Las vacaciones de mi infancia, y las de muchos de ustedes, empezaban de madrugada cuando mis padres nos metían a mis dos hermanas y a mí en el asiento trasero del Seat850 y nos tapaban con una manta de cuadros ribeteada de negro. Manta ésta que duró muchos años y que cada vez picaba más la condenada. Seguíamos camino, y al amanecer, mi madre nos despertaba,- niñas, niñas, mirad que bonito, está amaneciendo- y así comenzaban las emociones del, parece mentira ahora, largo viaje. La segunda llegaba cuando avistábamos la primera palmera, promesa de días de arena y agua, e icono del paisaje que esperaba nuestros ociosos días. Y las niñas éramos ya un manojito de nervios cuando, por fin, aparecía en el horizonte lo más esperado: el mar. Ahora sí que estábamos de vacaciones, el azul del mar lo decidía. Recuerda mi madre que en unas vacaciones por Valencia, ahora Comunidad Valenciana, fui capaz de comer todos, todos, los días paella (vale, arroz en paella, pero nosotros somos madrileños y siempre le llamamos ?paella?) y que si alguien había de saber de arroces esa era yo. Como tengo mala memoria, hoy en día no sé mucho del tema, y el único arroz que no consigo olvidar es el que comí en ?Casa Chiva? en el Grau de Castellón, donde unos amigos habían encargado un ?arros a banda? para el que no encuentro adjetivos, tal vez sublime, y que qué pesadita me estoy poniendo con volver allí un día de estos a darme el placer de repetir. Lejos me queda. Les transmito aquí la receta del mencionado arroz, que confieso no me atrevo a cocinar por no nublar el rico recuerdo que de él tengo, pues aunque mis amigos dicen que soy buena cocinera en realidad es que me quieren mucho. El ?arros a banda? se hace en dos tiempos, vuelcos, partes o como quieran llamarlo. Primero se sirve un guiso de patata, pescado, cebolla, alguna sepia o calamar e incluso pulpo, con su pimentón, azafrán y ajoaceite. Mientras, y con el caldo resultante del cocimiento de lo anterior, se cocina el arroz, que ha de quedar seco y al dente.
A continuación la receta que amablemente me proporcionó mi amiga Monique de es.charla.gastronomia.
Arròs a banda para unas 6 personas: Un kilo y medio de pescado blanco* variado para caldo (morralla) (*Escorpa, gallineta, congrio, rape etc...) 400 g de sepia o pulpitos o pulpo 200 g de cangrejos 2 tomates maduro (o de bote triturado) patatas (1 por persona mínimo) Cebollas ajos azafrán, sal y pimentón arroz (600 g) aceite de oliva
En una olla, sofreír, la sepia o pulpitos, los cangrejos, la cebolla picada, unos dientes de ajo, una cucharadita de pimentón (no dejarlo quemar) un poco de azafrán -tostado- y el tomate triturado, añadir el agua, cuando hierve, añadir el pescado, salar.
Como las patatas son algo más largas de cocer, suelo sacar el pescado, apartar el caldo para el arroz y pongo entonces las patatas.
También se puede poner las patatas y cuando falte un cuarto de hora añadir el pescado.
Se sirve el pescado, la sepia, las patatas con un poco de caldo y ajoaceite. (Si gusta a todos los comensales, se puede preparar ya el caldo mezclado con ajoaceite, y cubrir como una salsa).
En una paella, sofreír en aceite de oliva, unos ajos (enteros o laminados según gustos) una cucharadita de pimentón, azafrán. Sofreír también el arroz, y añadir el caldo. Cocer unos 15 minutos hasta que quede seco. Servir también acompañado de ajoaceite.
Inolvidable arroz, mil gracias a mis amigos valencianos. Besos
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr