Los Helados No (Solo) Son para el Verano

Un comportamiento de consumo que no deja de ser curioso porque desde hace tiempo sabemos que países fríos y muy fríos, como Finlandia, Suecia, Irlanda o Rusia, siguen tomando helados a cascoporro durante la temporada invernal. Una práctica por otro lado muy higiénica y saludable, ya que este regalo palatal tiene un efecto termogénico debido a que el organismo incrementa progresivamente su temperatura hasta regularla, lo que implica una quema rápida de calorías que es muy útil para mantenerse en el peso o incluso adelgazar.

Pues oiga, en territorio hispano ni por esas. El consumo de helados es estacional hasta la obcecación y el arrebato, circunstancias que, por cierto, atenúan la responsabilidad penal. Resulta que el 32% del consumo se registra durante el segundo trimestre del año, en los meses que preceden o anticipan al tercero de más calor, donde se concentra nada menos que el 50,07% del dispendio anual. Dicho de otra forma, todo el grueso del otoño y del invierno se arregla con un 18% del consumo del año. Los porcentajes quedan aun más claros eliminando de las ecuaciones a junio, que según dependa lo incluimos en la primavera o en el verano. Así, en España, el consumo de helados durante julio y agosto es del 58,7% del total de la totalera.

Para contribuir a esa desestacionalización, aunque no sea este su objetivo troncal, hace unos días se ha presentado una nueva línea de helados funcionales o nutracéuticos (término acuñado a finales de los ochenta en acrónimo que mezcla nutritivo y farmacéutico) y se ha hecho en Benasque, corazón del majestuoso Pirineo de Huesca, porque es plaza que, aunque dedicada en alma, corazón y vida al turismo, no tiene temporadas altas o bajas debido a que a lo largo del año va modificando su oferta en un abanico que va desde el esquí de alto nivel en Cerler al senderismo y escalada en el pico Aneto, pasando por propuestas de visita a su rico patrimonio cultural y el disfrute de una gastronomía de todo punto sorprendente que en buen medida ha nacido al calor de la Escuela de Cocina de Guayente, probablemente una de las mejores de España.

Hasta allí fueron a hacer su presentación en sociedad los helados biocéuticos Naice Crean que representan una alternativa nutritiva, complementaria y altamente saludable para todo momento y ocasión.

Tres son sus proposiciones iniciales: Heart Cream, a base de helado de cacao, ajo negro y nueces, concebido como cardiovascular, energético y revitalizante, especialmente recomendable para personas de cierta edad; Black Cream, con helado de cacao y arándanos, que aporta antioxidantes y actúa como reponedor energético tras sesiones duras de ejercicio; y Vita Cream, de helado de naranja y camu-camu, un chute de vitamina C ideal para estudiantes en periodos de exigencia, para combatir procesos de agresión vírica y para ayudar en la correcta asimilación del hierro. Para cerrar la puesta de largo, Vall de Benás, en homenaje a los anfitriones y a sus muy afamadas avellanas para la ocasión unidas a la maca negra.

Seguramente la familia no tardará en crecer. Estaremos atentos.