<< blog anterior | | blogs | | siguiente blog >>
Hacía años que no visitaba Londres... Creo que cuando pasan más de dos décadas desde que no has estado en un sitio la memoria se va apagando y hay que volver en cuanto se tenga ocasión.
El motivo de este último viaje fue conocer una de las más antiguas destilerías de Inglaterra que está en Plymouth y donde se elabora una de las ginebras más antiguas del mundo: Plymouth Gin, y la única con denominación de origen.
La destilería tiene tres gin. Una está hecha con parcharán, curioso ¿verdad? Y otro dato es que 1839 era la gin oficial de la marina inglesa.
Como el tren (desde Londres) lo cogíamos al día siguiente por la mañana pasamos la noche en la city, en el hotel Dukes Hotel, ubicado en la zona de Picadilly Circus, el corazón de la ciudad. Un hotel muy coqueto y lleno de atenciones. Tiene 90 habitaciones, todas ellas decoradas al estilo inglés, elegante y sobrio. En él trabajan 140 personas muy simpáticas. Se nota que hay un montón de españoles e italianos, jaja, pero bueno también hay ingleses ¿eh? Su simpatía nos acompañó desde el principio hasta el momento de despedida.
Sus desayunos son espléndidos, en un comedor cuco y con un servicio de los que te gustaría volver a encontrar
Su restaurante es uno de los más interesantes de la ciudad con el chef Nigel Mendham. Sus menús van de 26 a 60 euros, sin vino. Pero si no pensáis quedaros a cenar, podéis optar por, antes o después, tomar un cóctel en su bar porque es una de las mejores coctelerías de Londres y donde me dio por reflexionar mientras su barman nos hacía un Dry Martini sin vaso batidor, directo. Luego os digo por qué y os doy la fórmula.
Estuve de visita en el centro comercial Fortnum & Mason que data del 1707 y que impresiona por todas y cada una de sus plantas así como por su variedad de producto. Si te gusta la gastronomía no te lo pierdas. Tampoco te pierdas, aunque entres sólo a mirar, La Casa del caviar que está a 100 metros en esquina con el Hotel Rich. Muy interesante, si puedes entra y toma una copa de vino, y disfrutarás.
Como al salir de ahí se estaba haciendo tarde fui directamente a cenar con el grupo a The Punchbowl
Su chef, joven y exquisito, es Christopher Meollos. Un clásico bar - cervecería - restaurante de Londres donde me pude tomar mi primera pinta. Esto es obligado, o por lo menos media. Ahí cenamos y todo estaba muy bueno. Un lugar informal, sobre todo de precios... jejeje. Un solomillo con foie de 36 euros (estaba muy bueno, eso es verdad) con salsa de vino tinto, espinacas salteadas y patatas a la crema. Antes, ensalada de alcachofas con cogollos y cremas de queso por 13 euros. Como veis estar en el centro e ir donde Churchill tomaba sus copas y cenaba no es barato pero merece la visita porque el ambiente es muy inglés y relajado.
Después, vuelta al hotel y un buen gin tonic y tertulia entre amigos.
Por la mañana, a la estación camino de Plymouth. El viaje en tren fue de tres horas y como el tiempo acompañaba pude disfrutar de ver las campiñas inglesas llenas de corderos y vacas y de su arquitectura. Al llegar nos recogieron y fuimos a dar un pequeño paseo por las cercanías de la destilería Black Friars (1793) que está muy cerca del puerto, un puerto desde el que salieron los primeros colonos hacia América y que durante años fue salida directa a esas lejanas tierras.
Estuvimos comiendo por la zona en un clásico local de pescado, muy diferente a los españoles. Yo comí gambas empanadas, ensalada y acompañadas de patatas fritas y salsa bearnesa. Mis acompañantes tomaron pescado (bacalao) rebozado, lenguado a la plancha, etc., y salimos oliendo a pescador, jaja, ¡suele pasar! De ahí fuimos andando hasta la destilería y nos encontrarnos con la historia del lugar: la ginebra.
Un dato muy curioso: en el libro del jefe de bares del Savoy, en su recetario de cócteles, ofrecía más de 30 cócteles con esta marca.
