Eduardo Suárez Del Real Me encanta la gastronomia y escribir cuentos
Digamos que esto no es ciencia-ficción. Y que para no ofender a nadie ?que es lo que intento- no voy a concretar en dónde vivo. Me resisto a creer que puede ocurrir en todas partes. Aquí sucedió de esta manera:
En febrero de 2001, un restaurante puntero de la capital realizó sus primeras Jornadas del Foie: una colorida sinfonía de hígado que resonaba en el paladar desde los entrantes hasta los postres. Fue una experiencia lúdrica que el público supo apreciar y a la que respondió con una asistencia masiva.
En febrero de 2002, llegaron las segundas Jornadas del Foie con un amplio menú de creación propia. Digna evolución de las primeras. Pero, para el restaurante, ya no fueron lo mismo. Motivo: en la misma ciudad, dos restaurantes más programaron sus primeras Jornadas del Foie... exactamente en las mismas fechas. Hay una agravante cuando este hecho se produce en ciudades que no superan el millón de habitantes.
El Señor que introdujo en el calendario gastronómico de la ciudad las Jornadas de Foie, se puede sentir satisfecho: a las malas ideas no les nacen imitadores... Pero también se siente defraudado.
En puridad, imitar no es malo (es la base del aprendizaje), pero cuando se mueve en el terreno del libre mercado, hay que saber hacerlo con caballerosidad y con ética. Para algo la libertad es un don y una responsabilidad.
Si la competitividad se ve como un diálogo de torpedos para hundir al enemigo o para romper el mercado, la estrategia de los otros dos restaurantes fue la correcta. Pero si se tiene un concepto más elevado y enriquecedor de lo que es la competencia, una llamada oportuna o, simplemente, indagar las fechas de las otras Jornadas para no coincidir con ellas, hubiera sido lo correcto.
Si no hay un código deontológico entre cocineros, tenemos que inventarlo. En cierta ocasión escuché a José Luis Coll decir que ?un país habrá llegado al máximo de su civismo, cuando en él se pueda celebrar un partido de fútbol sin árbitro?.
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr