Después de una pequeña ausencia por el
nacimiento de mi retoño, vuelvo con vosotros para disfrutar del mundo de la
cerveza. Esta vez os quiero descubrir una cervecera artesana vasca poco conocida
pero con unos productos muy interesantes. Se trata de Pagoa. Esta
microcervecera está situada en el guipuzcoano pueblo de Oiartzun y está
dirigida por los hermanos Arbelaitz, José Ángel y José María.
Todo nació hace casi treinta años. Los
hermanos Arbelaitz visitaron la región bretona de Karaez, que está hermanada
con su pueblo natal. Allí descubrieron el mundo de la cerveza artesana y
decidieron iniciar su aventura, convirtiéndose en unos pioneros en nuestro
país. En un principio solo iban a elaborar cerveza para autoabastecer su propio
local, pero el negocio no prosperó y decidieron comercializarla. Primero en
barril, pero posteriormente en botella, ya que vieron que era mucho más
rentable. Todo manteniendo ese ambiente de pequeña empresa familiar.
Pagoa ha querido recuperar la práctica ancestral de elaboración de cerveza en el País Vasco, donde ya se elaboraba desde los tiempos de los Romanos, como recogió el historiador romano Plinio el Viejo. El diseño de las botellas también rememora la cultura milenaria de Euskal Herria, donde aparecen unos símbolos que representan las estelas funerarias vascas. Actualmente Pagoa elabora tres variedades de cerveza: la Horia, una Pilsner, la Beltza, una Stout, y la Gorri, una Red Ale.
Esta vez cataremos esta última, la Pagoa
Gorri. Los hermanos Arbelaitz han querido elaborar una Red Ale al más puro
estilo irlandés, aunque el resultado es mucho más original que una simple Irish
Red. Las Red Ale destacan por su color rojizo, sus aromas a maltas tostadas y
sus notas dulces a caramelo.
Una vez servida observamos una cerveza color
rojo tierra, tirando un poco a caoba. Su espuma es de color blanco pálido, fina
y no muy compacta, de un dedo de grosor. Destaca su poca carbonatación, posee
poca burbuja y es muy fina. En seguida percibimos aromas a malta del tipo caramelo,
clásica en las Red Ale, combinadas con un toque interesante a frutos del
bosque, muy atractivo y apetitoso.
El primer sorbo es fresco y ligero, casi
podríamos decir que suave, algo extraño en este tipo de cervezas. Destacan los
sabores frutales de la levadura y el toque dulce a caramelo. En este sentido,
no es tan afrutada como lo podrían ser las Red Ale americanas o irlandesas. En
Pagoa apuestan conseguir este sabor de manera natural, a través maltas
específicas, en lugar de añadirlo artificialmente. Una vez en boca confirmamos
su poca carbonatación, la burbuja casi no se nota en los labios, aunque es
agradable.
El sabor amargo no tarda en aparecer. La
selección de lúpulo elegida aporta intensidad en el paladar. De esta manera se
compensa de forma adecuada el carácter frutal y dulce del conjunto. No podemos
decir que sea una cerveza muy amarga. No dispongo de su nivel de IBU, aunque no
creo que supere los 30. Aun así, Pagoa ha conseguido una cerveza bien
equilibrada y con un buen cuerpo.
Al final del trago vuelve a aparecer el
retrogusto maltoso a caramelo y a grano tostado. Esto proporciona una sequedad
final que deja un gusto muy agradable en boca. Cabe destacar que no es una
cerveza muy alcohólica, de solo 4,6%, aunque cuando se degusta da la sensación de
que su graduación es mayor.
La Pagoa Gorri es una buena opción para
servirla junto a carne de cerdo, quesos suaves, ensaladas bien condimentadas y
hasta con mariscos o sushi. Para aquellos más aventureros, una combinación
curiosa puede ser con postres dulces y cremosos con base de caramelo y
chocolate. Como buena Red Ale es recomendable servirla en
un vaso de pinta.
En definitiva, se trata de una Red Ale bien
conseguida, una variante poco elaborada en nuestro país. No diría que sea de
mis cervezas preferidas, pero es una espumosa equilibrada y fácil de beber.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |