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La Caffarel



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Matteo Gaffoglio
Comunicador y experto en gastronomía

 

 

 


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El excelso chocolate Gianduia

La prestigiosa histórica empresa piamontesa que desde el principio del año 800 produce chocolate de calidad superior, mediante la agencia Interscambi, ha invitado a los periodistas del sector gastronómico para presentar los productos del 2.000.
La Caffarel nació en 1.826 cuando Pierre Paul Caffarel decidió comprar en Turín una pequeña empresa para trasformarla en fábrica de chocolate, pero la primera cita histórica que se refiere a sus orígenes aparece a principios del 800, cuando en un periódico de Turín publica la noticia de que "la empresa Caffarel Padre e Hijo" habían comprado una máquina del genovés Bozelli para fabricar chocolate.
En los albores de la industria, una noticia como ésta podría parecer revolucionaria y?¡lo fue! En efecto, esta máquina aseguraba a la Caffarel una producción de unas 700 generosas libras (350 Kg) de chocolate al día: ¡un verdadero récord en aquella época! Y esto, en una ciudad como Turín que, ya desde 1.600, era considerada la capital del chocolate. Los obreros chocolateros se dedicaban con paciencia y cuidado a inventar recetas que, desde entonces, quedaron como patrimonio exclusivo de la empresa.


 

 

El segundo paso importante fue la compra de una máquina hidráulica construida por el piamontés Doret, capaz de refinar el polvo del cacao y mezclarlo con azúcar y vainilla. Esa máquina ha sido el motor de la transformación de la casa en una empresa de carácter industrial: desde ese momento, la capacidad de invención y realización de los artesanos de Caffarel se conjugaron con los recursos de la técnica más adelantada. Hasta que en 1.968, para racionalizar las actividades industriales y sociales, y para potenciar la producción en función de los éxitos obtenidos, la empresa se desplazó a la localidad de Luzerna San Giovanni (a unos 50 Km de Turín, en la Val Pellice), el lugar donde nació el fundador Pierre Paul Caffarel.
El establecimiento de Luserna San Giovanni ahora tiene más de 400 empleados y cubre un área de 20.000 m , más un almacén automatizado de 1.350 m. Está dividido en tres grandes edificios. Uno de los cuales es el verdadero reino del chocolate y en el que se desarrolla todo el ciclo productivo, desde el tostado de las habas de cacao y de las avellanas, hasta la elaboración de los chocolatitos y otro productos, para proceder al acabado final del producto.
La actividad de los encargados de la producción está perfectamente coordinada con la de los técnicos de los laboratorios para mejorar la calidad y la investigación.
Desde siempre, Caffarel ha invertido una ingente cantidad de recursos humanos y financieros para mantener en el escalafón más alto los niveles de calidad de su producción: control riguroso en la adquisición de las materias primas de entrada, control de calidad sobre toda la producción, y también en la experimentación y desarrollo de nuevos productos y nuevos métodos de elaboración. En la atmósfera silenciosa de sus trabajadores es donde nace el gusto y el aroma inconfundible de todos los productos Caffarel.



El lema dominante que, desde siempre, ha caracterizado la política comercial de Caffarel podría resumirse en el constante estudio hacia las cambiantes exigencias del mercado, con una marcada propensión a anticiparse a las modas, gustos y necesidades. Caffarel propone nuevas líneas y nuevas tipologías de productos, cuya componente de creatividad, de fantasía y de gusto hacen que destaque en el panorama de las empresas dedicadas al dulce.
En 173 años de actividad, Caffarel ha inventado una enorme variedad de productos nuevos, ha lanzado al mercado decenas de millares de artículos con un vasto surtido de formas, envoltorios y deliciosas confecciones que llevan la huella de distintos estilos y épocas. Cada año produce más de 700 productos diferentes. Pero las especialidades no son todas de chocolate (gianduiotti, cioccolatini, tabletas, cremas para untar, huevos de pascua, etc.), también caramelos, bombones, jaleas de frutas, productos de base crujiente, y excelentes artículos para laboratorios de repostería y heladería.
Siempre con el prestigio de "chocolate de autor", se presentan bajo la forma de cioccolatini duros y rellenos, de deliciosos licores, y de tabletas de distintos sabores. Tampoco faltan las barritas de chocolate rico de almendras, gustosa crema para untar, y las refinadas dragées realizadas con pequeñas delicadezas (uva pasa, corteza de naranja, avellana, almendra, grano de café) cubiertas de chocolate. Además, existe la línea de las "especialidades de bosque", son característicos chocolatitos en forma de nueces, avellanas, castañas, bellotas y hongos, típicamente otoñales. Una segunda línea constituye la serie de caramelos: duros y rellenos, siempre con una gran variedad de sabores y formatos presentados en confecciones exclusivas.
Entre los deliciosos productos que han reportado éxitos a la Caffarel, no puede faltar el número uno, el que forma parte de la historia de la empresa: el Gianduiotto. Ha nacido casi por casualidad en 1.852: para enfrentarse al fuerte aumento del coste del cacao, Isidore Caffarel (hijo del fundador) tuvo la idea de hacer chocolate mezclado con un producto que en Piamonte abundaba (¡en ese tiempo?, y no era caro!): la nocciola (avellana) mejor del mundo, llamada en Piamonte la "Tonda e Gentile delle Langhe" (redonda y gentil, por su suavidad; Langhe es una comarca en el sur del Piamonte). Utilizando este perfumado amasijo, en 1.865 Isidore empezó la producción de un chocolatito, especial en todo, incluso en su forma: el bombón era un pequeño navío. Esta creación fué "bautizada" como ?Gianduia? por la característica máscara piamontesa con colilla para arriba y tocada con un tricornio, símbolo de la lucha por la independencia y la libertad del Piamonte en 1.799.



En 1.865 Gianduia quiso festejar el carnaval regalando a la muchedumbre los nuevos chocolatitos y autorizó a Caffarel a utilizar su nombre. Por eso, el gianduiotto Caffarel fue bautizado "Gianduia 1.865: el auténtico Gianduiotto de Turín". Como en esos tiempos no existían todavía oficinas para patentar la marca ?Gianduia? (y tampoco Caffarel estuvo pensando en hacerlo?), otras casas, años después, empezaron a hacer otro chocolatito similar al de Caffarel, con la diferencia que las otras casas obtienen el producto formando el amasijo en molde, mientras Caffarel tiene una máquina especial proyectada y realizada por sus técnicos, de modo que el producto se forma por colada. El resultado es perfecto gracias al amasijo sabio, de consistencia particular, no demasiado fluido, no demasiado sólido: sólo así puede contener un porcentaje muy alto de avellanas, que supera el 30%. Y las avellanas, junto a la finísima calidad del cacao y otros ingredientes, son el verdadero secreto de su sabor único.
Para festejar el 2.000, Caffarel presenta, con su fantasía y creatividad habituales, un rico surtido de refinadas y elegantes elaboraciones, muy alegres y en consonancia con las fiestas de fin y nuevo año.
El Millenium es un chocolatito relleno de crema de cacao y de forma ovalado cubierto de fundente, leche y crema gianduia. Siguen los Piemontelli, son ideales para acompañar el panettone. Son turroncitos cubiertos de chocolate con leche o blancos al sabor de almendras y agrios.
Las Banconote son tabletas de suave chocolate con leche y avellanas y un intenso sabor, realizado segun una antigua receta, cubiertas con formas que representan varios billetes de banco: liras, euros, dólares: un deseo de prosperidad.
Prestige, ya lo dice el nombre, son prestigiosas tabletas en forma de regalo que contienen un surtido de chocolatitos rellenos de fluidas cremas (avellanas, cacao, almendras, capuccino, café y otros más).



Los Boletus son un surtido de exquisitos chocolatitos rellenos de cremas suaves en un simpático contenedor que reproduce un boleto gigante.
Los Regimental son un surtido de suaves y perfumados cremini de varios sabores: mandarina, avellana, café y praliné. El diseño lleva los colores de la empresa: oro, plata y azul.
La Stella di Natale (poinsetia), la flor roja fuego que simboliza la Navidad, ha sido elegido para formar simpáticas marcas para la mesa , el interior es de chocolate.
El Carbone es dulce. Blanco, con sabor de turrón; negro, de vainilla.

Nocciolotto, la nueva creación de Caffarel



Mencionaremos también los Pralinés, que se deben saborear despacito descubriendo los aromas de las suaves cremas con los que han sido rellenados. El Nocciolotto es la nueva y sorprendente creación Caffarel. Un refinado chocolatito de forma cúbica nacido a raíz del encuentro delicado y sensual de dos ingredientes: el suave y perfumado amasijo de chocolate Gianduia y las crujientes avellanas del Piemonte, las mejores en el mundo. Un triunfo de avellanas capaces de regalar a cada bocado una intensa emoción.
La Caffarel en sus 173 años de vida por su sabia creatividad, aunque siguiendo siempre fiel a las tendencias piamontesas, puede ser considerada, la heredera de pleno derecho de la mejor tradición chocolatera del Piamonte.

 

 

 

 

 

 

 


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