Isasaweis: “he Hecho Dietas, Pero Son un Engañabobos; Es Malísismo para el Espíritu Y para la Salud”

Cinco años después, ha publicado ‘La cocina de Isasaweis. Belleza por dentro y por fuera’, un libro que recopila “100 recetas únicas” explicadas con su habitual sencillez y que ya va por la quinta edición. Con esa excusa hemos hablado con Isasaweis que hace tiempo que sobrepasó el concepto de “bloguera de belleza”, la de habla hispana más seguida en tan solo unos meses, para convertirse en una marca en sí misma.

¿Cómo comenzó una ingeniera informática reciclada en profesora en el mundo de los blogs de belleza?
Estaba de moda: las chicas hacían tutoriales de belleza y empecé con eso. Pero a mí en realidad me gustaba el maquillaje nivel “cómo arreglarse en casa”. Hay otras chicas que son unas virtuosas de eso; yo soy de truquitos, de “ven que te enseño un truco para las pestañas” o un look rápido para tener buen aspecto en cinco minutos.

¿Y cómo diste el salto de los consejos de belleza a las recetas de cocina?
Es que la belleza no ha sido nunca ni mi pasión ni he tenido grandes conocimientos. Y un día, en uno de los vídeos, confesé que a mí lo que me encantaba era la cocina. La gente me dijo que me animara y probé. Pero fue muy rápido: empecé con los vídeos de belleza en  noviembre y a los cuatro meses estaba haciendo vídeos de cocina.

Bloguera de belleza… ¿Te molesta lo de bloguera, el término? ¿Youtuber? ¿O cómo te definirías?
Soy bloguera porque tengo un blog y soy youtuber porque tengo un canal de youtube… Está de moda poner términos: bloguero, gurú de… Lo que pasa es que yo no me considero gurú de nada porque al final mi canal es un poco de todo, al final es Isasaweis, soy yo.

Eso te iba a decir, Isasaweis se ha convertido en una marca, ¿cómo lo has hecho?
Es una marca, pero es que es como soy yo. Mira, yo trabajaba en El Corte Inglés y era conocida por tener siempre un truco para todo, para cualquier cosa… Eso es lo que me caracteriza. A mí lo que me gusta es comunicar, sentarme a hablar. Por eso, estudié Ingeniería Informática pero rápidamente me decanté por la docencia, que es lo que me gusta. Y mi blog ha acabado siendo un sitio donde me siento y explico una receta, cuento experiencias sobre la maternidad…

Lo de que somos lo que comemos está hoy más de moda que nunca, ¿cómo repercute la dieta en la apariencia, más allá de los kilos?
Me gusta que hagas esa acotación, porque creo que es la clave. Hay gente que tiene un aspecto muy saludable sin estar delgada, que la ves y piensas “mira, parece que viene del campo”, que tiene buena cara. Y hay gente que está delgada pero no se ve sana. Es bueno remarcarlo. Creo que hay dos cosas que influyen en ese aspecto. Una es la tranquilidad, la felicidad interior que se nota en la mirada de una persona, aunque suene a tópico. La otra es la alimentación, que es fundamental. Yo soy muy fan de la buena alimentación: hay que comer verduras y frutas, cereales; nada de prohibirse alimentos pero tampoco meter porquería. ¡Es nuestro cuerpo!

Supongo entonces que no estás muy a favor de las dietas…
Yo he hecho dietas, como casi todo el mundo, casi todas hace años, cuando era más joven. Pero al final queda comprobado que sólo conllevan cosas negativas: te pones de mal humor; te apetecen alimentos que tienes prohibidos y en cuanto la dejas recuperas lo perdido, es frustrante… Son un engañabobos; es malísismo para el espíritu, para la salud y para todo. Al final, como siempre se dice, se trata de aprender a comer. De vez en cuando hay que meterle alguna porquería, no pasa nada, tampoco es bueno meterlo en una burbuja y que esté sobreprotegido. Yo como de manera sana y equilibrada, que no escasa, porque soy de buen comer.

¿Dónde aprendiste a cocinar? ¿Viene de casa o ha sido culpa de los canales de cocina?
Bueno, mi madre, mi abuela, mis tías, me dieron unas bases. Pero la verdad es que cuando me independicé no sabía hacer casi nada. Recuerdo que uno de los primeros guisos que quise hacer fueron unos garbanzos y los tuve horas y horas al fuego y seguían como piedras. Yo decía, “pues estos los ablando yo…”. Al final nos los comimos pero muy duros. Así que he ido aprendiendo porque a todo lo que te gusta mucho le echas todo el tiempo que haga falta y la práctica hace el saber, no hay otra. Luego he seguido mejorando con libros, internet, programas… Y sigo: el otro día le pedí a mi madre que me mandara por whatsapp un audio con una receta que no recordaba.

¿En casa cocinas tú?
Normalmente sí. A mi marido se le da muy bien y le gusta mucho innovar, pero él cuando se mete en la cocina es para empezar a probar, así que en el día a día cocino yo.

¿Y eres de las que les gusta cocinar tranquilamente, con copita de vino y música o vas a todo trapo?
¡Qué va! Nunca he entendido la imagen esa de las películas de llegar a casa ponerse una copa de vino y empezar a preparar el pollo. Yo cocino a salto de mata, con lo primero que pillo en el congelador. Otra cosa es que de vez en cuando quieras pasarte la tarde cocinando algo especial o probando algo. Entonces suelo cocinar con mi marido y echamos horas juntos en la cocina.

¿Qué tal comen tus dos niños?
Pues he tenido mucha suerte, soy muy buenos comedores los dos. El mayor, que va a hacer ahora cuatro años, come de todo. No sé si influyó que cuando estaba embarazada seguía con mi alimentación normal, muy variada, con muchas verduras, pescado… y dicen que eso ayuda a que luego no rechacen nuevos alimentos. O también puede ser que en mi casa siempre han comido lo mismo que los mayores y allí no se monta ningún drama: si alguna vez no le gusta lo que hay o no quiere comerlo no pasa nada, “vete a jugar, majo, pero no voy a cocinar otra cosa”. Claro que hay que tener paciencia porque son niños; a veces tengo que recurrir a los cochecitos y entretenerle, tratar de liarlo. Pero siempre han comido lo mismo que los mayores, tanto en una boda como en los restaurantes, el mismo menú.

¿Salís mucho a comer a restaurantes?
Si fuera por mi marido comeríamos todos los días fuera, no creo que haya un placer mayor para él. Solemos ir de vez en cuando, el fin de semana… En verano salimos más; aquí en Asturias la gente sale a los merenderos en cuanto hay un rayo de sol.

¿Y se puede comer fuera y sano?
Pues yo creo que sí, aunque no lo busco. Hace años sí, cuando llegaba a un restaurante cogía la carta y buscaba platos sanos. Ahora no me preocupa, voy a por lo que más me apetezca. La suerte es que me encantan las ensaladas, en mi mesa siempre hay una.

¿Nos recomiendas un restaurante? Alguno de tus favoritos en Madrid y en Gijón...
Siempre que voy a Madrid aprovecho para ir a algún japonés, me encantan y hasta hace un par de años en Gijón no había ninguno. Hace poco nos llevó una amiga a uno muy típico, 'Naomi', nada masificado, muy auténtico. En Gijón me da pena citar alguno porque hay tantos y se come tan tan bien. Siempre que vienen amigos de fuera coinciden en lo bien y contundente que se come en Asturias y lo amables que son los camareros, te tratan como amigos.

La verdad es que la gastronomía de Asturias da para un libro aparte. ¿Te atreves a recomendar un menú regional (y que no incluya fabes ni cachopo)?
(Risas) ¿Sin cachopo? A ver, lo difícil es elegir. Empezaríamos con un pastel de cabracho, un pescado de roca que en Asturias está en todos los restaurantes. Se toma frío, con nata, una salsa rosa y pan tostado. De segundo, unos chipironinos afogaos, que van rehogados y se sirven en una cazuela. Y de postre, ¿me dejas arroz con leche?

Permitido. ¿Qué plato te recuerda a tu infancia?
Por ejemplo, las torrijas de mi abuela. Mi abuelita vivía con nosotros y recuerdo llegar del colegio y tener allí sus torrijas, cantidades enormes. Pero no son como las que se ven por ahí, como picatostes que se rebozan en aceite, se pasan por azúcar y canela y se sirven secas. Ella las bañaba en leche, las freía y después les hacía un almíbar de vino blanco, no muy azucarado, lo reducía y se dejaba enfriar para comerlas al día siguiente. Aunque no solíamos esperar y se acababan aún calientes.

¿Qué opinas de la moda de los programas de cocina?
Pues me parece genial porque a mí me encanta la cocina así que me los trago todos. Recuerdo que empecé con 'Top Chef', el americano; nos los descargábamos mi marido y yo y los veíamos seguidos, como una serie. 'Master Chef' no lo seguía al principio, porque tampoco veo mucho la tele, no tengo tiempo, pero me lo encontré zapeando y lo dejé, porque siempre se aprende algo. De hecho en mi casa está todo el día puesto el Canal Cocina, de fondo.

¿Qué te parece otro boom, el de los foodies, el brunch, la cocina de vanguardia…? ¿Modernidad o cocina tradicional?
A mí me gusta la cocina tradicional. De la cocina de vanguardia también se disfruta pero lo que no me gusta es que se rían de nosotros, el restaurante ese al que vas y te ponen una cosita diminuta en un plato. Acabo de formar parte del jurado del concurso de pinchos de Asturias, en el que participaron 160 pinchos y tuve la suerte de probar los 15 finalistas. Es una maravilla, notas las texturas, los sabores, todo el trabajo que hay detrás de cada idea… Eso sí me gusta.

Pero en tu cocina tiras por la tradicional.
Normalmente sí. A veces organizo cenas de pinchos con mi familia: preparo 15 o 20 pinchos y ellos votan. Es muy divertido y puedes hacer cualquier cosa que se te ocurra para sorprender. Hice una gelatina de pimientos al horno, la corté en tiras finas y la usé como si fuera celofán rojo. Otro día hice tigres, cuando se enfriaron separé la masa de la cáscara y los bañé en una tempura negra; en la cena hice que me comía el mejillón con cáscara… Para cosas así sí que me gusta probar.

¿Quién te inspira en la cocina?, ¿algún cocinero de referencia de los que muchos que destacan actualmente?
Pues Darío Barrio me gustaba mucho, me suscitaba mucho cariño por su forma de ser. Le conocí de muy jovencito y le tenía mucho cariño. También me gusta mucho Arguiñano porque le ves cocinar, te enseña un plato con una pinta genial y luego dices: “¡pero si me ha hecho un filete de pollo con patatas!”. Pero lo presenta tan bien que hace geniales platos súper sencillos.

¿Qué te parece la dieta vegana o vegetariana?
La verdad es que no me atrevo a opinar mucho porque no practico esos tipos de alimentación, aunque entiendo los porqués. Sí que me gusta de vez en cuando retirar algunos alimentos; por ejemplo, estuve un tiempo sin probar leche porque mi marido tiene problemas respiratorios y decidimos ver cómo nos iba, pero no notamos nada y volvimos.

Lo que sí reconozco es que estos estilos de alimentación, vegetarianos y veganos, al retirar de su alimentación todo lo de origen animal, incluyen en sus recetas muchos alimentos que tenemos olvidados como el trigo bulgur, el mijo, la quinoa, que son cereales desconocidos, parecen comida para pájaros pero son súper ricos, igual que la pasta integral, que es más sabrosa que la normal. De todas formas, yo no suelo comer carnes muy grasas, ni embutidos… Me gusta comer lo más natural posible, alimentos lo menos procesados.

Para terminar, ¿podrías elegir un menú, con su primero, segundo y postre, entre las recetas de tu libro?

Entrantes: Antes del primero metería unos aperitivos, que hay gente que come mucho. Pondría mis tres favoritos: los bombones de jamón, unos canapés de queso con pimientos caramelizados y espárragos trigueros envueltos en pañuelos de pan horneados.

Primero: Después mi ensalada favorita, me encanta, siempre la pongo: tomate con queso de cabra tierno, nueces y mi aliño especial, con aceite de oliva, vinagre, mostaza, tomillo y azúcar.

Segundo: De plato principal te diría la lasaña de carne a la boloñesa, pero con lo que ya llevamos va a ser demasiado contundente, así que pechugas de pollo en escabeche de naranja y romero, que es delicioso y facilísimo. Mira, a mi suegra, que odia la cocina y te la ganas cocinándole, desde que le enseñé esta receta la hace un montón porque es muy fácil y exquisita, quedas genial si le haces este plato a alguien.

Postre: Un tiramisú. Mi receta es muy muy fácil, se hace en diez minutos y es de esos postres que le gustan a todo el mundo.