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Revisando datos de crónica del tiempo pasado saltó a la vista la infeliz experiencia de un pastelero, que quiso dar el nombre de una célebre actriz italiana a un pastel

Cuidado con Dedicar Obras de Cocina a Gente Famosa



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Matteo Gaffoglio
Comunicador y experto en gastronomía

 

Revisando datos de crónica del tiempo pasado saltó a la vista la infeliz experiencia de un pastelero, que quiso dar el nombre de una célebre actriz italiana a un pastel, expresamente elaborado para ella. Pero la actriz, en vez de sentirse honorada con que su nombre se fuera andando entre la gente y en el futuro pasar a la posteridad, recordada por haber sido una gran actriz; ella quiso preferir enviarle sus abogados, dotados de papeles sellados, a imponer al abrumado pastelero un porcentaje sobre la ganancia de las tartas que llevaban su nombre.

 

Una acción que no le hizo honor, y sus fans, los que supieron del hecho, se quedaron pasmados. Evidentemente a esta actriz, más que el honor, le interesaba el dinero ya que no le gustaba que los demás hicieran su agosto a sus espaldas sacando provecho con su nombre. Por supuesto no estaba obligada a conceder su nombre ya que nadie se lo había pedido. El pastelero hubiera debido comunicarlo antes a la actriz porque, siendo una dedicación, se puede aceptar o, en lo contrario, rechazar. Mientras que los demás personajes que pasaron a la historia, habían comprendido bien el valor y la importancia de tener su nombre representado en una obra gastronómica: sea un plato de cocina, un plato flambeado, un dulce, o un drink internacional, eran muy felices y honorados. Por cierto, no pretendieron ser remunerados porque las obras venían dedicadas, como así era el deseo del pastelero implicado con la actriz que no había comprendido el sentido honorífico del acto.

 

David y VivieSe trataba del pastelero David Glass, titular de la Pastelería Laboratorio “Desserts by David Glass”, de Hartford en el Connecticut de los Estados Unidos, con su esposa Vivie, expertos en Old style Cakes, cuyo hecho remonta al año 1998; cuando quiso dar el nombre de la actriz de su corazón, la célebre diva del cine italiano, Sofía Loren, al pastel inventado para ella en el año anterior y que tuvo ya un gran éxito porque gustaba muchísimo a sus clientes, por ser muy bueno y bien elaborado.

 

David Glass, antes de abrir la pastelería, se fue por unos años a Francia y a Suiza para aprender y practicar el arte blanco; pero aprendió también que muchas obras se distinguen sobre todo y atraen por llevar nombres de personajes que elevaron la historia culinaria en todo el mundo. De aquí su deseo de dar el nombre de una persona importante a una obra suya: la “Tarta Loren”. ¿Y quién podían ser si no la actriz de su corazón? En efecto, el elaborado, siendo muy bueno como la idea de ponerle su nombre, en un año vendió 25.000 dólares de tartas Loren, David estaba satisfecho y muy contento. Pero no lo fue por mucho tiempo.

 

Dos meses después llegó a la Pastelería un señor distinto, desde su elegante carpeta sacó unos papeles llenos de sellos que presentó a David con aire severo. Era uno de los avocados de Sofía Loren.

 

Old Style Dessert

 

El lenguaje burocrático impreso no era de competencia del pastelero, pero dos palabras que logró descifrar no dejaron dudas: “cease and desist”, es decir, cesar de utilizar el nombre de Sofía Loren y desistir por si acaso en futuro utilizara el nombre otra vez. Es más, con papeles y cuentas en la mano exigió el 12% de la venta de tartas Loren del año entero anterior que ascendía a 3.000$ y que la actriz pretendía cobrar. Aunque pequeña fuera la suma, para ella que vive en su grande y lujoso apartamento del Upper West Side de Nueva York, pero era bastante grande para el pequeño pastelero de provincia David Glass.

 

David estaba consternado por esa improvisada ruptura con Sofía, y no comprendía esa denegación de utilizar el nombre de una persona famosa, cuando ésta misma debería sentirse honorada, ya que en la historia de la gastronomía jamás un personaje rechazó conceder su nombre, porque la obra le venía dedicada, como tampoco pedir remuneraciones a cambio. Entonces, quiso insistir más con los abogados tratando de advenir a un acuerdo para poder volver a producir ese pastel tan delicioso y tan requerido por sus clientes, siendo también para él un buen negocio porque atraía muchos clientes. Al fin el acuerdo se concretizó, establecido que el porcentaje debía estar no menos del 12% sobre las tartas Loren, así que David si quería continuar debía cada año pagar alrededor de 3.000$ según la marcha de las ventas de la tarta Loren. Pero nadie de los dos contendientes (y mucho menos sus abogados) pensó que si el pastel era bueno no era por el nombre de la actriz, sino por el pastelero que supo elaborarlo perfectamente.

 

 

Las recientes noticias vía web comunicaban que la Pastelería de David Glass, en el 2009, después de 28 años de actividad, tuvo que cerrar por causa de altos gastos y pérdidas, interrumpiendo toda la producción pastelera, y de la tarta Loren. David Glass todavía hoy en día está tratando con sus clientes para que inviertan en acciones para financiar su reapertura, mas parece que ese proyecto se realizará cuando las ranas críen pelo.

 

Merece subrayar que siempre en la historia culinaria ha sido un gran honor para los chefs, maîtres d’hôtel, barmen, pasteleros, poder dar nombres de personajes famosos a sus prestigiosas obras. En efecto, empezando desde el famoso libro Le Guide Culinaire, donde el gran maestro y gran chef de cocina, August Escoffier, con la ayuda de sus valientes colegas, codificó por primera vez la cocina clásica internacional (la 1ª edición salió en el 1902, el autor de estas líneas heredó una copia de la 4ª edición del 1921: una verdadera joya de la cocina internacional), la cual guía abunda de platos de carne, pescados, salsas, guarniciones, cremas, ensaladas, postres, etc., que llevan nombres de personajes famosos como reyes, reinas, príncipes, músicos, actores, actrices de teatro, óperas, bailarinas, cabarets, hombres y mujeres de estados, importantes localidades, etc.

 

Como conclusión se brinda al lector unas notas de la Académie de Gastronomie J.A.Brillat-Savarin de Paris, sobre el postre “La Pêche Melba”; (Justo para citar una receta clásica internacional dedicada a una cantante de ópera).

 

Londres, 1894. La célebre cantante australiana Helen Porter Mitchel, que nació en 1866 en Melbourne, más conocida como “Nelly Melba”, ha llegado a Londres. Ella ha desencadenado el entusiasmo de los espectadores venidos numerosos a escucharla a interpretar “Lohengrin”, de Wagner al Coven Garden. La pureza de su voz y la maestría técnica hacen de ella una de las más grandes divas de nuestra época. Su recital ha sido un verdadero triunfo. Entre sus numerosos admiradores se podía contar el célebre cocinero francés August Escoffier, que dirigía las cocinas del Hôtel Savoy de Londres, donde alojaba Mademoiselle Melba. La gran cantante muy satisfecha de los servicios de aquel que se le apodaba “el emperador de los cocineros”, ella le había ofrecido dos butacas al teatro.

 

Escoffier, muy honorado por esa invitación, fue muy entusiasta por la interpretación magistral de esa ópera inspirada en el “Chevalier au Cygne”. Demasiado tímido para agradecerla, él tuvo la idea de inventar un postre muy elaborado que le ofreció al almuerzo. Elaboró una variante de la “La pêche Cardinal”. Hizo entallar el cisne de Lohengrin dentro de un bloque de helado a la vainilla puesto en una copa de plata sobre melocotones de carne blanca en jarabe a la vainilla, pues cubierto con coulis de frambuesas y un velo de azúcar en polvo. Era la primera pêche Melba.

 

En sus Memorias, Mademoiselle Melba evoca la siguiente escena:

Yo almorzaba sola en mi habitación del Hôtel Savoy, en Londres, en un glorioso día de primavera. Al final del almuerzo, que estuvo exquisito, llegó un plato de plata tapado, en quitar la tapa me dijeron que Monsieur Escoffier lo había preparado expresamente para mi, Y todo como Eva gustó la primera manzana, yo comí la primera pêche Melba del mundo. Está deliciosa, preguntáis entonces el nombre a Monsieur Escoffier. La respuesta fue que no tenía nombre, mas que Monsieur Escoffier solicitaba el honor de llamar pêche Melba; que yo acordé con el más grande placer. Y ya no pensé más. Pero, muy de prisa, la pêche Melba hizo furor en Londres”.

 

La pêche Melba continua teniendo un buen puesto entre los postres que se degustan en todo el mundo. En cuanto a Nelly Melba, ella murió en el 1931, dejando con su gloria …¡la historia de la Pêche Melba!

 

Pero eran otros tiempos y con personas de clase. 



  2 COMENTARIOS




15/03/2016  |  15:19
Hay también una receta de spaguettis, con una salsa de laurel, con el nombre de la actriz italiana, que se lo prepararon en un homenaje cuando ganó el oscar por la pelicula "Dos mujeres". Aparece la receta en un libro de pasta de Paloma Gómez Borrero. ¿Pediría también un porcentaje? Porca Miseria....
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15/03/2016  |  15:19
Como siempre,narración simpática y anecdótica, relatada con un gusto de técnico de gastronomía. Lamento que personas tan renombrables como esta famosa actriz, no tengan bastante con su propio caché y busquen beneficios en otros lugares en los que,sólamente han querido ensalzar el nombre de la artista uniéndolo al de una tarta elaborada para rememorar el buen nombre de esta famosa.
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