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Cenar con las Monjas Del Parador de Trujillo



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Matteo Gaffoglio
Comunicador y experto en gastronomía

Entrada del Parador

Entre las más prestigiosas cadenas hoteleras del mundo, la red de Paradores de Turismo de España se destaca por ser única e incomparable; cuyos Paradores se diferencian entre ellos porque cada edificio tiene su propio origen, su propia historia. La empresa de Paradores comenzó en los años sesenta la recuperación de esos grandiosos conjuntos arquitectónicos, y edificios de alto valor histórico-artísticos; que son importantes testigos de la historia. Rescatando castillos, conventos, monasterios, hospitales, palacios, casa solariegas, etc., ha recuperado la grandiosidad de esos edificios. Cada Parador es una herramienta promocional, muy eficaz en favor del fomento y desarrollo turístico de cada zona.



En el caso específico, el origen de este hermoso Parador, dirigido por la gentil Carolina Muñoz de la Luna Ronceros, de la bellísima y monumental ciudad de Trujillo, la Turgallium de los romanos, y cuna de los descubridores; de allí partieron tan insignes como legendarios vecinos: Pizarro para conquistar Perú, Orellana para descubrir el Amazonas, García de Paredes, fundador de Trujillo en Venezuela (hasta 759 cuenta la Historia); se alza sobre el antiguo convento de Santa Clara, que brinda al huésped la oportunidad de disfrutar de una estancia única e inolvidable. El convento ha sido construido en el 1533, donde las Monjas se quedaron hasta el año 1984, cuando lo cedieron a la cadena de los Paradores. A la entrada del Parador, como recuerdo póstumo, hace buena muestra al lado izquierdo, una vieja foto amarillenta con las Monjas del siglo pasado, que lleva las siguientes letras imprimidas:

ESTA ES LA HISTORIA DEL CONVENTO DE LAS CONCEPCIONISTAS FRANCISCANA, HIJAS DE LA BEATA BEATRIZ
DE SILVA, VULGARMENTE LLAMADO DE SANTA CLARA EXISTENTE EN LA CIUDAD DE TRUJILLO PARA PERPETUA
Y FERVOROSA ALABANZA DE LIMPIA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN, MADRE DE JESUCRISTO Y MADRE NUESTRA

FUNDACIÓN AÑO 1533
VINIERON LUEGO LAS OCHO MONJAS DE CABEZA DE BUEY A LA FUNDACIÓN DE TRUJILLO Y FORMARON SU
CONVENTO DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN, EN LAS CASAS QUE LLAMABAN DEL RECAUDADOR,
CONTIGUAS A LA PARROQUIA DE SAN CLEMENTE, Y EN EL ÍNTERIN QUE NO TENÍAN IGLESIA PROPIA SE ABRIÓ
UNA VENTANA A ESTA IGLESIA CON SU REJA DONDE LAS RELIGIOSAS TENÍAN EL CORO Y CELEBRABAN LOS
OFICIOS DIVINOS. SUCEDIÓ PRÓSPERAMENTE LA ELECCIÓN DE ESTE SITIO (QUE ES EN LOS ARRABALES
SEPTENTRIÓN Y ORIENTE), SE FUE ESTABLECIENDO POCO A POCO LA ASISTENCIA HASTA QUEDAR PERPETUA.


Foto original del grupo

Bendecido por la espiritualidad el Parador del Convento de Santa Clara acoge en su interior un plácido claustro renacentista con tres fachadas bordadas de arcos y columnas toscanas, que realzan su belleza conventual. Otro patio proporciona al conjunto una nota de luminosidad que embellece el entorno. Ideal para el descanso, el ocio y el trabajo, el Parador hace gala de un interior confortable y acogedor al amparo de estancias y detalles de carácter monacal. Es un noble edificio de sencilla concepción, organizados en doble crujía en torno a un patio claustral cuadrado con tres fuentes de estilo renacentista; con arquería de medio punto sobre pilares cuadrados, montadas galerías adentelladas.

La Orden fue fundada por Santa Beatriz de Silva Meneses, amiga de la Reina Isabel la Católica. La belleza de la fundadora fue tal que se ha escrito: ?Si su preciosa alma furgía con luces de divino carismas, su cuerpo era digno joyel de tal rica perla. La hermosura de su rostro maravillaba con fascinaciones encantadoras?.

Interior del comedor

Aunque las religiosas visten un hábito de la concepción y profesan su regla, es común en Trujillo llamar a este convento de Santa Clara, aunque su verdadero nombre sea el de La Concepción. Tal denominación, no fiel a su orígenes, tiene su fundamento en honor a una de sus fundadoras llamada Catalina de Santa Clara, y que la historia nos dice que siempre se tuvo por Santa. En el centro del bajo coro estuvo enterrada Leonor Rol, mujer de Pedro Calderón que fue Abadesa del convento y muy querida en Trujillo. En el mismo coro reposa, por haber sido monja, Francisca Mercado Pizarro, hija del Comendador Hernando Pizarro e Isabel Mercado.

Todavía hoy este Parador conventual, guarda y muestra pruebas y reliquias de una Historia no tan remota como para que pudiera antojarse en la leyenda. Aún en la entrada del recinto se conserva el obligado torno de madera, resquicio que, durante siglos, sirvió de exclusiva comunicación entre las religiosas y el mundo exterior, tan lejano, aunque tan cercano. Y dentro la soberbia austeridad del granito doblegado en bóvedas, puertas, ventana, escaleras, que rodean como queriendo proteger el claustro de doble pórtico de corte herreriano. Como testigo que es, también, la espadaña plateresca que tantas y tantas veces sirviera de llamada a la oración y recogimiento. O la cita, también obligada, en la trashumancia de las cigüeñas que, allá arriba, siempre tienen un nido listo. Otros muy ilustres testigos, además de los que la Historia requiere, también el Parador ha sido y viene siendo sitio de solaz, de reposo o, al menos, de provisional estancia tanto para ilustres personajes del mundo político, artístico, y turístico.

Cena con las monjas

En su restaurante el Parador ofrece una excelente muestra de los productos de la tierra extremeña que permite recrear, cuyos platos regionales son la Tortita de Tierra de Barro con tostas de Pan caliente; la Cazuelita de Prueba de Matanza; la Sopa de Tomate al comino con higos pajareros (fría o caliente); la sopa de Garrapatos, con judías verdes del tiempo; la Morcilla patatera, una ancestral recetas de cuando por estos sitios llegó el tubérculo traído por los conquistadores; el Ajoblanco Extremeño, que nada tiene que envidiar a los andaluces, -porque tenemos una receta secreta- presume el Jefe de cocina, Rafael Medina; el Bacalao Monacal; Criadillas de tierra con Bacalao en salsa de Azafrán; la Tencas de Charca frita con Jamón al estilo Extremeño, la Peladilla (Cochinillo) en Adobo con Pastel de Patatas y Piquillo, la Caldereta de Cordero de los Pastores con Tortilla de Pan, el Frite de Cordero, el Cordero asado; la Moraga Trujillana (carne de cerdo Ibérico frita), la Albóndigas de peces de río; las Migas (con tocino y chorizo); y los embutidos y jamones ibéricos. Y también los exclusivos postres, como la Técula Mécula y el Muégado elaborados con miel de la región.

Dulces artesanos

Entre los varios vinos nacionales, se destacan los óptimos vino de la Tierra de Extremadura: El Blanco Altara (Montua, Cayetana blanca y Pardina): el Rosado de Lar de Barros (100% Sirah); los Tintos Jóvenes y Media Crianza: Viña Stª Marina (Cabernet Sauvignon); y la Corte Real Gran Reserva 2002 (50% C. Sauvignon, 50% Tempranillo).

La cocina trujillana no es para conocerla en una prisa, pero sí de sobra para tomar una muestra suficientemente significativa y sugerente; como que será preciso volver a parar al Parador. En efecto, el autor de estas notas después de haberlo ya conocido el año pasado haciendo etapa en su viaje vacacional a la mar, hacia a otro Parador, el de Mazagón (Huelva), quiso volver este año pero prolongando su estancia para conocer más la ciudad andando de turista a descubrir las innumerables obras de arquitecturas y visitar los museos que la ciudad ofrece, y ? cenar con las Monjas, como es bien visible en la foto con el Maître del Comedor José Arias tomando la orden de la cena y aconsejando voces del menú; y las Monjas que están por detrás la reja, en total silencio, casi en recogimiento, cada una haciendo su propio trabajo bordando o cosiendo, presente la madre superiora y también una novicia, la primera a la derecha.
Como los lectores se habrán dado cuenta que la monjas son pintadas, porque de las ?verdaderas?, en efecto, quedan nada más que dos, que se han trasladadas en una pequeña casa en la misma calle Santa Beatriz de Silva, a lado del Parador, siguiendo en sus oficios y preparando como de costumbre los siempre exquisitos bizcochos. Único punto de contacto con ellas: el torno.

El torno





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