Cuando empieza la temporada invernal, no hay cosa que me guste más que llegar a casa y prepararme un té bien caliente. Además, tomarse un té no es lo mismo que tomarse un café, es decir, al té le acompaña todo un ritual de preparación que forma parte también del placer que supone saborearlo después. A mí en particular me gusta mucho el té negro, más aromático y suave que el verde, cuyo sabor es más áspero y amargo. Y del negro me encantan los que además de aroma tienen un ligero toque de sabor, sobre todo el de vainilla y el de canela.
El té es la segunda bebida más consumida en el mundo, después del agua. Los chinos consumen té desde hace más de 3.000 años pero en Europa no llega hasta el siglo XII.
El té verde y el té negro provienen del mismo árbol, la Camellia sinensis pero lo que varia entre ellos es el tratado de las hojas, es decir, el verde está formado por hojas no fermentadas ( se tratan las hojas después de la recolecta con vapor de agua y seguidamente se secan sin fermentar) al contrario que el negro, cuyas hojas han sido fermentadas ( se recogen la hojas y se dejan marchitar, se enrollan, se fermentan y finalmente se secan) Por ese motivo, al té verde se le atribuyen más propiedades terapéuticas ya que mantiene más cantidad de polifenoles o sustancias antioxidantes que previenen la aparición de radicales libres, responsables del envejecimiento celular. Además, el té presenta fluoruros en su composición y ello es interesante en la prevención de la caries dental.
Otras propiedades atribuidas al té son su efecto diurético, contribuye a la hidratación de la piel, por el sabor amargo que le confieren los taninos tiene efecto astringente y además posee un bajísimo valor calórico, muy a tener en cuenta como bebida que puede sustituir a los refrescos gasificados y azucarados.
Pero como nada es perfecto, también presenta algún inconveniente muy a tener en cuenta sobre todo si se padece anemia, y es que el té dificulta la absorción del hierro presente en los alimentos.
Y como siempre en alimentación y nutrición, tan malo es el exceso como el defecto así es que, se debe comer de todo pero no se puede abusar de nada. Y para despedirme, yo les recomiendo que se preparen un té y que lo disfruten al estilo oriental, es decir, disfrutando únicamente el instante presente y recuerden que por algo existe una hora a la que desde hace muchos años se le dedica siempre el mismo acto:
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr