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Ya hemos desplegado la hamaca, abierto la sombrilla y extendido la toalla.

Recetas Fresquitas



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Tatiana Suarez Losada
La cocina me apasiona desde pequeña y desde entonces no he dejado de aprender


vereis que ricas estas recetas fresquitas  Nos sumergimos en las ?lecturas de verano? y enseguida empezamos a experimentar el placer de sentir pasar las horas, sin reloj, dorando nuestra piel al sol o refrescándonos a la sombra. Conforme pasamos las hojas, nuestro cuerpo se relaja, se afloja la tensión acumulada y respiramos más profundamente, oxigenando nuestro organismo con aromas marinos o campestres, de algas o de tomillo en flor, y todo ello nos proporciona un apacible bienestar.

Pero... el espíritu cocineril nunca duerme, acecha agazapado y espera cualquier descuido para saltar sobre nosotros y susurrarnos e insinuarnos platos jugosos y estimulantes que encienden nuestro deseo. La tentación es fuerte, pero... estamos cansados, hace calor, ¡qué pereza encender el fuego y manchar cacharros! No hay nada que temer, he aquí algunas sugerencias para sucumbir al encantamiento sin grandes esfuerzos ni descalabros en el fregadero. En cambio, los resultados serán espectaculares, familiares y amigos quedarán prendados de nuestra pericia y de los manjares salidos de nuestras manos. Así que ¡manos a la obra y feliz verano a todos!

Fotografía del libro
Té al sol
Será el compañero perfecto de nuestros ratos de lectura, de aperitivos y de noches estrelladas. Lo que más destaca en este delicioso refresco es lo curiosa que resulta su elaboración, es algo diferente a lo habitual, original y divertido. Basta con tener una ventana, un balcón, una terraza o un pequeño jardín y sol, mucho sol. Todo lo demás vendrá solo.

Para elaborarlo, ver mi artículo ?El Verano? del año pasado:
https://www.afuegolento.com/noticias/20/firmas/tatiana/653/


Helado de pimientos del piquillo
¿Por qué no un helado salado? Hace ya algún tiempo que vengo probando las especialidades de alguno de nuestros ?monstruos? de la cocina, como los helados de cebolla y de jamón de Pedro Subijana (Restaurante Akelarre), y los encuentro muy apropiados para acompañar platos cuyos componentes gozan de una feliz combinación y un logradísimo contraste de texturas y temperaturas.
Así que me propuse hacer algo al respecto y ahora comparto con los lectores de ?mi rincón? mi último experimento, que ha obtenido el visto bueno de mi familia y amigos cercanos (mis críticos más exigentes) y de los alumnos del curso de Helados y Postres Fríos que he impartido recientemente. Lo sirvo en forma de pequeña bola o ?quenelle?, generalmente con una ensalada templada de bacalao que acompaño de un hilo de ?tapenade?. También lo ofrezco a mis invitados a modo de aperitivo en pequeñas copas.

1 lata o frasco de pimientos del piquillo (puede ser en trozos o en tiras), 1 pizca de azúcar, 200 c.c. de nata líquida para montar, sal y pimienta negra recién molida.

1) Triturar los pimientos con el azúcar hasta conseguir un puré liso y reservar. Si estuviera demasiado ácido, añadir un poco más de azúcar. Montar la nata con una pizca de sal y pimienta y mezclarla suavemente con el puré de piquillos.

2) Poner en la heladera durante 20-25 minutos o hasta que adquiera la consistencia adecuada. A falta de heladera, poner la mezcla en un recipiente rígido con tapa y meter en el congelador durante 1 hora. Al cabo de este tiempo, batir con un tenedor o con un batidor de varillas para romper los cristales que habrán empezado a formarse y meter de nuevo en el congelador. Repetir la operación dos veces más.

3) Para servir, formar bolas pequeñas o ?quenelles?con ayuda de dos cucharitas.


Milhojas de piña y atún (Receta extraída de la revista Cuisine & Vins de France)
Este plato, fácil y rápido de hacer, refrescante y muy lucido, constituye un delicioso juego de contrastes de sabores y texturas y se presta perfectamente a un buffet o una fiesta en el jardín.

Ingredientes para 4 personas
1 piña fresca (o 1 lata de piña en almíbar), 1 lata de atún al natural de 200 g., 2 cucharadas soperas de salsa de tomate (o ketchup), mahonesa, unas gotas de Tabasco, unas ramitas de cebollino.

1) Pelar la piña, retirar la parte dura central y cortarla en rodajas finas (salen 12 rodajas aproximadamente). Si se utiliza piña de lata, cortar las rodajas por la mitad en sentido transversal con ayuda de un cuchillo muy afilado. Escurrir el atún, desmigarlo y mezclarlo con el cebollino picado muy fino.

2) Mezclar la mahonesa con la salsa de tomate o ketchup y añadir el Tabasco al gusto. Incorporar esta mezcla al atún y mezclar a fondo.

3) Poner una rodaja de piña en el centro de un plato y cubrir con parte de la mezcla de atún. Colocar otra rodaja de piña, cubrir nuevamente con atún y terminar con una rodaja de piña. Reservar en el frigorífico hasta el momento de servir.

NOTA: El atún se puede sustituir por palitos de cangrejo y también queda delicioso.bueno como vamos con estas recetas fresquitas 


Super-Sándwich
Este sándwich de tamaño natural nos esperará en el frigorífico a la vuelta de la playa, de la piscina o de una excursión por el campo. Resulta muy adecuado para un buffet o una fiesta de cumpleaños. El único inconveniente que presenta es que no se puede comer con la mano, a causa de la mahonesa, que impera en toda la receta, pero creo que merece la pena sacar platos y cubiertos, aunque sean de plástico...

Para un Super-Sándwich de 20 x 25 cm. aproximadamente

12 rebanandas de pan de molde, 4 huevos cocidos, 350 g. de palitos de cangrejo o de gambas o colas de langostino (o un poco de ambos), 1 tomate pequeño, unas hojas de lechuga, mahonesa hecha con 3 huevos, no muy espesa.

1) Cocer las gambas, escurrir y reservar. Cocer los huevos y mantenerlos en agua fría. Descongelar los palitos de cangrejo. Hacer la mahoensa y reservar en el frigorífico.
Quitar los bordes al pan de molde. Con estos bordes haremos un puding de pan algún día que haga malo (ver receta en mi artículo ?Cocinar con Restos?).

2) Cortar la lechuga en juliana muy fina y seguidamente picarla. Picar también los palitos de cangrejo (reservando unos cuantos para decorar), uno de los huevos y el tomate, previamente pelado. Poner todos estos ingredientes en un cuenco amplio y añadir un poco de mahonesa. Mezclar.

3) Preparar una fuente amplia o bandeja y cubrir el fondo con papel sulfurizado o papel de aluminio. Disponer una capa de 6 rebanadas de pan de molde y pintarlas con mahonesa, con ayuda de un pincel o de una cuchara o espátula. Cubrir con la mitad de la mezcla anterior y poner una rodaja de huevo cocido y unas gambas sobre cada rebanada de pan. Disponer otra capa de pan de molde, previamente pintada con mahonesa en la parte inferior. Cubrir con más mahonesa y repetir la operación con la mezcla restante y más rodajas de huevo y gambas. Disponer la última capa de pan de molde, pintada con mayonesa como la anterior, y cubrir con la mahonesa restante, dejando que caiga por toda la superficie e igualando con una espátula, como si fuera una tarta.

4) Decorar con los palitos reservados, enteros o troceados, rodajas de huevo y gambas. Reservar en el frigorífico hasta el momento de servir.

NOTA: Para el éxito de este plato, son imprescindibles los siguientes requisitos:
· el pan de molde debe ser lo más fresco, blando y esponjoso posible.
· debe prepararse con bastante antelación, para que el pan se empape con la mahonesa y todo el conjunto esté bien frío. De hecho, lo que sobra (cuando sobra algo), está mucho mejor por la noche o al día siguiente.
· también se puede utilizar atún al natural o en aceite o cualquier otro ingrediente de nuestro gusto, así como unas tiras de pimiento del piquillo y unos abanicos de pepinillo, aceitunas, etc. para decorar
· por último, ¡hay que olvidarse de las calorías!, aunque sea por una vez...


Granizado de vino tinto
No puede haber nada más fácil de hacer que un granizado, que precisamente ha de hacerse sin heladera, así que no hay pretextos, nadie se salva de hacerlo...
A diferencia de los helados y sorbetes, que deben consumirse enseguida para que su sabor no se altere en el congelador, este granizado puede durar todo el verano si lo hacemos en las cantidades adecuadas y si lo guardamos en un recipiente rígido con tapa. De esta manera, lo tendremos listo para saborearlo en cualquier momento, tanto como aperitivo, entre plato y plato o como postre, ¡y no digamos si queremos deslumbrar a nuestros invitados!
Esta receta es de P. Waynants, chef propietario del restaurante ?Comme Chez Soi? de Bruselas.

20 cl. de agua, 200 g. de azúcar, 1 botella de 75 cl. de buen vino tinto, el zumo de 1 limón, el zumo de 1 naranja, hojas de menta fresca.

1) Hervir el agua y el azúcar durante 3 minutos y dejar enfriar.

2) Mezclar el almíbar frío con el vino y los zumos colados. Poner la preparación en un recipiente plano, con poca altura, e introducirlo en el congelador.

3) A lo largo del día, remover la mezcla regularmente con un tenedor hasta que se cristalice.

4) Para servir, ?arañar? la superficie con un tenedor grande, para conseguir pequeñas partículas de granizado. Poner en copas pequeñas o vasitos, que habremos puesto a ?escarchar? en el congelador.
Presentar entre plato y plato de una buena comida, como aperitivo o como postre, decorado con una hojita de menta.


Cestita de melón con cerezas
Una de las frutas más refrescantes, deliciosas y apropiadas para el verano es un buen melón en su punto óptimo de maduración. Tanto en su variedad ?piel de sapo? como ?cantaloup?, se presta a numerosas preparaciones y, además, nos ofrece su propia cáscara como vehículo de su preciada y jugosa pulpa, debidamente preparada según nuestra inspiración.
Para realizar el postre que muestra la fotografía, basta con hacer una incisión a media altura y a ambos lados del melón, dejando una tira de 3-4 cm. aproximadamente, que se convertirá en el ?asa? de la cestita. Seguidamente eliminar las pepitas y vaciar la pulpa en forma de bolas con ayuda de un sacabocados. Rellenar el melón con las bolas, rociar si se desea con un poco de zumo de limón o un chorrito de Oporto y reservar en el frigorífico hasta el momento de servir. Como toque final, colgaremos unas cerezas a ambos lados de la cestita, a modo de pendientes, y recordaremos nuestros veranos infantiles. Hablando de veranos infantiles, ¿por qué no dejar secar las pepitas al sol y luego mordisquearlas, y enseñar el proceso a nuestros hijos? Seguro que no conocen ese tierno placer y encuentran una alternativa a las archiconocidas pipas de girasol...


Mi experiencia con las algarrobas
Hace cosa de 30 años, estando de vacaciones en las Baleares, pude contemplar por primera vez las algarrobas en sus árboles. Por aquel entonces, mi mundo culinario era aún más bien limitado y mi inquietud al respecto no era excesiva, me conformaba con batallar con los bizcochos, algunas salsas y otras técnicas que se me rebelaban y practicaba una y otra vez, inasequible al desaliento. Después vino la necesidad de ?ampliar repertorio?, experimentar y arriesgar. Así fue como llegó a mis manos un libro inglés de postres hechos a base de algarrobas, tanto en polvo como en forma de tabletas. Se mostraba como una alternativa al chocolate y se enumeraban sus múltiples cualidades: menor contenido en grasa y, por lo tanto, en colesterol, bajo poder calórico y alto contenido en fibra. Las recetas enseguida me cautivaron y se apoderó de mí el deseo de ponerlas en práctica y de probar un sabor nuevo. Pero no conseguía encontrar algarrobas por ninguna parte, hasta que una amiga me trajo del extranjero un paquete de algarrobas en polvo. Preparé un batido, lo más rápido y fácil de hacer, y quedé fascinada por su sabor. Pero lo más sorprendente fue que ?reconocí? el sabor, un sabor que traía a mi mente recuerdos lejanísimos, huidizos, casi inaprehensibles, ¿de mi más tierna infancia quizá? No lo sé, es algo que escapa a mi memoria. Pero las sensaciones están ahí, vivas y reales.
Recientemente he vuelto a viajar a las islas y he podido disfrutar de una relajada sobremesa debajo de un frondoso algarrobo que me tendía sus frutos, aún verdes, como largos dedos que quisieran acariciarme y recordarme que siempre estuvieron allí, esperando que yo los descubriera. Nunca es tarde para el placer.
Ahora ya sé que las algarrobas en polvo o en tableta e incluso en forma de deliciosas y crujientes galletas se pueden comprar en tiendas de productos dietéticos, y soy feliz. Fruto de mi última compra y posteriores experimentos es este helado que brindo al mundo mediterráneo, con mi agradecimiento por su aportación.


Helado de albarroba
400 c.c. de natillas, 2-3 cucharaditas de algarrobas en polvo, 100 c.c. de nata líquida para montar.

1) Al preparar las natillas, añadir las algarrobas en polvo a la mezcla de yemas y azúcar y posteriormente incorporar el conjunto a la leche a punto de hervir. Dejar enfriar y meter en el frigorífico.

2) Montar la nata con un poco de azúcar y mezclarla con la preparación anterior bien fría.

3) Poner en el heladera durante 20 minutos aproximadamente, o hasta que adquiera la consistencia adecuada. A falta de heladera, proceder como lo tengo explicado en otros helados.
 



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