión:
Lo cierto es que en muchas ocasiones la filosofía de trabajo y de vida aplicadas en el
día a día del restaurante (trabajo con proveedores, manejo y gestión de los productos
para la sostenibilidad ecológica, etcétera) no es lo más sorprendente o impresionante
que cabría imaginar por todo aquel que alguna vez ha soñado con dedicarse a la
hostelería. En ese sentido, lo que sería realmente increíble es disponer de más tiempo
para seguir creciendo, conociendo y mejorando el ambiente.
Las condiciones de nuestra industria no son ningún secreto, todos sabemos que hay
detrás de una hornalla: prácticas sin remuneración, jornadas extensas, estrés
psicológico, presión emocional en pos de la perfección, trato no muy agradable,
maneras motivacionales poco ortodoxas… No son excepciones las 15 horas diarias de
dedicación a algo que amamos; por buscar una satisfacción de nuestro huésped, a
veces se llega a trabajar nada menos que 85 horas a la semana. Es una norma general
en los restaurantes más ambiciosos.
La mayoría de las veces, ese horario viene justificado por razones económicas que
hacen necesario trabajar horas y horas para llegar a cumplir con el nivel de excelencia
que los huéspedes esperan y demandan, y la consecuencia no es otra que sobrevivir
obteniendo una mínima ganancia en un rubro, en un sector en el cual los márgenes
son extremadamente ajustados.
Sarna con gusto no pica, dice el refrán, y por ello muchos de nosotros asumimos que
“así es éste trabajo”, que siempre fue hecho de esta manera (sacrificando fiestas
familiares, Navidad, cumpleaños de allegados, etcétera) y por ello es nuestra cultura;
creo que vemos los sacrificios como signo de devoción y como un peaje emocional
inherente al hecho de formar parte de esta selecta tribu. Pero, para muchos, todo lo
referido ha tenido un alto costo en forma de depresión, agotamiento y hasta,
lamentablemente, divorcio, quedando en evidencia cuál es el alto precio de esta
profesión.
Cuando abrimos Amelia, decidimos ofrecer un horario no muy distinto al de los demás
restaurantes, repartido en cinco días de trabajo a la semana: dos para atender
mediodía y noche, y los otros tres para preparar únicamente servicio de cena. Pero
esta reflexión viene de atrás, de hace años, de mi antiguo restaurante (La Bottega, en
Ginebra, Suiza; galardonado con una estrella Michelin sólo cinco meses después de
su apertura), donde pasamos largas horas. Allí entrabamos a las 7:30 de la mañana y
permanecíamos hasta que se terminaba el día, para cumplir esa exigencia, esa
demanda de excelencia que todos anhelaban. Siempre me sentí muy afortunado, el
90% de mi personal siempre estuvo junto a mí, acompañándome, pero he
contemplado lo que hace esta profesión, he visto a gente no llegar, rendirse, no
querer seguir adelante.
Eso es lo que me ha llevado, desde ya hace un tiempo, a observar decisiones que han
tomado colegas para revalorizar nuestra profesión, para ofrecer mejores condiciones
y para contribuir, en suma, a que tengamos unas vidas más ‘normales’. La gente ama
su profesión, pero esas tensiones, esas largas jornadas y el afán de alcanzar y
mantener la referida perfección nos borran muchas veces la sonrisa, nos distancian e
incluso nos arrebatan aquello por lo cual tanto amamos esta profesión.
Objetivos del nuevo horario:
Espero que esta decisión ayude a transformarnos nuevamente en gente ‘normal’, en
personas que vuelven a sonreír y a dar todo por su profesión.
Soy consciente de que esta es una decisión que no se pueden permitir muchos
restaurantes, porque no es solamente una elección de vida, sino también una elección
de negocio; aquí es donde retomamos nuevamente la idea de sacrificio, pues para
nuestro restaurante la vuelta de tuerca significará, posiblemente, estar más
ajustados, aunque nos podremos permitir funcionar cubriendo los gastos, sin
especulaciones financieras, que permitan un mejor desarrollo de las personas que
toman parte en este negocio.
Con esta apuesta esperamos tener más tiempo para invertir en nosotros mismos (el
cual se recupera en términos de creatividad), para fomentar el crecimiento, ampliar
conocimiento y disfrutar aún más nuestra profesión. El deseo es, también, frenar o
paliar los grandes problemas que comenzamos a padecer en el gremio: falta de
personal capacitado, falta de estabilidad, condiciones laborables poco estimulantes
y bajo rendimiento de personas que, incluso entregadas a su pasión, frustran un
trabajo de calidad y, por extensión, un servicio acorde a los objetivos de quien lidera
una propuesta gastronómica de autor.
Para nosotros, recortar días laborales es la mejor solución; algunos de los grandes
restaurantes españoles están comenzando a tener dos turnos, pero nuestra realidad
es pequeña y tal solución no se antoja únicamente complicada, sino comercialmente
inviable. Por eso ésta que ahora adoptamos parece la mejor medida para aportar
aunque sólo sea un pequeño grano de arena a un gran cambio futuro, absolutamente
necesario.
Creemos que ésta reducción de las horas de trabajo es beneficiosa por varios
aspectos. Empleados más contentos: Aquellos trabajadores sometidos a un horario
reducido, tienden a utilizar su tiempo de manera más productiva, enfermándose
menos días al año, reduciendo el absentismo y trabajando más felices. En la
actualidad, hay personas que trabajan 14 horas al día, mientras hay gente que no
logra conseguir un trabajo. Una reducción en la jornada representaría una
herramienta útil para redistribuir la fuerza laboral.
Mejoras significativas en el bienestar: Trabajar menos horas daría más tiempo para
hacer “lo que uno quiere”, traduciéndose en una significativa reducción del estrés
cotidiano. Las relaciones humanas se desarrollan con el tiempo, algo que hoy escasea.
Si las personas tuviesen más tiempo libre, podrían conectar mejor con el resto, lo que
resultaría en relaciones y comunidades más saludables. En definitiva, creemos que
ésta medida estará cada vez más presente en los modelos de negocio del futuro. En
ello estamos porque querer es poder. Todo viaje, por largo que sea, empieza por un
solo paso.
Nuestra intención es garantizar un trabajo estable durante todo el año, no en función
de temporadas, porque ello garantiza un crecimiento siempre exponencial,
permitiendo de ese modo la innovación, el aprendizaje, etcétera.
Paulo Airaudo
Restaurante Amelia
Donostia, 1 de octubre de 2017
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |