Las fiestas de Navidad y fin de año tienen un origen muy remoto, hoy conjugan una mezcla de mitos, ritos y leyendas que podemos seguir e ir deshilvanando si nos proponemos un viaje regresivo en el tiempo, tengamos en cuenta que en su mayoría, para los occidentales y para los cristianos del resto del mundo se originaron en el hemisferio norte y que en sus comienzos fueron fiestas paganas relacionadas con los ciclos de estación y cambios solares, tal es así que coinciden con el ?solsticio de invierno? (que este año, 2007, se dará el sábado 22 de diciembre, ya que nuestro actual calendario difiere de los antiguos que se regían más con la luna y el sol), el solsticio de diciembre, en el hemisferio norte marca el fin del otoño y el inicio del invierno, fecha en que el sol va disminuyendo poco a poco su fuerza, siendo el último día del año (el día exacto puede variar acorde al calendario actual) con el día más corto del año y la noche más larga lo que hacía temer a los hombres primitivos, ya que pensaban que el sol se iría para no regresar por lo cual se le rendía culto para que no lo haga y siga brindando su calor, el sol significa ?la vida? ya que con su calor y el inicio de la primavera renace todo y el hombre se abastece de alimentos. En el hemisferio sur, si bien seguimos los ritos y costumbres originados en el norte en diciembre se produce el solsticio de verano, que marca el fin de la primavera y el comienzo de la época estival.
La fecha de fin de año o ?Año Nuevo? puede variar acorde a la cultura de un país como sucede con China que lo festeja entre fines de enero y comienzos de febrero, coincidiendo con la primavera ya que corresponde al primer día del año lunar, que tiene relevancia con su producción agrícola.
En el hemisferio sur los festejos coinciden con las mismas fechas del hemisferio norte aunque poco tengan que ver con el motivo que les dio origen y así es que en pleno inicio del verano se adornan árboles con nieve artificial y se siguen todas las tradiciones europeas al pie de la letra, incluso se consumen los mismos alimentos cargados de calorías extra, pero se puede observar en etnias primitivas de aborígenes que el festejo del año nuevo para ellos se sigue correspondiendo con el solsticio de invierno, por lo que la fecha es entre el 21 y el 23 de junio.
Estas fiestas a partir de que el hombre se convierte en pastor y agricultor (6.000 a 7.000 años a.C.) tienen que ver también con la finalización de las cosechas y el pedir a los dioses un invierno benévolo y un inicio próspero del próximo año en el que el sol muere y vuelve a nacer (el invierno era equivalente al letargo o a la muerte), por eso se ofrecen comidas a los dioses y se comparten en comunidad (palabra que viene de ?comunión? o compartir el pan dentro de un grupo y que tiene orígenes en rituales de sacrificio).
Podemos ver más datos con precisión en el libro Mitos y ritos de la Navidad de Pepe Rodríguez, como en Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica, también de su autoría.
Tal es así que el árbol de navidad tiene orígenes en prácticas celtas, y el famoso Papa Noel o Santa Claus en una campaña publicitaria de una mundialmente y conocida marca de bebidas cola por 1930 y que reúne a mitos y leyendas del ?padre invierno? y ?San Nicolás?.
El 25 de diciembre, fecha instituida para la Navidad, correspondía a la fecha de ?nacimiento de los dioses solares?, pero unido el Cristianismo con el Imperio Romano (Constantino), se declara esa fecha como la del nacimiento de Jesús, obligando a ese festejo y desterrando a los antiguos dioses solares, como se desterraría luego a Venus y Afrodita declarándolas enemigas del Imperio.
Si bien la festividad de Navidad para la comunidad cristiana sintetiza y simboliza el nacimiento de Jesús, proviene en realidad como dije de ritos muy antiguos y es por eso que aún conserva muchos elementos paganos sin haberse podido desprender de los mismos y siendo incluso muchos aprobados posteriormente o readaptados por la Iglesia Cristiana Apostólica y Romana que ha fijando como fecha de nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre, suplantando de esa forma el festejo del nacimiento de los anteriores dioses solares (Mitra/Saturno) con lo cual deja asentado por tal motivo que Jesús es el Dios superior. Ya esa diferencia es marcada durante las pascuas (fiestas de la primavera) en que suplanta a los dioses del renacimiento de la vida.
La familia cristiana siempre tomó esta fecha como un día de guardar y unificar a los miembros del grupo que se reunían para recordar la llegada del Señor con la misa de gallo (día 24 de diciembre) y luego una cena familiar muy intima con un almuerzo importante el día 25 en el que la familia completa se da cita en la mesa compartiendo el pan; pero a lo largo del tiempo no se pudieron dejar de lado muchos ritos que el hombre ya llevaba incorporado como el pan dulce (elemento propiciatorio para hacer que el año venidero sea mucho mejor), el árbol de navidad (originalmente un roble luego sustituido por el cristianismo por el abeto) con todas sus connotaciones paganas como las bolas rojas (antes manzanas de Idum -diosa de la fertilidad-), sus velas o luces (símbolos de sacrificio a través del fuego), el muérdago (elemento propiciatorio de los Druidas), los brindis con bebidas alcohólicas (referentes a Baco y Dionisio), otro elemento sí muy propio del cristianismo es el "pesebre" (representación del nacimiento del niño Dios, instituido por San Francisco de Asís en los inicios del año 1200 d.C), y una de las más últimas adquisiciones paganas: "Papá Noel" (rejunte de mitos nórdicos del "padre invierno", tomados por la Coca-Cola que creó ese personaje ficticio que todos vemos hoy en miles de publicidades, anuncios y tarjetas como símbolo de la Navidad).
Como ya dije la mayor parte de las fiestas religiosas tienen un origen muy antiguo que hacen referencia a los ciclos estacionales y están de alguna forma relacionadas con la fecundidad y la fertilidad. Para poder entender esto y muchas cosas desde nuestro punto de vista del hemisferio sur (Argentina, mi país), debemos partir de la base que mientras en el norte (mediados de diciembre) comienza el invierno, aquí (en el sur) comenzamos con el verano; bien, una vez comprendido esto y a sabiendas que las fiestas a las que estamos acostumbrados vinieron de la mano de la conquista europea a nuestras tierras, podemos entender el porqué de la nieve en el árbol de Navidad, la vestimenta abrigada y pesada del papá Noel, pero bueno, eso son solo unos pequeños detalles de todos los mitos y ritos que se fueron reuniendo, mezclando y fundiendo para dar paso a los actuales.
Ciclos estacionales
-Hemisferio Sur:
21 de septiembre ? comienza la primavera
21 de diciembre ? comienza el verano
21 de marzo ? comienza el otoño
21 de junio ? comienza el invierno
-Hemisferio norte:
21 de septiembre ? comienza el otoño
21 de diciembre -comienza el invierno
21 de marzo ? comienza la primavera
21 de junio ? comienza el verano
La Navidad
Diciembre -coincide con la llegada del invierno en el hemisferio norte y del verano en el hemisferio sur- En el hemisferio norte es una fiesta solsticial que traía la esperanza de que el nebuloso paisaje invernal se renovara.
En diciembre desde tiempos remotos se festejaba el fin del verano que con el otoño da término a la recolección de los cultivos de granos, conjuntamente marca el comienzo del invierno con su solsticio; en el hemisferio norte el solsticio de invierno se presenta con el día más corto del año y la noche más larga, dando fin ese día al último día del otoño y el primero del invierno; el hombre tomaba al sol como dios supremo, porque sentían que les otorgaba la vida al hacer renacer a la naturaleza durante la primavera (pascuas), dándoles nuevos alimentos y la posibilidad de seguir viviendo después de los largos y oscuros días de invierno, también temían que el sol se marchara y no regresara más, por eso los festejos con fogatas (como lo hacen nuestros nativos sudamericanos en el mes de junio).
Pavo o guajolote de navidad:
Era ofrecido a Odín Woden = Voden = Ventus = viento - Júpiter escandinavo que significa: año.
El pavo asado que se le ofrece es para que el invierno fuese menos cruel y el año venidero con más beneficios para la familia que se lo ofrecía. Aunque originalmente fue un ganso ya que el pavo es de origen americano y fue llevado a Europa luego de la conquista.
Árbol de navidad:
Simboliza el árbol que nunca se seca; es el Yggdrasil -fresno mundial, de la mitología Vikinga-. Significa (Yggdrasil) "El Corcel del Ygg" que a su vez se traduce por "El terrible", uno de los nombres de Odín, así pues Yggdrasil viene a significar literalmente "El Corcel del Terrible". Y se adornaba con ofrendas y dulces para que ese viento de invierno sea benigno. Las manzanas que suelen ponerse en forma de bolas doradas que recuerdan las manzanas de Idunn -diosa de la primavera- y que aseguran la vida eterna y la perpetua juventud. Las lucecitas, anteriormente velas, son símbolo del sacrificio a través del fuego que quema todo lo viejo para que lo nuevo se renueve y simbolizan el fuego de fin de año en el que se realizaban sacrificios ofrecido al sol para que no abandone a la tierra dejándola en la temida oscuridad del invierno.
Los árboles eran motivo de adoración y veneración por parte de todos los pueblos antiguos. Muchos momentos del año tenían al árbol como protagonista, como el famoso árbol de mayo que fue suplantado por la cruz; estás festividades colocaban al árbol a veces como objeto central y a veces como objeto secundario. El de navidad, producto del solsticio de invierno, momento en el que el frío y la lluvia sumen en la oscuridad a muchas zonas geográficas, lo convierten en un símbolo de ofrenda para estimular la llegada de la primavera con los beneficios del verano, de está forma muchos de esos pueblos antiguos comienza con este rito para llegar a los dioses, propios de cada cultura y auspiciar un año venidero más propicio. No todos los árboles fueron objeto de culto, en la navidad fue el acebo y en especial el abeto, aunque el roble se constituyo en uno de los árboles con más carga simbólica dentro del contexto indoeuropeo. Duir, el séptimo elemento del alfabeto arbóreo de los celtas en la península ibérica y cuyo nombre se asocia con el término puerta en no pocos idiomas de la vieja Europa y de Asia. Su estampa, forma y características le confieren la capacidad de ser el árbol de los dioses preeminentes de este panteón. Hasta tal punto que podríamos a hablar del Dios Roble, asociado a Zeus, Júpiter, Thor y otro buen número de deidades.
Cuando llegaban los primeros fríos el otoño realizaba su labor despoblando de hojas al verde roble evidenciando su total calvicie llegado el invierno. Por este motivo, es bien conocido que entre los pueblos del denominado mundo antiguo durante el solsticio invernal se procedía a adornar con numerosos elementos a este Dios Roble, solicitando de esta singular manera a los dioses una benigna estación y una pronta llegada de los rayos primaverales. El espíritu de la mortecina naturaleza era invocado para que retomara su vigor cuanto más pronto mejor. De esta forma observamos como el actual árbol de navidad toma contextos poco conocidos para el hombre moderno por haber ido olvidando los ritos que lo originaron.
Pero allí no termina todo, hoy observamos al abeto como el árbol que adorna parques, casas, jardines, y escaparates de las tiendas para las fiestas navideñas; pero no es producto de de la incapacidad humana para recordar o de un simple objeto decorativo, como bien dice Pepe Rodríguez en su obra dedicada a la Navidad, bajo el poder del Papa Bonifacio en el siglo VIII se buscó la manera de cristianizar todos los elementos paganos, como evidentemente era éste, así se optó por el abeto en lugar del roble.
El abeto desde tiempo atrás era considerado sacro y denominado árbol del nacimiento, lo que quizá nos suene y podamos relacionar con cierto pesebre -impuesto años más tarde y producto de la imaginación de San Francisco de Asís-. Árbol sagrado entre latinos, griegos, babilonios, egipcios u orientales, el abeto y pino pasaron a ser árboles significativos de este tiempo. Su forma contribuyó notablemente a que el cristianismo los amparara como propios, puesto que el triángulo de su apariencia se asocia perfectamente a la Santísima Trinidad Cristiana.
Pero la tradición que actualmente nos arrastra tiene además otra vertiente, pues aunque la antigüedad es elocuente, lo que hoy quizá adorne nuestro hogar es producto de una reciente influencia de los países del norte, en donde es característica esta especie. Fueron los suecos en tiempos más recientes, siglo XVII, los que exportaron esta tradición a tierras alemanas, quienes a su vez lo popularizaron poco a poco entre austriacos, polacos, ingleses y franceses. En el siglo XIX llegó a lugares como Norteamérica o Rusia, tierras en las que se plantaba este árbol entre las clases más acaudaladas.
Como se puede comprobar las vertientes de este tipo de tradiciones son innumerables, aunque no por ello indescifrables, hasta el punto de encontrarnos con otros elementos vegetativos con especial relevancia en este tiempo, como el acebo o el muérdago. El muérdago era una planta en extremo simbólica para los sacerdotes del mundo céltico. El acebo aleja el mal.
Muchos son los libros que tratan de la importancia simbólica de los árboles, sin embargo, una obra como ?La diosa Blanca? del autor de ?Yo, Claudio?, Robert Graves, no puede ser pasada por alto, especialmente cuatro de sus capítulos: La batalla de los árboles, El alfabeto de los árboles I y II y La canción de Amergin.
Papá Noel:
Uno de los antecedentes es San Nicolás, que poco tiene de americano y sí mucho de mediterráneo, puesto que fue un conocido habitante de las tierras de Licia, una de las partes que configuran la actual Turquía. Su vida se desarrolló a caballo entre los tempranos siglos III y IV d.C. y entre otros apelativos era conocido como el episcopus puerorum "obispo de los niños". Este sobrenombre se lo ganó al tener a la infancia como uno de los objetivos fundamentales de su trabajo en la comunidad de su tiempo, además ya desde temprana edad se caracterizó por su generosidad pues no dudó en repartir el abundante caudal de su rica familia entre los más necesitados. Paso a paso la leyenda de este obispo se acrecentó de tal forma, que entró a formar parte del mito, siendo considerado como el otorgador de regalos por antonomasia hasta nuestros días.
La fama de este obispo le hizo con el tiempo Santo y se disparó su popularidad, que pasó rauda de Oriente a Occidente. Su labor de protección para las gentes fue tan venerada que se convirtió en el patrono de uno de los más apasionantes pueblos de la antigüedad, los vikingos. La capacidad viajera de este pueblo hizo que la fama del personaje se expandiera por innumerables territorios, siendo el ruso uno de los que lo adoptó como propio, convirtiéndole en uno de sus principales santos.
Evidentemente la pregunta es cuándo realizaba su labor, pues concretamente el día 6 de diciembre, fecha que perduró durante mucho tiempo.
Sin embargo, sería en un pueblo como el holandés en el que más arraigo lograra este santo y su leyenda, lo que le facilitó el salto al otro lado del océano Atlántico, su nombre Sinterklaas. Una de las primeras actividades que realizaron los colonos neerlandeses a su llegada a Manhattan, en aquel tiempo llamada Nueva Amsterdam, fue erigir una estatua a este Santo, su Santo. Lógicamente la estampa de este ministro de la iglesia era la de un hombre alto, elegante, distinguido y con hábito obispal, incluso en ocasiones sobre un blanco corcel, creo que bastante alejado de la estampa actual.
Pepe Rodríguez en su libro sobre la Navidad nos da un listado de algunos de los personajes que confluyen en el mismo, Papá Noel: Kolya (Rusia), Niklas (Austria y Suiza alemana), Pelze-Nichol (Baviera), Semiklaus (Tirol), Bonhomme Noel (Alsacia), Svaty Mikulas (Checoslovaquia), Sinter Klaas, Sinterklaas o Sint Nicolaas (Países Bajos), Father Christmas (Gran Bretaña), Santa Claus (Estados Unidos) o Pére Noël (Francia).
Otra tradición se unió a la de San Nicolás para dar forma al mito, hablamos de la cultura nórdica que celebraba con fuerza el solsticio hiemal. Entre los pueblos del frío norte se destacan como sabemos los duendes y especialmente los gnomos, algunos de estos personajes se caracterizan por ser enormemente dadivosos, concediendo regalos durante este tiempo invernal. Entre los escandinavos se destacaba otro personaje que entregaba regalos, Julenissen. Cada uno de estos pueblos confluyó en la tierra prometida de Norteamérica, en donde de la mano de escritores y comerciantes fue tomando forma el nuevo personaje. Así se estaba forjando un personaje con la intención de que no fuera ajeno a nadie y que cada una de las sociedades que conformaban este crisol, italianos, irlandeses, ingleses, germanos, holandeses... se viera reconocida en este personaje.
En 1930 la todopoderosa The Coca-Cola Company vio las enormes posibilidades que surgían y encargó al descendiente de suecos y dibujante Abdón Sundblom un nuevo Santa Claus, y en verdad que se ganó el sueldo. Tomando como modelo a un venerable y anciano vendedor y después a él mismo, creó al hombre fortachón, bonachón y con unos reconocibles colores corporativos que hoy día simbolizan esta celebración.
Pan dulce:
Los panes con semillas de trigo, son símbolos de fecundidad y de perpetuación siendo además cargados de frutos del verano para aumentar la potencia y ayudan a pasar el duro invierno. En sí son un símbolo fálico que representa la potencia de los dioses de la naturaleza a la que los hombres quieren acceder y potenciar en sí mismos.
Aunque debo destacar que el ?Panetone? y el ?pan dulce? tal cual lo conocemos actualmente tiene sus orígenes por el siglo XV y va acompañado de varias leyendas acorde a cada sitio en Italia, algunas regadas de romanticismo (pan dulce genovés, el milanes) podemos observar en las muchas leyendas que corren acerca del pan dulce y sus distintos orígenes (Recco -Liguria-, Genova -Verona- y Milàn en lo de los Sforza), otros como el Pan Madrileño, el Pudding de Navidad (ingles), e pan Noruego, el pan dulce alemán de Dresde (Dresdner Christstollen), el stolen y demás creaciones nacidas de una mezcla de ingredientes y permisos papales del uso de mantequilla y huevos o del pan forte italiano del siglo XV.
El pan está siempre presente en los festejos religiosos ya que está hecho con trigo (símbolo solar) que va unido a lo mundano (agua, tierra y manos) y es purificado en la cocción por el fuego. En tiempos remotos los primeros sacrificios eran de humanos, luego fueron suplantados por animales para pasar a ser suplantados por pan y vino; en el acto que se reunía la comunidad paras el sacrificio (comunión) se compartía el cuerpo (pan) y la sangre (vino); así que el pan siempre estuvo presente y para el fin de año toma una forma fálica (falo, pene) evocando a los dioses de la naturaleza, la fertilidad y la fecundidad asociados a la prosperidad, el agregado de huevos, mantequilla y frutos secos parte de mediados del siglo XVIII y en variadas versiones hace referencia a historias de amor, aunque no es de descartar que estos frutos, productos de la recolección, sean elementos propiciatorios para fortalecer el cuerpo (fertilidad y fecundidad) para pasar el invierno y llegar a la primavera que representa la vuelta de la vida.
La natividad y el pesebre:
Fiesta católica que recuerda el nacimiento de nuestro señor Jesús -Cristo-, y con él se trata de dar fin a ese miedo al invierno -muerte- y se promete a través de él la salvación eterna y la perpetuidad. -observar el simbolismo: en el pesebre a cada lado de él se hayan un burro/asno y un buey; el primero símbolo del mal y el segundo símbolo del bien. Lo anuncia una enorme estrella, cuando en esa época la estrella más observada y admirada en los cielos era Astarté / Venus.
El pesebre fue inexistente hasta que se le ocurrió recrearlo a San Francisco de Asís (por el año 1200 d.c.) y luego fue aceptado por el Vaticano, muchos años después fue adoptado como una forma de representación y se comenzó a utilizar en santuarios, mucho más tarde en las residencias particulares u hogares. En realidad el 25 de diciembre fue el festejo del nacimiento de Mitra (dios solar y del fuego), cuando el Imperio Romano se asocia a los cristianos impone esta fecha como nacimiento para Jesús.
El muérdago:
Era recogido por los celtas druidas (sacerdotes) durante el solsticio de invierno y ofrecido como símbolo de la fertilidad, fecundidad y unión familiar. (Por eso fue tomado mucho más tarde como un elemento afrodisíaco). Mas tarde cuando se busca cristianizar todos los elementos paganos de la Navidad se lo cambia por el acebo con sus frutos rojos y sus hojas espinosas que recordaran la corona de Cristo.
Fin de Año
Recuerda generalmente el fin de los ciclos solares, en casi todas las religiones se le asigna al sol el máximo poder y se lo relaciona con el dios supremo.
Nuestro calendario está regido por el ciclo solar y dividido en cuatro estaciones que van del 01 de enero al 31 de diciembre. Para los chinos el año comienza después de febrero y el pueblo judío lleva otra cuenta ya que no coincide con el mismo calendario y tampoco toman como referencia el a.C. y d.C., es el "Rosh-hashanáh" y cae dentro del mes de septiembre o comienzo de octubre. En las Santas Escrituras comienza con la primavera, el mes de Nisán, o en otoño, el mes del Tisri. El calendario musulmán es un calendario lunar. Se basa en ciclos lunares de 30 años (360 lunaciones, de tradición sumeria). Los 30 años del ciclo se dividen en 19 años de 354 días y 11 años de 355 días. Los años de 354 días se llaman años simples y se dividen en seis meses de 30 días y otros seis meses de 29 días. Los años de 355 días se llaman intercalares y se dividen en siete meses de 30 días y otros cinco de 29 días. Años y meses van alternándose. Es decir, cada 33 años musulmanes equivalen a 32 años cristianos. Las intercalaciones se hacen añadiendo un día al final del mes de du l-hiyya en los años 2º, 5º, 7º, 10º, 13º, 16º, 18º, 21º, 24º, 26º y 29º de cada ciclo de 30 años.
El origen de este calendario es la del inicio de la Hegíra, que en el calendario gregoriano correspondería al 16 de julio de 622.
Los fuegos artificiales:
Provienen de los chinos -sus creadores-, y se utilizan para alejar a los malos espíritus, procurando el arribo de un año benigno y prometedor. Además debemos recordar que el fuego en muchas culturas antiguas y mitologías proviene directamente del sol y que fue utilizado por los celtas y otras culturas como elemento de sacrificio propiciatorio para alejar a todos los males.
Las 12 uvas:
De las 12 de de la noche del 31 de diciembre, que se comen con las 12 campanadas. 12 fueron los discípulos de Jesús y los que se sentaron a la mesa en la última cena. La uva tiene un doble significado, de sacrificio y de fecundidad -vino rojo = sangre, significa el sacrificio; para otros simboliza la juventud y la vida eterna, así como la embriaguez sagrada (cantada por poetas griegos y persas) que permite al hombre participar fugazmente del modo de ser atribuido a los dioses-.
Cuentan otras historias que la tradición española de tomar las doce uvas se remonta tan sólo a principios del siglo pasado. La implantación de esta costumbre no se debe a motivos religiosos o culturales, sino más bien a meros intereses económicos.
En la Noche vieja de 1909, unos viticultores catalanes, que habían tenido ese año una excelente cosecha, necesitaban desprenderse de un gran excedente de uvas y, en un esfuerzo desesperado de imaginación, consiguieron venderlas inventando el rito de tomar las uvas de la suerte en la última noche del año.
Los que practican una costumbre parecida son los portugueses, quienes toman en Nochevieja doce uvas pasas. Los franceses, por su parte, descorchan con las campanadas de medianoche la tradicional botella de champagne. Los italianos comen un buen plato de lentejas para llamar a la prosperidad en el año nuevo.
Los alimentos:
Son un festejo para procurar un año venidero prometedor y recibir al nuevo dios sol, dios supremo, que muere y nace de nuevo sin perder su esencia, además era tenido en cuenta que lo mismo que se ofrece es lo que se recibe, cuando mayor es la cantidad de alimentos y más dulces sean estos, mayor cantidad de alimentos se recibirán en el año venidero y más dulce se tornará éste. La forma en que se recibe el año nuevo y se despide al viejo es la forma en que se espera pasarlo.
Quema del muñeco de fin de año
(en Argentina costumbre muy arraigada en la ciudad de La Plata ? Capital de la provincia de Buenos Aires)
Los celtas, según cuentan los romanos, solían fabricar un enorme muñeco con forma de hombre dentro del cual encerraban a sus enemigos (capturados en batalla) y les prendían fuego durante el solsticio de invierno, de esa forma rendían sacrificio al sol y pretendían alejar los males (representados por sus enemigos), esperando como reintegro un año venidero prospero y fructífero. El actual muñeco que se quema para fin de año es un resabio de antiguos sacrificios a través del fuego.
Otros referentes:
Un dato interesante: en los festejos de fin de año en China, solemos ver enormes "Dragones" o "Serpientes" -ambos idénticos simbólicamente-. Podemos recordar que Afrodita (Grecia) regresa a la tierra tomando la apariencia de Circe, montada en un carro tirado por serpientes con alas. Quetzalcóatl (México-azteca) es una serpiente emplumada que utiliza un carro tirado por serpientes para llegar a la tierra, y al morir se transforma en el lucero del alba -Venus-. Según Janes Bonwick "la serpiente es la señal o el símbolo de una antigua raza célebre por su sabiduría"; se le atribuye la introducción de todas las artes de la civilización y se cree que es la fuente de grandes conocimientos. "San jorge matando al dragón/serpiente" es un símbolo primitivo de matanza ritual -Jung-, recordar que el propio Cristo aparece simbólicamente como una serpiente exaltada en la cruz (la cruz simboliza el árbol de mundo); la serpiente fue asociada primitivamente con el "caos" y con la "luz", es un símbolo ambivalente de destrucción y vida, y se encontraba asimilada a la Diosa Madre, representante del amor, la fecundidad, la fertilidad y en algunos casos la lujuria y la guerra.
"El hombre moderno no comprende hasta que punto de su "racionalismo" (que destruyó su capacidad para responder a las ideas y símbolos numéricos) le ha puesto a merced del "inframundo" psíquico. Se ha librado de la "superstición" (o así lo cree), pero, mientras tanto, perdió sus valores espirituales y morales, y ahora está pagando el precio de esa rotura en desorientación extendidas por todo el mundo.
Los antropólogos han descrito muchas veces lo que ocurre a una sociedad primitiva cuando sus valores espirituales están expuestos al choque de la civilización moderna. Su gente pierde el sentido de la vida, su organización social se desintegra y la propia gente decae moralmente. Nosotros estamos ahora en la misma situación. Pero nunca comprendemos realmente lo que perdimos porque, por desgracia, nuestros dirigentes espirituales estaban más interesados en proteger sus instituciones que en entender el misterio que presentan los símbolos. En mi opinión, la fe no excluye el pensamiento (que es el arma más poderosa del hombre), pero, desgraciadamente, muchos creyentes parecen temer tanto a la ciencia (y, de paso, a la psicología) que miran con ojos ciegos las fuerzas psíquicas númicas que por siempre dominan el destino del hombre. Hemos desposeído a todas la cosas de su misterio y numinosidad: ya nada es sagrado" - C. G. Jung-.
Después de este paseo espero que puedas apreciar desde otro ángulo nuestra condición humana y nuestros ritos y mitos, que aunque a veces olvidados seguimos practicando, pero eso sí, ahora que lo sabes no es necesario que sigas comiendo todos esos alimentos que son más apreciados por nuestro organismo durante el invierno (salvo que estés en el hemisferio norte, claro), come lo justo y necesario, en todo caso mantén una dieta completa y bien balanceada.
Norberto E. Petryk, chef asesor en gastronomía, escritor e investigador
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |