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Queridos Reyes Magos



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Tatiana Suarez Losada
La cocina me apasiona desde pequeña y desde entonces no he dejado de aprender



Queridos Reyes Magos:

Este año no quiero pediros que me traigáis nada, sólo quiero pediros que no me quitéis lo que tengo: mi familia, mis amigos, mis seres queridos, sin los cuales la vida estaría apagada, como el más triste fogón de una cocina sin alma.

No me quitéis el calor del cariño, del amor, de la pasión por la vida, no me quitéis a aquellos con los que comparto día a día todas estas emociones, con quienes río y lloro, trabajo y descanso, con quienes discuto, para luego reconciliarme en un estrecho abrazo.

No me quitéis la risa, ingrediente esencial de la vida, la capacidad de reírme de mí misma y de conseguir transformar una situación tensa en divertida, y a las personas que me han ayudado a lograrlo.

No me quitéis el placer de hacer regalos, que es casi mayor que el de recibirlos, el placer de pensar en una persona querida mientras compro o preparo con amor un regalo para ella.

No me quitéis la sensibilidad ante el dolor, la capacidad para compartir los momentos difíciles de los demás, escuchando simplemente, sin necesidad de dar consejos.

No me quitéis a los niños, no me quitéis su mirada limpia llena de curiosidad, su candidez, su ilusión por todo lo que les rodea.

No me quitéis esos ratos maravillosos ante una taza de café, esos desayunos compartidos, esas charlas en familia o con amigos, compartiendo la vida, con todo lo bueno y todo lo malo.

No me quitéis la ilusión de seguir aprendiendo, admitiendo y corrigiendo mis errores y acumulando experiencia.

No me quitéis los amaneceres brumosos, las cálidas puestas de sol y las noches estrelladas, la paz del campo, el bullicio de los días de fiesta y la quietud del hogar en días tranquilos.

No me quitéis la visita de amigos lejanos, sus cartas, sus mensajes, sus recuerdos. Algunos de estos amigos han llegado a mi vida a través de la fría pantalla del ordenador, que ha servido de puente para descubrir muchos sentimientos afines, especialmente en materia culinaria. Así, he tenido el placer de conocer a Koldo Royo y a Mercedes Palmer y de colaborar en esta web, he conocido a algunos de los amigos del foro y del chat, he conocido a José Ramón Zueco, con quien he compartido gratísimas experiencias gastronómicas, la última de las cuales se ha visto plasmada en nuestro libro ?Cocinar es Divertido?. Ellos, y muchos otros más, algunos todavía "virtuales", se encuentran ahora entre mis mejores amigos.

Pero, sobre todo, no me quitéis mis pucheros, mis fogones, mi delantal, mi cocina. Mi ilusión por preparar platos para mis seres queridos, mi afán por experimentar cosas nuevas, nuevos sabores, nuevas texturas. Mi ilusión por compartir mis sensaciones y todo lo que la cocina me inspira, por transmitir mi pasión a los más jóvenes, mis hijos, mis sobrinos, mis alumnos.

No me quitéis la inmensa satisfacción de saborear un plato que han aprendido a hacer conmigo, el placer de recibir su amor y su cariño transformado en guiso o en pastel.

No me quitéis los aromas que escapan de los pucheros, del horno, las salsas, los asados y muy especialmente los postres. El aroma que desprende un pastel de chocolate en el horno y que invade cada rincón de la casa o el de la mermelada que borbotea, la contemplación de una translúcida y temblorosa jalea, el sabor y la textura cremosa de un delicioso helado recién hecho o el dulce crujir de unas galletas caseras.

Pero, de entre tantos y tantos platos, pocas cosas son comparables a las sensaciones que proporciona una reconfortante sopa en los fríos días de invierno. Nada más levantar la tapa del puchero, su aroma nos embriaga y nos promete sabores intensos, luego, en la cuchara y en el paladar, la promesa se hace realidad y todo nuestro ser se llena de una dulce sensación de felicidad, de calor y de bienestar. Cualquier sopa, por sencilla que sea, si está preparada con mimo y amor, se convierte en un gran plato que nos devuelve la energía y el calor perdidos, ante el cual surgen conversaciones cálidas, emociones compartidas, y nos sentimos orgullosos de haberlo logrado con unos pocos ingredientes sin grandes pretensiones, pero a los que añadimos uno esencial: el Amor.

Espero que os guste la sopa que dejo preparada para vosotros junto a mi carta.


Sopa para los Reyes Magos
Imagino a los Reyes Magos cansados tras su largo viaje, después de haber depositado sus regalos ante el portal, hambrientos y llenos de frío. Creo que no está mal hacerles un regalo a cambio de los muchos que ellos nos traen cada año. Para ellos es esta sopa sencilla, humilde y reconfortante, que calienta el cuerpo y el corazón.

Esta receta es una variante de la "Sopa de Mestizaje" (ver mi artículo "Las cuestas de enero con pan, son menos"), a la que he añadido arroz y especias algo más exóticas.

Ingredientes para 4-6 personas:
Pan seco
4 cucharadas de aceite de oliva
1 cebolla mediana
3 dientes de ajo
un puñado de arroz
un poco de pimentón dulce
un poco de pimentón picante (opcional)
2 litros de caldo de carne o de ave
sal
4-6 huevos
Especias: pimienta negra recién molida, nuez moscada recién rallada, raíz de jengibre seca recién rallada o jengibre molido, comino en polvo, cardamomo en polvo, especias árabes (ras-el-hanout o caldereta), sazonador de cinco especias. De todo ello una pizca.

Preparación:
1) En una cazuela amplia, preferentemente de barro, calentar el aceite y rehogar en él la cebolla picada hasta que se ablande. Añadir los ajos cortados en láminas finas y rehogar brevemente sin que tomen color. Retirar del fuego y agregar el pimentón, remover e incorporar el pan troceado. Mezclar a fondo con una cuchara de madera para que el pan se impregne con el pimentón y añadir 1,5 litro de caldo, que deberá estar muy caliente. Llevar a ebullición, sazonar, bajar el fuego, tapar y cocer durante 15 a 20 minutos, o hasta que el arroz esté hecho.

2) Rectificar el punto de sazonamiento y añadir el caldo restante. Batir con un tenedor de madera para romper un poco el pan y unificarlo con los demás ingredientes. Añadir más caldo si fuera necesario, dependiendo de la consistencia deseada. Cascar los huevos y añadirlos a la sopa, tapar y cocer a fuego lento brevemente hasta que la clara haya cuajado, pero no así la yema, que deberá mantenerse líquida. Servir inmediatamente.

NOTA: Si no gusta alguna de las especias, se puede eliminar.
Si se desea, se puede triturar la sopa. Se congela perfectamente.



  2 COMENTARIOS




15/03/2016  |  15:19
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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15/03/2016  |  15:19
gracias me encanta
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Pedro Manuel Collado Cruz

La cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente

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