El amor de Carmen hacia Manel arraigó aquel final de curso, se mantuvo latente el largo y aburrido verano de suspensos para Carmen, y volvió a despertar el nuevo septiembre, otoño de reencuentros, exámenes y pisos nuevos. Con la timidez y la inseguridad de un pinche de cocina que sustituye al cocinero, Carmen le propuso a Manel compartir aquel pequeño apartamento que con tanto trabajo como suerte había conseguido; bien situado y a precio de estudiante. Con poco esfuerzo Manel se vio disfrutando de la mejor habitación, buena comida y unos meses de fianza y todo a coste de un cariño fácil, bien agradecido.
Carmen bullía de impaciencia de ver la reacción de su compañero de apartamento ante sus nuevos platos, recetas vegetarianas ensayadas con paciencia las siestas de aquel más largo verano. Con ese exceso de emoción Carmen se marcó la prueba, a manera de promesa infantil, de no repetir ningún día de la semana el mismo menú. Lunes quiche de cebolla, martes mousse de calabacín, miércoles, musaca vegetal, jueves paella, como es tradición en su tierra, viernes la novedad del cus-cus, sábado la segura escalibada, domingo el harakiri del suflé. Aquellos esfuerzos y progresos no se encontraban con la respuesta en ternura deseada por Carmen, pero en cambio, le llevó a, en días más atrevidos de rabia, descubrir nuevos sabores no escritos en sus trabajados y algo sucios libros de cocina, como aquel día que confundió las escamas de patata con el coco rallado y salió una crema que, para un interno y nuevo regocijo, sólo le gustó a ella.
Internamente la bautizó como crema de la lejanía, y no sólo por su gusto algo oriental.
Asamos las berenjenas y, una vez frías, les quitamos la piel y las pasamos por el pasapurés. En el caldo corto hervimos la ralladura de coco. Añadimos el puré de berenjenas y salpimentamos. Añadimos el cilantro en el momento de servir.
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr