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Mercedes Palmer Entrevista a Conxita Boncompte



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P- ¿Por qué empezaste a pintar?

Mercedes, no tengo conciencia de haber ?empezado a pintar? nunca jamás. Puedo, pero, proporcionarte detalles a nivel racional. El primer recuerdo que tengo de mí misma es sentada en el suelo de un patio interior, dibujando y pintando suelo y papeles, sin entender qué hacía allí, en vez de estar en el jardín de la casa amarilla de la que venía. No son recuerdos intrauterinos como los de Dalí aunque sí precoces porque no tenía más de dos años.

Empecé a pintar al óleo en el estudio de Odile Kurz a los 10 años. ¿Por qué fui?, para pintar más. Sigo, pues, sin contestar el ?porqué?. Allí pinté más pero yo ya pintaba y... vendía!!

A los 7 años mi madre, compensando un castigo injusto de la escuela, me llevó a una tienda de la Rambla Catalunya para que escogiese un regalo. Me quedé una caja de acuarelas de madera con sus tubos, paleta... la guardo en mi estudio. Nadie me enseñó a pintar a la acuarela, simplemente las usé y sigo haciendo lo mismo.

Ah!... los lápices de España en 1958... se rompían siempre. Un día mi padre me trajo una caja muy grande, era algo que no había visto nunca. Tantos colores, ordenados en tonos, las puntas cortadas redondeadas, el olor... fue mi primera caja de Caran D?Ache. No la estrené y durante años sólo la olía y la admiraba.

Mercedes, no sé el ?porqué?. Veo que jamás tendré respuesta a esta pregunta. No sé por qué pintaba a los dos años, pero sí sé que era mi vida, como comer, respirar... y, ya ves, he seguido comiendo, respirando y pintando. Ah... qué se me ocurre...!!. Mercedes, relaciona lo que te acabo de explicar con mis ?cuadros-receta?!!! Es todo muy básico, muy esencial, sigue hoy, aquí, lo que 42 años atrás estaba allí!!!. Mercedes, ni con Freud habría ido tan lejos!!!



P- ¿Dónde pintas? ¿Cómo pintas?

Mira, yo creo que lo que hago es vivir sobre la tela. Sobre ella pinto, escribo, como, me paseo, derramo agua, mezclo colores, tropiezo con los pigmentos que, repentinamente se levantan como una nubecilla (amarilla, roja....) alrededor de mis pies, se disipan y acaban cayendo en el lugar menos adecuado. Inter nos, es un instante fantástico!!.

Escucho al Camarón, el Mesías de Handel, Moustaki... depende de lo que pinte. Lo explico todo: escribo lo que hago, lo que pienso, lo que siento o lo que me sugiere cualquier palabra. Cuando pintaba los ?Txipirones en su tinta? para el ?Bilbao-Berria?, el ?Chino? tenía su lugar en la receta, no lo podía suprimir, pero sí que podía decir la mía, lo solucioné así: ?...yo del chino paso a menos que la Duras me preste ?al? suyo?. En el caso de las ?Anchoas con tomate? de Koldo Royo mi conciencia me pedía mencionar las de La Escala, de manera que el texto comienza en este sentido: ?Para Koldo son anchoas de Guetaria, ¡qué nombre tan bonito, Guetaria!, pero yo no sé ir, me perdería, así que seguiré empleando las de La Escala...?. Mercedes, disfruto tanto con estos textos, es todo muy ?bonne femme?, a la vez que crítico, individualista e indepentiente. Es todo tan ?bonito? como inconveniente.

¿Dices que me he inventado un nuevo género...? Quizás... En todo caso es mi mundo y, aunque no sea extrapolable, me complace facilitar a los demás las claves de una opción vital microscópica, sana, sensual, desinhibida, superlativamente humana y totalmente desentendida del sistema y de los valores que éste inculca a la sociedad. Ja, ja! Me vienen a la cabeza los ?Fideus amb llagosta?, si los que se los comieron leen la receta, entenderán porqué son irrepetibles!!



P- ¿Qué series temáticas tienes abiertas?

Las recetas son muy importantes para mí, pero, también están los cielos de noche, las sirenas, los altares barrocos (la ingenuidad del relato, de la espiritualidad y de la devoción), los cubanos (el aspecto positivo de la miseria), las Ledas (Zeus prepotentes, discretamente minimizados y utilizados por Ledas muy conscientes). Observado en conjunto veo cómo, en cada circunstancia, utilizo el lenguaje más adecuado. Globalmente es un grupo difícil de ser clasificado y los galeristas están más interesados por la homogeneidad a la que, a menudo, se llama estilo en vez de repetición o aburrimiento...


P- ¿Cuántos cuadros cuenta cada uno de tus cuadros?

Mercedes, ni sintetizando consigo explicar una idea sola, aislada. Por ejemplo, en los ?Cielos de noche? sólo aparece el fondo oscuro del cielo y las estrellas, pero hay tantos matices, tantos mundos, tantos materiales, tantas capas, los títulos (extraídos de ?Las 1.001 noches?)..., estoy pensando si estas telas no serán la arqueología emocional de mis noches mallorquinas con las estrellas... Y, esto es lo más sintético.

Los ?cubanos? y los ?altares barrocos? son historias que ocurren, expresiones, situaciones. Me apasiona la historia, sin ella no entendemos el presente. A nivel individual es lo mismo, no puedo explicarte, ni verbal ni visualmente, una idea, una imagen recortándola de su mundo, no la entenderías o te perderías los matices. Mercedes, me enrollo hablando y me enrollo pintando.


P- ¿Cuándo iniciaste tu relación pintura-cocina?

A finales de los 80, cenando en el ?Big Rock?, Alfredo Bassal, marido de mi amiga de la infancia, Isa Esteve, tomó de postre unos ?Didalets? y, muy sugerentemente, me dijo: ?Lachi, ¿a que no podrías pintar esto?? Alfredo tuvo su cuadro, con ?Didalets? pero sin receta, y fue él quien el julio pasado me lo recordó como antecedente a mis actuales ?cuadros-receta?.

En primavera de 1998, volviendo de Mallorca donde había pintado y cocinado en el paraíso, es decir, en los talleres de Margalida Nigorra , pinté mi primer ?cuadro-receta?, ?Fideus amb Llagosta? al que siguieron la ?Crema d?ortigues de S?Hort?, ?Conill de Marselleta?, ?Ànec amb olives?, etc. ¡Fíjate, veo que estos primeros son todos mallorquines! El de los fideos tienes que verlo y leerlo, entenderás que son todos ?todos!!- los sentidos los que volqué allí. Para explicar la receta de los fideos tuve que explicar, primero, la de las langostas. Fueron 2 cenas muy distintas y con los restos físicos y emocionales de la primera hice la segunda. Mercedes, en los fideos, aparte de los restos de la 1ª cena, langostas de Cala Figuera, sólo añadí el pescado congelado más barato que encontré en el supermercado de S?Horta... y te aseguro que ninguno de los que estábamos allí volveremos a comer unos fideos tan extraordinarios. La emoción y el cariño tienen más fuerza a la hora de cocinar y de pintar que la ?Academia?.

Pintar y cocinar estaban en los orígenes de mi vida, luego aprendí a leer, me convertí en una lectora compulsiva y mis mundos fueron, y siguen siendo, los imaginarios, la realidad no la entiendo mucho y a los ?reales? menos, quizás por esto dices que sonrío tanto, es una actitud intrínseca en mí que, a la vez, implica un respeto y distanciamento educado hacia un mundo en el que no te involucras. Luego aprendí a escribir y a jugar con las letras y las emociones y a ser algo consciente de la libertad. Así surgieron mis ?cuadros-receta?.



P- Conxita, ¿cómo es mejor degustar tus cuadros? (Cómo te gusta que se acerquen a tu pintura)

El cuadro, como un plato, si te gusta, lo devoras todo y no dejas ni rastro. Pero, hay maneras de comer, maneras de mirar y maneras de aprehender... si te ?zampas? el plato de un bocado sólo te llenas el estómago, si lo degustas, si observas los procesos y las relaciones entre las hierbecitas y la salsa, el contraste de sabores y de colores, las pruebas, el azar, el ?regalim? no previsto por el cocinero y que humaniza un plato estéticamente impoluto..., esto, y más, llena tu espíritu y la relación con tu entorno. Puedes repetir, volver y volver, y siempre observarás novedades, te enriquecerás.

Raimón Paniker, en el contexto de una tertulia la noche de Navidad, dijo ?no hay enfermedades sino enfermos?, quizás aquí podamos aplicar la misma idea diciendo que no hay cuadros ni platos (obras de arte, en definitiva) sino observadores...


P- ¿Qué tiene que tener una materia prima para que te apetezca convertirla en cuadroreceta?

Tiene que emocionarme. ¿Cómo me emociono? Por todas las vías que me ofrecen los sentidos, todas. Desde algo tan sencillo como haberlo cocinado, como sus colores, su textura, la explicación apasionada de alguien, o incluso, sólo haberlo leído. Así me ocurrió con la ?Sopa de abejas?. Leía un libro para ilustrar su portada cuando apareció esta idea en el texto, la pinté de inmediato. Estaba en S?Hort, y como que mi vida allí era pura poesía, de la ?Sopa de abejas? salió una serie de papeles, sensuales y mediterráneos, ?Las abejas en la hora de la siesta?. Mercedes, ¿Oyes el zumbido?, ¿sí?, pues déjate llevar, algo así es lo que necesito para pintar.


P- ¿Tu próxima exposición?

Inauguro una exposición individual el 24 de marzo en el magnífico espacio de libertad y anarquía que es Ca?n Festís, en el Penedés. En Ca?n Festís puedo mostrar mi ductilidad al tratar la diversidad, expresar sentimientos mediocres y comunes en obras sencillas y simples, pero, totalmente ciertas. La siguiente la tengo el 16 de junio. La hago con una pintora holandesa, Ria Diercks, en el Ampurdán, en un local muy especial, no puedo revelarte nada porque la idea es muy original. En septiembe expongo, individualmente, en Zug, en Suiza, en otro espacio bastante particular y oficioso.

Mercedes, me estoy preguntando, en estos momentos, si el ?derecho a la mediocridad? existe o si es el mayor lujo de nuestro sistema.

P- Y por fin, el secreto mejor guardado: ¿En tu congelador hay plumas de ave?

¿Tu pregunta es metafórica o real?. Optaré por responder al aspecto más prosaico de la misma.
No sólo hay plumas en mi congelador sino que ahora mismo me he levantado y he arrancado 3 plumitas de faisán que te mando pegadas a mi postal del ?Pollo con curaçao?. ¡Ay, lo que me está viniendo a la cabeza...!. Para cocinar el faisán sigo la receta de Odile Kurz (la única profesora de pintura que tuve), fíjate qué curioso que la idea de poner curaçao en mi receta del pollo la saqué de los faisanes de Odile... Lo sé seguro, a partir de los apuntes que tome del faisán cuando lo descongele y, de acuerdo con lo que surja en la preparación y comida, voy a pintar una tela con este tema. Lo descongelaré y tomaré notas en Barcelona, lo plumaré y lo limpiaré (guardaré plumas para los menús), lo pondré a macerar y, así, en fiambreritas, lo traeré a Mallorca en abril, para cocinarlo y degustarlo contigo y con mis amigos en S?Hort.

¿De dónde vienen las plumas de mi congelador?. Estas plumas son siempre recuerdos agradables y algunos muy viejos, ya.

De muy pequeña me volvían loca las perdices con coles, a la vinagreta o en escabeche. Uno de mis abuelos era cazador. De todos modos hasta los 25 años no me enfrenté sola a una perdiz, aunque más tarde se me conociera con el sobrenombre de ?la terrible perdiuet?. Me casé con un cazador y entre consejos de suegra, abuela, etc, fueron saliendo mis propias perdices, tordos, torcaces, jabalís, conejos, faisanes, liebres... Y, ahí, vuelvo a Mallorca. La primera liebre fue mallorquina y la receta que seguí, luego de haberla pintado, fue la que me dio mi abuela por teléfono. Hice civet de liebre pero el chocolate sorprendió al paladar de los invitados mallorquines. Estaba exquisita. Navegué entre recetas mallorquinas sin darme por satisfecha con los resultados. Me eché al campo y recogí todo lo que me apeteció, maceré a la siguiente liebre en su contexto.

Esta es una de mis mejores recetas, la tengo en un cuadro, ?Conill de Marselleta? y, como puedes ver, extrapolé la receta al conejo, más habitual que la escasa liebre. Con los restos hago fideos o arroz. ¡Qué buena que es la cocina de restos!.

He pasado tantas noches de verano en la desvencijada cocina del caserón que todavía es Marselleta, con sólo 3 instrumentos, una madera, unas tijeras de las uñas y un hacha, plumando, limpiando, cortando y macerando estos animales que, al contrario que a los demás, se me hace un nudo en el estómago al no practicarlo.

El año pasado tuve que hacer una excepción y comí, yo que ya hacía mucho tiempo que no comía caza en los restaurantes, un civet de liebre en el establecimiento de mayor nombre para estas sutilezas en Barcelona. Mercedes, tu que eres del ramo, ¿Cómo lo pueden hacer tan malo?, será lo del cariño, los sentimientos, la maceración en su contexto que les falla... Seguro que es esto. La cocina, como la pintura, precisan de un sentimiento que hace que el plato o el cuadro tengan alma.

Ahora las plumas no abundan en mi congelador y las aprecio mucho más que antes cuando no cabían en él. El suministro ha variado, pero siempre me caen unas perdicitas por Navidad, un faisán... o, en Mallorca, conejos y alguna liebre que me trae en Toni, el cazador más ?salpimentado? de tu país.



· Presentación de la exposición de Conxita Boncompte



· Exposición de la obra de Conxita Boncompte



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