Sabed que esto es importante y aunque en muchos casos en las fórmulas de coctelería se omiten las marcas: esto es un error, pues cada gin u otro destilado tiene su fórmula y notas diferenciales por eso en los buenos libros de coctelería aparece el nombre de la marca
Bueno, esta gin se hace en un alambique que data de 1793 y que aguantó el bombardeo de la aviación alemana durante la guerra, con el que casi se cargaron la mitad del edificio
Por la tarde aprendimos a hacer una gin en pequeños y caseros alambiques donde cada uno ponía a destilar sus selecciones de hierbas y especias, y antes con el maestro destilero Sean Harrison. ¡La mía me salió horrible…!
Luego subimos al bar dentro de la destilería, una preciosidad, y el embajador de Plymouth, Sebastian Harrison-Mudge, nos deleitó con unas clases de coctelería donde pude, en mi caso, recordar mis comienzos en la hostelería haciendo cócteles.
Después fuimos a descansar al hotel, para ir por la noche a cenar a Tanners Restaurant. Muy bueno, con cata de gin tónic incluida.
Al día siguiente, muy temprano, fuimos a ver la presa Burrator Reservoir y conocer el agua de la que se nutre la destilería. Ellos aseguran que sin esta agua su gin no sería la misma. Este lugar es idílico y allí tomamos un té con una sabrosona bollería inglesa con sus mermeladas y mantequillas... Bueno, ¿entendéis ahora por qué no adelgazo ni a tiros?
Y vuelta para casa. También tengo que ser agradecido, y ya que llega Navidad, si alguno de vosotros queréis hacer un regalo divertido ¿por qué no una gin? Pensadlo, a quien le gusta le puede encantar un regalo así.
Me despido con dos recetas para hacer un buen pescado frito rebozado con salsa bearnesa.
Soldaditos de pavía es una de las modalidades más españolas de tomar un pescado rebozado. ¿Por qué el nombre de este plato? Porque el color de la fritura recordaba al color del uniforme de los soldados.
Soldaditos de pavía
Para la masa de levadura:
250 g harina
1/4 l agua
1/2 dl aceite
10 g levadura prensada
sal y pimienta
Mezclar primero harina, levadura, sal y pimienta. Luego en el centro hacer un volcán, añadir el aceite y luego poco a poco el agua. Dejar reposar tapada y luego ya estará lista.
Para el majado:
4 dientes de ajo
4 cs de perejil
1 cc de azafrán
1 zumo de limón
8 cs de agua fría
Sencillamente se ponen en el mortero los ajos, el chorro de limón, las ramas de perejil y las hebras de azafrán hasta que quede una masa homogénea. Se disuelve con el agua fría a punto de sal. Se deja macerar unas horas.
Los soldaditos de pavía son unas tiras o briznas de bacalao aliñadas y bañadas en pasta de freír a la levadura, y fritos formando un pequeño chusco. Se hace el bacalao en tiras de tres o cuatros centímetros de largas y delgadas de la parte del lomo. Se ponen en vasija y se le añade el majado. Después se pasan por la masa y se van haciendo poco a poco a la fritura hasta que queden con un bonito color. Serviremos en este caso acompañados de la salsa bearnesa.
Salsa bearnesa
Ingredientes
200 g de mantequilla diluida
2 yemas de huevo
100 ml de vinagre de vino
4 cs de agua
3 cs de chalota picada
Pimienta negra molida
1 cs perejil
1 cs de estragón picado
Sal
Preparación
En una cazuela ponemos el vinagre, la chalota y la pimienta. Se pone al fuego y cuando hierva se deja evaporar, casi seca.
Se retira del fuego y se deja enfriar 5 minutos. Se añaden las yemas y se empieza a batir. Se añade poco a poco el agua y se pone al baño María. Seguimos trabajando cuando empieza a ponerse cremosa las yemas empezamos a echar poco a poco la mantequilla. Cuando acabamos de mezclar añadimos el estragón y el perejil, y ponemos a punto de sal. A continuación se puede tener en un baño María para que se conserve.
Esta salsa es muy buena para pescados y carnes
<< koldo royo anterior | | blog koldo royo | | siguiente koldo royo >>
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |