Una Llama a Fuego Lento

Lejos de desaparecer,  como algunos –muy poquitos– maliciosamente vaticinaban, este magazín  digital gastronómico ha dado un sustancial e importante cambio acorde con los nuevos tiempos. Tanto sus contenidos como su nueva imagen han experimentado una serie de mejoras, si cabe, con respecto al formato anterior, que los cientos de miles de lectores fieles a este medio de comunicación van agradecer sobremanera.

Desde que saliera el primer número de esta revista allá por el 1996, año en el que eso de Internet a algunos nos sonaba a ciencia ficción, con escaso contenido, sí,  pero cargada de ilusión, tesón, entusiasmo…, con enormes ganas de trabajar en pro del mundo de la gastronomía, en su más amplio sentido del término, este medio ha luchado vehemente durante todos estos años con ahínco por un colectivo compuesto por hombres y mujeres dedicados en cuerpo y alma a los fogones, que siempre en silencio han trabajado, y trabajan, duro por situar a la culinaria española en esos niveles en los que actualmente se encuentran.  A Fuego Lento (AFL), con su legión de magníficos colaboradores, ha contribuido de manera importante a desterrar esa imagen un tanto infravalorada que de un tiempo a esta parte ha tenido injustamente el cocinero/a.

Es verdad que inmediatamente posterior –apoderándose de la idea o no– a la aparición de AFL salieron otros tantos portales dedicados a la gastronomía, pero muchos de éstos, por no decir la mayoría, se han ido quedando en el camino porque mantener una Web de estas características no es nada fácil,  por el gran esfuerzo que ello significa, además del importante costo económico que supone, siempre que estemos hablando de una página de prestigio como siempre ha sido, y es, AFL. Pues ésta, con el tiempo, el empeño y el gran esfuerzo, fundamentalmente pecuniario, de sus fundadores –Koldo Royo y Mercedes Palmer–  ha logrado, poco a poco, sin prisa, "a fuego lento",  transformarse en un auténtico medio de comunicación en soporte digital, que hoy por hoy se ha convertido por derecho propio en una de las más visitadas y leídas –por no decir la que más– del mundo en habla hispana. Y no lo digo yo, ahí están los datos. 

Por lo que AFL se erige en la referencia de actualidad gastronómica para los profesionales de la hostelería en particular y del turismo en general. Porque es el punto de encuentro de particulares y empresas amantes de la cocina, restaurantes, viajes, hoteles y todo cuanto rodea la buena cultura gastronómica.

Por eso,  apenas iniciarme en estos menesteres de la red de redes a principios de este nuevo milenio, cuando comenzó a funcionar para el resto de los mortales este maravilloso –a veces maldito en manos de algunos malditos–  descubrimiento, porque esto, llamado Internet, ya estaba inventado muchos años antes, cuando conocí el sensacional proyecto de mis buenos amigos Koldo Royo y Mercedes Palmer. Me uní a esta genial iniciativa aportando  mi  modesta colaboración. Y nunca me alegraré lo suficiente de haber tomado esta decisión porque, aparte de contribuir, a través de esta revista, con mi humilde aportación al fortalecimiento del arte culinario haciéndolo más transparente y objetivo,  he trabajado, y seguiré trabajando, con un maravilloso equipo de gente entusiasta enamorada de esta digna actividad como es la gastronomía.

Enhorabuena por esta iniciativa a Koldo y, principalmente, a Mercedes. Y permítaseme la licencia, de reconocer la gran labor que hace Conchi de Miguel, al frente de la redacción para que esta llama, que aunque siempre esté A Fuego Lento, nunca se apague.  
 

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