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¡gracias Australia!


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Miguel Lobato
Trotamundo incansable, chef, aventurero y amante de cualquier libro que tenga algo que contar.



Recién finalizados los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, serán recordados por muchos motivos, por ejemplo, por ser los últimos del milenio, los mejores de la historia, los juegos de verano con temperaturas más frías, los más ecológicos o los juegos en los que dijo su adiós nuestro entrañable y querido Juan Antonio Samaranch; y un innumerable sinfín de razones que podrían ser añadidas a esta lista.


Pero quizá lo que más ha sorprendido al mundo entero es ver cómo este inmenso país en kilómetros cuadrados, aunque con muy reducida población (escasos 19 millones de habitantes), ha conseguido un elevado éxito olímpico cosechando gran cantidad de medallas. Detalle que demuestra el buen nivel deportivo adquirido por los australianos.

Y todo ello tiene su explicación...

En primer lugar, todas las ciudades y pueblos de Australia (grandes o pequeños) disponen de unas instalaciones deportivas de gran nivel, y son mantenidas muy ejemplarmente. Y no sólo me refiero a explanadas donde poder trotar o jugar a la pelota, también poseen piscinas de dimensiones olímpicas y gimnasios con equipos de primera calidad.

En segundo lugar, el gobierno australiano, siempre apoyado por los gobiernos regionales, ponen al alcance de los niños desde muy temprana edad gran cantidad de recursos dedicados a actividades deportivas. Facilita un gran número de instructores profesionales y organiza actividades deportivo-culturales de todo tipo con una frecuencia casi semanal.
Los grandes deportistas de élite, jóvenes o mayores, siempre están unidos a este vibrante proyecto. A ellos, los verdaderos héroes de los ?peques?, se les puede ver siempre en colegios o en cualquier rincón de la ciudad incentivando y captando a estos jóvenes que, aún sin ellos saberlo, serán los futuros encargados de llenar los hogares australianos de medallas olímpicas.

Y en tercer lugar, y para mí la razón más importante de todo este éxito, es la gran importancia que desde guarderías hasta universidades se le da una sana y correcta alimentación.

Para conseguir una dieta equilibrada debemos de consumir los alimentos necesarios que nos den un estado nutricional óptimo y la única forma de conseguirlo es:


1° Aportando una cantidad de nutrientes energéticos que sean suficientes para que podamos llevar a cabo los procesos metabólicos y el trabajo físico que nuestras actividades requieren. Si los nutrientes consumidos son menores de lo requerido sufriremos carencias y trastornos que pueden llegar a ser peligrosos. Si, por el contrario, los nutrientes son mayores de lo exigido, podremos llegar a sufrir de obesidad.


2° Suministrar a nuestro organismo nutrientes con funciones plásticas y reguladoras (proteínas, minerales y vitaminas).


3° Que las cantidades de cada uno de los nutrientes estén equilibradas entre sí. Tanto el exceso de unas como la carencia de otras acarrearía unas deficiencias nutricionales importantes.

Actualmente la dieta mediterránea es el ejemplo a seguir por todo el mundo que, de forma profesional o popular, se preocupa por una sana y correcta alimentación. En la dieta mediterránea se emplean mejor las grasas debido principalmente al consumo de aceite de oliva. En ella se utilizan gran cantidad de pastas, verduras y frutas. También consuminos deliciosas legumbres, como las lentejas, garbanzos y alubias. El pescado se utiliza con la misma o más frecuencia que la carne. Esta gran combinación de alimentos es la dieta, que por su equilibrio y valor nutricional, más garantías de salud aporta a nuestro organismo.

Si observamos con detenimiento los almuerzos que la mayoría de los escolares llevan diariamente al colegio en sus habituales ?lunch boxes? veremos con satisfacción que todo lo explicado anteriormente forma parte de la vida cotidiana de cada niño australiano. Si a ésto le añadimos el gran beneficio de todas las actividades deportivas que se desarrollan en este país y mencionadas al principio, nos será mucho más fácil comprender esta exitosa calidad olímpica que no ha pasado desapercibida para los ojos del mundo entero.

Por todo ello quiero darle las gracias a esta sociedad australiana que pone un importante granito de arena para que todos podamos ser cada día un poquito más saludables.




¡¡¡¡¡¡AUSSIE, AUSSIE, AUSSIE . . . OY, OY, OY. . . AUSSIE, OY!!!!!!


PERTH, OCTUBRE 2000



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