La gran expectativa que se crea en un restaurante ante el menú que degusta la escritora y comentarista gastronómica Julianne (Julia Roberts), en la película La boda de mi mejor amigo, no se corresponde con todo lo que se nos narra a continuación, a no ser para comprobar que su gusto en gastronomía y su influencia sobre cocineros, chefs, maîtres y restauradores es infinitamente menor a su capacidad de seducir a un hombre, ese amigo que va a casarse no precisamente con ella. Ningún otro momento en el film nos muestra nada similar relacionado con el buen comer, con la restauración, a no ser la excepcional secuencia, tan transgresora, de la comida familiar prenupcial en la que el personaje de Rupert Everett, un editor por cierto, hace cantar a todo un restaurante el tema de Burt Bacharach I Say a Little Prayer. Sí que tiene su efecto seductor el saber gastronómico en una película que tiene a la gastronomía, en particular los pasteles, como uno de sus elementos básicos, y sobre la que volveré en otro artículo. Me refiero a la cena de celestinaje o cita medio a ciegas que Harry y Sally conciertan para facilitar el noviazgo a un amigo y una amiga respectivamente. El amigo Jess, escritor y articulista de prensa, oye mencionar, poco antes de pedir el menú, un frase respecto a los restaurantes: "Los restaurantes son para la gente de los 80s lo que los teatros para la gente de los 60s". La frase la pronuncia Mary, la amiga de Sally, y la ha escrito él, Jess. "Lo leí en una revista", confirma ella. Esto es suficiente para formar un pareja que llegará felizmente a casarse, y no precisamente en el emparejamiento previsto en la cita. No siempre les va también a los críticos gastronómicos. En un telefilm de la serie Hitchcock Presents, el titulado Menú del día, un influyente comentarista de prensa, en su búsqueda y chantajeo con el fin de lograr de una restauradora la receta de un pastel de carne, acaba descubriendo que el ingrediente principal de tan exquisito manjar no es sino carne humana; y el mismo crítico gastronómico acabará en el congelador del restaurante. Algo hay entre gastronomía y literatura, además de este Magazine Gastronómico, A FUEGO LENTO, y quienes colaboramos en él escribiendo. En el film Astucias de mujer, un perspicaz editor americano, de origen italiano, con buen ojo para los escritores de best-sellers y mejor aún con las mujeres hermosas, demuestra un gusto exquisito más allá de la pasta italiana que le hace comer su mama. En un restaurante londinense pide nada menos que pez espada con mucho ajo, sin sal, y una ensalada de tomate con orégano; y le recomienda al autor que quiere contratar que tome hígados de oca... En la historia triangular de este film, con el escritor, su esposa y el editor, entrará en juego la comida de manera decisiva. Si el abandono de su esposa, deja al escritor a régimen de empanadas de carne frías porque nadie guisa para él, el retorno de esta se producirá llevándole un buen plato de comida elaborada al estilo de la India. Algo tiene la buena gastronomía que seduce a los escritores, algo hay entre quienes escriben que les inclina a la cocina... que provenga de un restaurante o de una o de una buena cocinera doméstica. O ese profesor y poeta, Humbert Humbert, que dice ser seducido por las tartas de cereza, que prepara la dueña de la casa donde va a hospedarse, aunque detrás de ese pastel en realidad está ese pastelito que es la nínfula Lolita. También los cocineros, profesionales o de cocinar por casa, tiene su encanto o contribuyen con las artes culinarias a facilitar un buena relación amorosa. Quienes tenemos mano en la cocina, o en restaurantes conocidos, sabemos lo que impresiona preparar un buen menú en privado o no pensárselo dos veces a la hora de escogerlo en un lugar público. Aunque ellas, boquiabiertas, luego no prueben bocado. De la comida, digo.
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr