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Villa Carlos Paz



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Norberto Eugenio Petryk

?la vertiente?, camino entre las sierras utilizado por los comechingones

Esta villa serrana se encuentra en la provincia de Córdoba, Argentina, a 725 km de Buenos Aires y a 36 km al oeste de la capital de la provincia que lleva su mismo nombre (Córdoba capital) unida a ésta por una moderna autopista. La villa, ubicada en el sector sur del Valle de Punilla junto al lago San Roque (anteriormente un extenso valle), es el principal centro turístico de la provincia y uno de los centros más populares conjuntamente con Mar del Plata, Bariloche, etc. Presenta muchos atractivos turísticos para ser disfrutados durante todo el año ya que durante el verano el lago San Roque permite muchos deportes náuticos: cabotaje, natación, navegación a vela, a motor y windsurf, además un servicio de catamaranes recorre el lago y se pueden alquilar motos náuticas, botes a remo, canoas y triciclos acuáticos. Sobre el río San Antonio se encuentran muchos balnearios que lo convierten en plena temporada veraniega en uno de los sitios más concurridos desde el muy popular ?Fantásio? hasta los de ?Cuesta Blanca?, un servicio regular de ómnibus recorren siempre estos puntos para trasladar a los turistas desde y hasta el centro de la ciudad; en inverno se puede optar por largas caminatas o cabalgar por las sierras o el cable carril a poca distancia del centro de la ciudad, disfrutando también de temporadas en que la nieve lo cubre todo de blanco, hace poco, a mediados de septiembre (2007) presencié una de las últimas nevadas del año, estando en el Barrio Sol y Río veía las cumbres que dan a Los Gigantes todas pintadas de blanco. Para llegar desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se puede utilizar por ruta un automóvil o los servicios de autobuses de larga distancia (que parten desde la Terminal de ómnibus de Retiro para bajar en la Terminal de Villa Carlos Paz). Hay otras vías, pero que llegan solo hasta Córdoba Capital, son por vía aérea (?Aeroparque? a ?Pajas Blancas?) o en ferrocarril (turista, primera, pullman y coche camarote) que parte de Retiro y cuyo recorrido concluye frente a la Terminal de ómnibus de Córdoba Capital.

La villa posee un centro comercial dividido en dos, por un lado el ?centro viejo? y por el otro ?el nuevo?, unidos por el ?puente central? que cruza el río San Antonio (casi al inicio del lago San Roque), allí se encuentran muchos comercios, galerías, cines, teatros, discotecas, bares, hoteles y casas de comida y restaurantes para todos los gustos y presupuestos, si busca satisfacer todos sus sentidos y ser bien atendido les recomiendo no perderse del restaurante Ambrogio (a unas cuadras del famoso ?Reloj Cu-cu?, en el centro viejo, camino a la localidad de Tanti), atendido por su propio dueño el chef Luis Horacio Pastene, con una carta de platos gourmet que incluye una selecta variedad de vinos, instalado en lo que fuera una antigua y señorial casona de mediados de 1900 con una imponente vista al lago y a la ciudad, abierto todo el año (alta temporada todos los días, almuerzo y cena / baja temporada cierra los martes y el œ día del miércoles) Bv. Sarmiento 1093, Villa del Lago (03541) 42-1200 e-mail: ambrogio@ciudad.com.ar

A pocas cuadras del centro viejo se puede visitar el parque estancia ?La Quinta?, 5 hectáreas de parque de gran valor histórico, cultural y natural, con visitas guiadas y entrada libre y gratuita, se puede recorrer este viejo casco de estancia adquirido por la Municipalidad de Villa Carlos Paz en 1996, luego declarado patrimonio histórico, y que con anterioridad (1906) fuese un complejo jesuítico, cuenta con una sala de exposición a donde se pueden observar fotos antiguas de la villa y alrededores, comparándolas con otras de los mismos sitios en la actualidad, también se pueden ver restos arqueológicos de los antiguos pobladores aborígenes de la zona y una gran variedad de especies arbóreas autóctonas e introducidas posteriormente. Horarios e información en oficinas de la Secretaría de Turismo de Villa Carlos Paz o por teléfono al 0810 888 2729 y por la mañana al (+54-03541)436426. Allí fui muy bien atendido por la guía: Licenciada en Turismo Lucia Marsilli.



En temporada alta de invierno (mes de julio) o verano (enero y febrero) se encuentra abierta la ?Feria Paseo de los Artesanos? (L. N. Alem y Las Heras, detrás de la galería ?Strada? sobre la Av. General Paz), de 19,00 a 01,00 horas, podrá adquirir todo tipo de artesanías de la más alta calidad, tejidos, metal (bijouterie), piedra, cerámica, madera, etc. (www.artesanoscarlospaz.com.ar).

Metiéndome en la gastronomía, es interesante analizar la parte arqueológica y sus raíces, con sus poblaciones primitivas, el asentamiento humano más antiguo pertenecía a la etnia ?comechingones?, pertenecientes a la raza ?huárpidos?, que se encontraban divididos en dos grupos, los ?hénias? y los ?camiares? o ?kamiares?.

La región de los comechingones parece haberse extendido a lo largo del cordón serrano que lleva su nombre, desde las actuales Villa de Soto y Cruz del Eje hasta proximidades de Sampacho y El Morro de San Luis. Las dataciones obtenidas por Alberto Rex Gonzáles con radiocarbono los sitúan entre 500 y 1000 años antes de la era actual, aunque los últimos hallazgos reconocen unos 10.000 años de antigüedad.

El cronista Sotelo de Narváez usa los designativos Indana, Indamá, Indamú, que no han sido confirmados por hechos lingüísticos documentados, ni la tradición posterior. Cabría sospechar una extensión semántica interior al español mismo, pivoteando sobre la voz indio (1).

Salvador Canals Frau (1944), distingue en el comechingón dos grupos dialectales separados por el paralelo de Córdoba (31 y minutos): Henias al Norte y Camiares al Sur( 2).

Clasificación bastante singular desde que casi todos los topónimos empezados con [kami-], partícula inicial del nombre "Camiare" (Camín Cosquín, Caminiaga, Camin Tica), se hallan en la supuesta zona Henia. Antonio Tovar (1961) menciona cinco dialectos: Main-, Yuya-, Mundema, Cama- y Umba- de los cuales no han quedado rastros en la toponimia histórica y contemporánea (3).

El hábitat de los comechingones comprendía "Traslasierra" y estribaciones de San Luis (Bixio: 1989), contradiciendo parcialmente las fronteras lingüísticas, isoglosas inequívocas, de la región: posiciones acentúales y curvas tonales distintas en las dos laderas de la Sierra. El mapa de Canals Frau deslinda con precisión dichas áreas, mostrando un triángulo alargado al oeste de camiares y henias donde vivían los holongastas a quienes debe atribuirse la tonada de "Traslasierra", norte de San Luis y Sur de La Rioja. La experiencia universal -señalada con luminosa claridad por E. Sapir respecto a los Athabaskas, Norte América-, muestra un mismo grupo étnico hablando distintas lenguas. Lo que no ha quedado suficientemente claro es si la separación incluye ritmos musicales. Su lengua como sus costumbres se han perdido ya que a la llegada de los conquistadores españoles y debido a las guerras o las encomiendas (se los entregaban a terratenientes para trabajar las tierras o en minas o canteras) se los obligó a mezclarse con otras poblaciones traídas de otras regiones y a hablar el idioma ?quechua? que los conquistadores ya habían aprendido.

La conquista de ?la provincia de los comechingones? la comenzó Francisco de Aguirre en 1556 y hacia 1573 el capitán Lorenzo Suárez de Figueroa, le dejó al General Jerónimo Luis de Cabrera el testimonio de un relato de su expedición por el territorio actual de la Provincia, habiendo recorrido las Salinas Grandes y la región de Quilino hacia el sur, rebasando los valles de las Sierras Chicas.

El propósito de los conquistadores del Alto Perú en encontrar una ruta hacia el Río de la Plata determinó la decisión de erigir la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía.

La capital de Córdoba es fundada así, a orillas del río Suquía (hoy Río Primero) el 6 de julio de 1573 por Jerónimo Luis de Cabrera.

Luego de su fundación, Córdoba integró la Gobernación del Tucumán, dependiente primero de Chile y luego del Virreinato del Perú. Lo que muestra que se arrastraron costumbres de la cultura y gastronomía de esas zonas del norte con las corrientes poblacionales que fusionaban a españoles con indígenas de esas latitudes.

La necesidad de dividir el Virreinato del Río de la Plata y su importancia estratégica, llevó a convertirla en intendencia el 5 de agosto de 1783, siendo su capital la ciudad de Córdoba, abarcando sus límites hasta las regiones de San Juan, San Luis, Mendoza y La Rioja.

Su primer Gobernador Intendente fue el Marqués de Sobremonte. Los conquistadores introdujeron a los jesuitas, quienes crearon numerosas estancias en el entorno de la ciudad y en las rutas de comunicación, asegurando una abundante producción pecuaria y consolidando las vías comerciales.

Llegan así al finalizar el siglo XVI, los primeros jesuitas quienes, posteriormente, levantaron la Compañía de Jesús, que comenzó a ser edificada en 1650. Siendo el templo más antiguo en la ciudad, es declarado monumento nacional en 1940 y Patrimonio de la Humanidad, en el año 2000.

En 1869, don Rudecindo Paz adquirió la estancia Santa Leocadia (actualmente centro de la ciudad Villa Carlos Paz) e inició la construcción del dique San Roque. A partir de 1904, su hijo Nicandro Paz quedó como único propietario de las tierras y con él se inició la expansión. La fundación formal de Villa Carlos Paz data de 1913, cuando don Carlos Nicandro Paz, encomendó su trazado al ingeniero Vázquez González.

La Villa está ubicada en el sector Sur del Valle de Punilla, junto al lago San Roque que en su momento fuera el más grande del mundo. El embalse producido inundó un amplio y verde valle quedando formado este magnífico lago, cuya existencia marcaría para siempre el destino de Villa Carlos Paz.

A fines del siglo XIX, las pujantes condiciones demográficas y el desarrollo de la producción agrícola-ganadera de la ciudad de Córdoba y su zona de influencia, exigieron la construcción de un sistema de provisión y distribución de agua potable, que contemplara las necesidades locales. Esto motivó que el por entonces gobernador de la Provincia, doctor Miguel Juárez Celman, encomendara a los ingenieros Carlos Cassaffousth y Eugenio Dumesnil, un estudio sobre las posibilidades hidrográficas de la zona, especialmente referidas al río Suquía, del que eran tributarios los ríos Cosquín y San Roque.

Las tareas comenzaron en marzo de 1884 y finalizaron en septiembre de 1886. Las conclusiones fueron que para satisfacer la necesidad de agua para la Capital, había que llevar a cabo cuatro obras fundamentales: un dique monumental; otro pequeño, en Mal Paso (actualmente el lugar se llama Dumesnil) y dos canales maestros para distribuir el agua en las sierras.



Las obras demandaron el continuo esfuerzo de más de 3.200 obreros, que en tres años terminaron el dique San Roque y por ende el Lago, que fue inaugurado el 12 de abril de 1890 por el gobernador Miguel Juárez Celman.

La villa fue declarada ciudad el 16 de Julio de 1964 y a partir de 1970 comenzó su esplendor como ciudad turística.

El 16 de julio se conmemora la fiesta patronal de la Virgen del Carmen.
En el año 1921 se radica en la zona el Dr. Enrique Zárate

Morteros fijos en la ribera del río San Antonio.

que inicia el primer emprendimiento urbanístico que llama Villa del Lago, construyendo sobre grandes espacios 10 magníficas residencias que aún sorprenden en nuestros días (lugar a donde esta ubicado el restaurante ?Ambrogio?).
Con el correr del tiempo, hacia 1930, se fue produciendo la división de los campos a través de los herederos y comenzó de esta forma la llegada de capitales que iniciaron y la creación de loteos.

En zonas linderas al río San Antonio (fotos tomadas a la altura de Sol y Río) se pueden aun observar restos arqueológicos de zonas de molienda, ?morteros fijos? y ?conanas? cavados en las rocas; en una de las zonas que estuve observando, en un radio de 10 metros cuadrados, llegué a contar 16 morteros de distintas profundidades y diámetros, pudiendo corresponder a mujeres de distintas edades o bien a distintos usos como la molienda de granos, como el maíz, los más grandes y para moler tinturas para la ropa o semillas más pequeñas, como la quinua otros, o bien para moler el ?cebil? que usaban los hechiceros como alucinógeno para los rituales, convirtiéndolo en polvo y aspirándolo por la nariz. Los morteros se utilizaban para la molienda gruesa de los granos y para un molido más fino (harinas) se molían en las conanas, que se notan como espacios más planos y claros en la misma roca, la molienda se realizaba o bien con manos de piedra o con manos de palos, también fueron hallados en la zona morteros móviles más pequeños que se pueden adjudicar al uso de los mismos en viajes o bien para molienda de tinturas o cebil, como restos de cerámica que si bien algunos antropólogos no adjudican a los camiares y suponen que son producto del intercambio, se supone que estos recipientes fueron utilizados para guardar alimentos o para cocinarlos.

Los comechingones eran trogloditas (habitaban en casas cueba, semienterradas, con paredes bajas a la que se accedía por rampas y que eran compartida por 5 o más matrimonios) se caracterizaban por ser aborígenes barbudos (los hombres), algunos investigadores los citan como dentro de una isla ya que si bien sus rasgos corresponden a los huarpes, no reciben influencia ni andina ni amazónica y dados los restos encontrados, tanto de morteros, conanas, como puntas de flechas y hachas, talladas en piedra se los asocia más a poblaciones del paleolítico; se sabe que los henias desarrollaron la técnica de la cerámica pero se cree que si bien se han encontrado algunos restos en zonas de camiares, estas son de otros orígenes (pueden haber sido producto del intercambio); si se sabe que tejían cestos, redes, construían canoas, y tejían en telares sus vestimentas.

Si bien se han perdido sus técnicas gastronómicas se sabe que en un comienzo el alimento se basaba en la recolección de granos como quinua, fruta de algarrobo, y chañar, y la caza de guanacos, liebres, ciervos, avestruces y aves; posteriormente introducen el cultivo del maíz, zapallo, poroto y quinua (posiblemente también papa y maní ?cacahuete) y la cría de ganado, llamas y aves (algunos autores sostienen que también alpacas, que fueron llamadas ?ovejas de la tierra? por los españoles y que usaban para extraer las fibras para tejer su ropa).

Con las hojas y corteza del árbol de nombre ?molle? (pimentero falso, llamado también amambay) como con los frutos del algarrobo, fabricaban una bebida fermentada llamada ?aloja?, que sin fermentar en el caso del algarrobo se denomina ?añapa? (bebida dulce no alcohólica), además con el mismo fruto de algarroba o el del chañar, molido y reducido en el fuego se hace ?arrope?, una especie de mermelada sin el agregado de azúcar ni miel (la miel ya era conocida y utilizada desde tiempos remotos por muchas poblaciones aborígenes americanas e incluso algunas etnias reconocían muchas variedades de la misma). Con el fruto del algarrobo, molido y convertido en harina se hacía un tipo de pan llamado ?patay?. Otra bebida fermentada hecha a partir del maíz es la ?chicha? (se cultivaban unas 25 variedades de maíz), también con el grano de maíz molido grueso o fino se preparaban varias comidas o con algunas variedades, echados al rescoldo, se hacia el ?pururu? (pororo o palomitas de maíz).



Recorriendo la zona de San Antonio encontré gran cantidad de ?pircas?, cercos de piedra con que se dividían los territorios familiares o de los sub-grupos, y dentro de los cuales hay divisiones menores que permitían la cría de ganado y la siembra. Estas pircas delimitaban los territorios de siembra, cría de ganado, coto de caza y pesca de cada grupo familiar. El traspasarlos violando los territorios devenía en guerras.

Argentina se independiza de España y abre sus puertas a todos los habitantes del mundo a partir de 1850 (para poder crecer como nación y poblar el extenso territorio); en 1880 llegan a esta zona de Córdoba una gran cantidad de inmigrantes europeos, sobre todo de Italia y Alemania, que traen consigo sus costumbres y cultura, fusionándolas con la nativas en algunos casos, creando algunas comidas nuevas con los alimentos autóctonos e importando otras ya existentes en sus tierras natales.

Pircas en la zona serrana de San Antonio.

Entre las comidas típicas de esta zona se encuentran las empanadas, caracterizadas por llevar pasas de uva y azúcar en su relleno, en Córdoba, el antecedente de la empanada actual recibía hacia mediados del siglo XIX nombres tan característicos como "pastel federal" o "empanadas de Misia Manuelita". En su libro "La cocina ecléctica", Juana Manuela Gorriti alude a una "empanada fiambre" que se comía durante los largos viajes a caballo o en diligencia, y en "El Gran Libro de la Cocina Argentina" se anota la sesquicentenaria receta de aquella empanada federal. Esta receta incluía: una gallina hervida cortada en trocitos, 3 cucharadas de grasa, 2 cebollas y 2 ajíes verdes cortados en juliana, 6 peras verdes por dos tazas de agua, 4 cucharadas de azúcar, 2 clavos de olor, 3 huevos duros picados, 12 aceitunas negras descarozadas y picadas, ají picante, sal, pimienta y pimentón a gusto. Para la preparación era indispensable poner la harina sobre la mesa haciendo un hueco en el centro, arrojar adentro del hoyo la grasa, las yemas, la salmuera y luego estirar la masa lograda. Acto seguido se pelan las peras, se cortan en trozos (sin semilla) y se ponen a cocinar con una taza de agua junto a las 4 cucharadas de azúcar y el clavo de olor, hasta que estén blandas. Luego se fríen las cebollas en tres cucharadas de grasa y los ajíes, sin que se doren. Se agrega el ají picante, el pimentón disuelto en un poquito de agua, la pimienta y la sal. Se añaden los trozos de gallina al huevo y las aceitunas y se cuece todo rápidamente, mezclándolo bien. En cada disco se coloca una porción de gallina, dos o tres trocitos de pera, y se cierran las empanadas haciendo el repulgue. Se cocinan a horno y antes de que estén doradas se pintan con un baño blanco de 2 claras mezcladas con 2 cucharadas de azúcar. No sólo las empanadas que se comían en esa época combinaban dulce y salado.

En el Libro de la Cocina de las Hijas de María y Filomena, un clásico que registra diversas formas regionales, las empanadas están bajo el rubro pastelería (por eso no llama la atención que a principios del siglo XIX, en Córdoba, el "día de las empanadas" fuera también el de amasar tortas, pastelitos y bizcochos). El azúcar y las pasas de uva le daban el toque dulce, el pimiento y el ají, el salado. Trocitos de papa, aceitunas verdes y huevos duros picados eran, a veces, parte del relleno. La versión actual de la empanada cordobesa dejó de ser dulce y lleva, además de los ingredientes tradicionales, cebolla de verdeo y tomate y se condimenta con comino y pimentón dulce.

En el tema de las empanadas como bien se puede notar, si su origen es persa y por la invasión de los moros y permanencia en España han tomado fuerza en la península de donde han venido de la mano de los conquistadores a estas tierras, aquí se han adaptado y tomado su propia vida y forma, convirtiéndose así en un plato típico y muy diferente a los originarios, tanto en su forma como en su contenido. Cada provincia Argentina tiene sus propias características de hacerlas y rellenarlas, pero la experiencia me ha demostrado que en cada casa en particular y región en particular se preparan y rellenan muy distinto, eso es producto de la fusión que se da por el intercambio de habitad de integrantes de distintas provincias más los inmigrantes; un simple ejemplo puede demostralo, en estos momentos estoy en la zona serrana de Villa Carlos Paz, Provincia de Córdoba, Argentina, y he intentando comer ?empanadas cordobesas?, bueno, salvo alguna pequeña similitud no lo he logrado, ya que en los locales de venta de empanadas, los que las hacen son de otras provincias y llevan sus costumbres y gustos a cuesta, puede ser que en alguna casa particular, un ama de casa o una viejita mantenga las características indicadas para esta empanada tan particular que lleva en la masa ?azafrán? o en algunos casos ?pimentón?, y en su relleno, a parte de las pasas de uva (uvas pasa) ?azúcar?, y sin pretender las originales que eran de gallina, sino las más actuales que son de carne vacuna, pues, como puedo ver, no hay en ningún local las que busco probar, lo que me indica que las costumbres culinarias se van perdiendo, en todo caso transformando y cambiando mientras se fusionan.

A su turno, Víctor Gálvez escribió en 1942: Cada empanada cordobesa, grande y de sólida masa, contenía un sabrosísimo picadillo, con aceitunas y cebollas, el abundoso jugo corría por la mano de quien emprendía la tarea muy agradable de comer aquel manjar. Una empanada era un almuerzo verdadero y suculento. Se vendían en tableros limpios, cubiertos con paños blanquísimos y las abrigaban un tejido de lana para conservarlas calientes. Les formaban un lecho abrigado, del cual era preciso sacarlas para que el comprador sin pérdida de tiempo le hincase ávidamente el diente, ya que entonces tenían buen apetito y excelente estómago los felices habitantes de la ciudad fundada por Cabrera. En efecto. Empanadas por desayuno, mazamorra y locro, puchero henchido de legumbres, natilla, arroz con leche polvoreado con canela u orejones de durazno con azúcar, tal era la comida general, variándola con la carbonada, el chupé o guisos de salsas de cocina española, que se conservaba gracias a no conocerse aun la cocina extranjera, el cosmopolitismo culinario, que hace que nuestra mesa moderna conceda hospitalidad a todos los buenos platos al uso de otros pueblos extranjeros.

Otros platos regionales son el ?chivito? (cabrito) a la parrilla o al asador o bien a la cacerola, el ?pollo al disco?, realizado en una especie de olla construida con el disco de un arado, y entre los dulces el típico alfajor cordobés consiente en muchos casos de cuatro tapitas de galletita unidas por dulce de leche repostero, otros con dulces regionales y cubiertos con un baño de azúcar, también las colaciones, consientes en una galletita cóncava rellena de dulce de leche y cubierta con un baño de azúcar (tipo glasé real mezclado con merengue para que quede más esponjoso), además de otros dulces como ?alfeñiques? y los típicos arropes de chañar, algarroba o higo de tuna.
Siempre que voy a la villa me atrapan los ?criollitos con chicharrón? (cremonas ? panes hojaldrados amasados con grasa ?manteca-) para el mate de la mañana o la tarde. Esta vez mi amiga Silvia Cohen (03541) 42-2908 silviascohen@hotmail.com, me invitó a un festival de pastas caseras que ella misma elabora y vende, degustamos deliciosos ravioles y sorrentinos ?algunos con masa a la espinaca- con distintos rellenos, los ravioles de papa y tocino (panceta) fueron mis favoritos ya que me recordaban a los ?perojé? (aunque algunos llaman perohé o perogé o pegoguis a los cocidos al horno y vareniki a los hervidos, para otros ?pyrogy? y ?varenyky? es la misma comida con diferencia de dialecto) de mi abuela paterna, que en todo caso cuando estaban recién hechos eran hervidos y para recalentarlos se los tostaba sobre una plancha de hierro caliente o al horno.

Siguiendo con el viaje, en el trayecto entre Buenos Aires y Córdoba se pueden apreciar campos extensos con diversos sembradíos que terminan en el infinito o son interrumpidos por pequeños bosquecillos y cascos de estancia, algunos muy antiguos y otros modernos; plantaciones de frutales, los naranjos como manchas en una gran pintura naif y los duraznos, algunos en flor, otros con sus verdes hojas nuevas surgiendo luego del largo invierno a la vida; cuentan las crónicas de principios de 1800 que los árboles de durazno traídos por los conquistadores se adaptaron tan bien a estas tierras que llegaron a formar sendos bosques a las afueras de Buenos Aries, y dada su gran cantidad y polución hasta se usaba su madera para hacer fuego. En el mismo trayecto se pueden observar también barrios privados (countrys club) con costosas casonas y mansiones que contrastan con los barrios carenciados construidos con chapas, restos de madera y cartón, hechos estos que marcan la acentuada diferencia de clases socio económicas de la Argentina actual.

Solo un hecho me molestó mucho, en todo el viaje, tanto en los montes como en los campos y ríos he visto cantidades de basuras (deshechos) contaminándolo todo, por lo que si alguna autoridad municipal, provincial o nacional lee esta nota, le suplico que se preocupen un poco más y tomen acciones para que nuestro planeta no se convierta en un gran basurero destruyéndolo todo y perdiendo los recursos naturales y productivos.

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Para contactar con el autor de este artículo:
norbertopetryk@gmail.com

Fotografías de Norberto E. Petryk

Bibliografía:
(1) Cf.: Sotelo de Narváez, "Relación de las Provincias de Tucumán", en: "Relaciones geográficas de Indias. Perú", Ministerio de Fomento, T.II, pp 143-153. Madrid (1885)
(2) Cf.: Canals Frau, Salvador (1944/1953) "Poblaciones Indígenas de la República Argentina". Sudamericana, Buenos Aires
(3) Cf.: Tovar, Antonio (1940) "Catálogo de las lenguas de América del Sur". Edit. Sudamericana, Buenos Aires. Cf. Reed.: 1961



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