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(Mercedes Palmer) El rábano pertenece a la familia de las crucíferas (como el repollo, la col, el nabo, o el brócoli) y, aunque el momento o el origen de la aparición como planta comestible no está del todo definido, parece que podría haberse iniciado su consumo entre el sur de Asia y la zona intermedia entre Africa y Asia
A través de sus distintas variedades estacionales (de primavera, verano, otoño e invierno), y sus correspondientes coloraciones (rojo, rosa, blanco, amarillo, gris, etc) nos acompaña a lo largo de todo el año y permite distintas elaboraciones
Algunas de las variedades más conocidas son:
Rábano blanco (japonés, o daikon), es alargado, de piel blanca, aromático y ofrece un picante fresco, parecido al del wasabi; el negro o de invierno, del que hablaremos un poco más en este artículo; los rábanos amarillos en su forma alargada o redonda, muy utilizados para encurtidos; y los rábanos rojos y morados, que son los más comunes y que podemos encontrar en primavera en bonitos manojos las variedades pequeñas redondas y alargadas mientras que en verano, los encontramos casi exclusivamente en su forma redonda (dependiendo de las zonas), y cuya piel suele aportar el añadido picante, y son muy refrescantes por la cantidad de agua que desprenden al morderlos
El rábano negro
El rábano negro, también llamado rábano negro español, o rábano de invierno se presenta, como uno de sus nombres indica, entre el otoño y el invierno. Realmente, su piel no es negra, sino marrón muy oscura, con una textura un punto más seca, rugosa y áspera que otras variedades, suponiendo una importante diferenciación estética con el rojo al que estamos más habituados, y un bello contraste entre su oscura piel y su pulpa blanca y prieta
Su carne o pulpa resulta un poco menos jugosa que la del rábano rojo pero, a cambio, es especialmente fragante, es buena idea al comerlo no desechar la piel (siempre que podamos, mejor adquirirlo de cultivo ecológico): el sabor al comer juntos la piel y la pulpa recuerda vagamente al bosque y tierra, un lejano recuerdo a trufa, y más parecido al sabor de los hongos, pero con un suave toque picante, un conjunto de sensaciones por las que resulta especialmente atractivo
Todos los rábanos, pero especialmente el negro poseen propiedades digestivas, ya que favorece el drenaje de la vesícula biliar y la actividad del hígado, además de colaborar a aumentar la flora intestinal
Por otra parte, es un buen cóctel de vitaminas (especialmente provitamina A, y vitamina C, con sus beneficiosos efectos antioxidantes), además de aportar yodo, beneficioso para el funcionamiento de la glándula tiroides
Los hábitos de consumo varían de unos países a otros: en el Mediterráneo lo habitual es tomarlo crudo, entero, o a rodajas, solo o en ensaladas, mientras que en países anglosajones y germanos, aparece muy a menudo en forma de pasta (similar a la mayonesa, pero con trozos de rábano, que le aporta un toque picante) que, en el caso de Alemania, es habitual extender sobre pan de centeno
El zumo de rábano es muy refrescante, y puede ser una buena bebida para las personas con tendencia a producir arenillas o piedras, ya que tiene un buen efecto de drenaje
En cualquier caso, como siempre, hay que descartar cualquier alergia (primero, humedeciendo la piel con el zumo y observar si hay reacción. Si no la hay, comer o beber una pequeña cantidad y observar si hay o no reacción)
Las hojas de los rábanos son comestibles (siempre que corresponda a ejemplares bastante tiernos, recién recogidos y que presenten pequeñas y tiernas hojas verdes, no de color amarillento) y nos ofrecen un buen combinado de vitaminas
Tapa de canapé de rábano rojo y rábano negro
Ingredientes
Rabanitos rojos, limpios y cortados en finas rodajas
Rábano negro, limpio y cortado en finas rodajas
Mantequilla con sal
Rodajas de pan alemán tipo pumpernickel (compacto de grano casi entero) de cebada
Rodajas de pan alemán tipo pumpernickel de centeno
Sal en escamas
Elaboración
Extender la mantequilla con sal sobre el pan
Solapar rodajas muy finas, casi transparentes, de rábano rojo sobre el pan más oscuro, hasta cubrir las rodajas
Hacer lo mismo con el rábano negro sobre el pan de color más claro
Se pueden guardar en el frigorífico, cubiertos con un paño húmedo o papel film, hasta que vayamos a servirlos. En el momento de servir, espolvorear con unas escamas de sal
Notas
#1 Del autor: Se puede hacer la misma tapa con otro tipo de pan, pero es mejor escoger algún pan que no sea de miga húmeda, ya que el propio rábano aporta la humedad necesaria y lo agradable es el contraste de texturas. El alemán tipo pumpernickel ofrece, además de una textura que repele la humedad, un deje de dulce natural debido a su proceso de elaboración
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![]() | Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |