Redes Digitales:

Resumen: Este documento examina la convergencia entre las redes de información empresarial y las asociadas con los medios de comunicación digitales a la luz de la proposición de que las redes digitales representan el medio central de la globalización. Examina el nuevo paradigma de virtualidad de la organización empresarial asociado a los negocios digitalizados globalizados y lo interpreta a la luz de la teoría de la comunicación, basándose especialmente en el legado de Harold Innis.

Currículum vitae: Este artículo trata de la convergencia entre las redes de información en materia de negocios y las redes asociadas a los medios digitales, teniendo en cuenta la propuesta de que las redes digitales representen la voz central de la mundialización. El artículo examina el nuevo paradigma organizativo que permite un mundo virtualmente resultante de los negocios digitales mundiales, e interprète este paradigma al medio de las teorías en comunicación, se fundamenta particularmente en el patrimonio de Harold Innis.

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Cuando los estudiosos de la comunicación piensan en la convergencia, a menudo piensan en la radiodifusión, la publicación y otros medios de comunicación (Babe, 1996; Winseck, 1998), no en redes corporativas para la inversión y el cuidado de los negocios. Sin embargo, los acontecimientos en este ámbito merecen un análisis crítico por al menos dos razones. En primer lugar, con las redes digitales globales, la organización capitalista está entrando en una fase postindustrial de virtualidad y comunicación electrónica casi pura, en la que los bienes y servicios materiales se convierten en el epi-fenómeno de las relaciones continuas entre el cliente y el marketing. En segundo lugar, las corrientes de gestión corporativa y financiera asociadas con las redes de área extensa, las intranets y el lado empresarial de la autopista de la información convergen con las corrientes de cultura, consumo y ciudadanía asociadas con la World Wide Web, el universo de 500 canales e Internet. Este último podría consolidarse con el primero en un modelo empresarial de comunicación en el que el portador y el contenido no sólo se fusionan, sino que además son controlados por la oficina central como algo natural.

Lo que está en juego va mucho más allá de quién tiene acceso e incluso de quiénes son escuchados o silenciados en los espacios públicos y privados en evolución de las comunicaciones digitales. Estas redes digitales globales no sólo están colapsando las fronteras entre el portador y el contenido, entre la comunicación personal y la radiodifusión personalizada, entre el negocio de la cultura y la cultura de los negocios, entre la producción y el consumo, entre la esfera privada y la esfera pública, y entre los sectores previamente separados de recursos, manufactura, finanzas, educación, entretenimiento, etcétera. Están alterando radicalmente la forma en que la sociedad está organizada y gestionada en el espacio y el tiempo. En el proceso, están introduciendo profundos prejuicios sistémicos que influirán en la forma en que las personas pueden vivir y ganarse la vida, así como en cómo pueden organizarse y expresarse. En respuesta, la formulación de políticas de comunicación debe ir más allá de los actores tradicionales de la empresa privada regulada frente a la empresa pública e incluir una serie de instituciones, desde las bibliotecas y los sindicatos hasta los movimientos sociales e incluso los trabajadores autónomos. También debería estar abierto a formas más directas y participativas de toma de decisiones tanto a nivel global como a nivel micro.

En este escrito especulativo, expongo elementos de lo que considero un panorama más amplio de la convergencia, en particular los vínculos entre la convergencia y la globalización y la creciente importancia de la "virtualidad". Luego examino este cuadro a la luz de la teoría de la comunicación, en particular el legado de Harold Innis, e interpreto sus ideas a través de la lente interrelacionada de las estructuras y la expresión cultural. Mi esperanza aquí es destacar cuál es para mí la cuestión más urgente de nuestro tiempo: si las relaciones sociales de comunicación y representación y, dentro de ellas, las relaciones sociales de producción, distribución y consumo dentro de las redes digitales globales serán negociadas o impuestas. La manera en que se aborde esta cuestión, a su vez, informará a la pregunta aparentemente más amplia de quién controlará las infoestructuras mundiales.