Veinte años
son nada en el Volver de Morocho del Abasto, pero para el caso
del trágico y mortal accidente de Diana Frances Spencer,
“Lady Di”, ese vigésimo
aniversario resulta ser un todo cósmico y totum revolutum
nostálgico-informativo con el que las revistas y programas televisivos de
páncreas parece que están dispuestos a bombardearnos de forma inmisericorde por
tiempo de momento indefinido.
Por su parte,
los hijos, príncipes William y Harry, han roto por fin su compromiso de silencio en un
extenso documental donde se recrean en común con los álbumes de fotos de
infancia, afirmando con nostalgia que mami aportaba un aire fresco a todo lo
que hacía, que les enseñó a ser traviesos a condición de que no se les
descubriera la travesura y que en suma su madre fue la mejor madre de todas las
mejores madres.
Con el mismo aliento, el que fuera su chef personal durante veinte años, Darren McGrady, también ha abierto su garganta profunda para desvelar hábitos alimenticios y caprichos culinarios de la princesa afamada por sus tendencias anoréxico-bulímicas. No dice gran cosa, pero revela que era muy estricta con los carbohidratos y que evitaba comer carnes rojas, aunque lo hacía si el protocolo lo demandaba. Sostiene que sus debilidades eran el pollo asado, las caras de huevo con patata y paprika, el pudín de pan y mantequilla y los pimientos morrones rellenos. De los niños cuenta que eran más sencillos en sus gustos coquinarios y se pirraban por el flan de banana, el típico británico shephed pie, una mezcla de carne de cordero con puré de patatas, la pizza, los palitos de pescados y las patatas rellenas con mozarrella.
Nada dicen sin embargo ni el chef ni los hereus de las escapadas de Diana a
la londinense Osteria de San Lorenzo donde
indefectiblemente comía Mozzarella de búfala con tomate y aguacate y, lo que de
verdad era su plato preferido, Saltimbocca a la romana.
La Saltimbocca es un plato tradicional italiano, probablemente originario de Brescia, en la Lombardía, que se hizo enormemente popular cuando el padre de la cocina italiana moderna y autor de la obra capital La scienza in cucina e l'arte di mangiare bene , Pellegrino Artusi, lo probó en la trattoria turinesa Le Venere y al punto se hizo un fanático irredento del bocado. Definitivamente, se trata de una grandísima creación de la cocina italiana y su base son ternera, jamón, salvia, mantequilla y vino dulce. Evidentemente, lo de ponerle una locha de jamón a un filete lo saben hacer hasta los san jacobos y los cachopos, pero el toque inigualable e inefable del saltimbocca es la amalgama de salvia fresca fundida con poderes cósmicos en la mantequilla y el vino dulce, que, junto a su amiga la mantequilla y el vino dulce, transforma este plato en una catarata de oxitocina, prolactina y endorfinas, vulgarmente orgasmo.
Además, y por
increíble que parezca, el efecto se multiplica si al fondo suena la
canción de Elton Jhon: “Goodbye England's rose, may you ever grow in our
hearts (…) Now you belong to heaven and the stars spell out your name”/ “Adiós
Rosa de Inglaterra, que siempre crezcas en nuestros corazones (…) Ahora perteneces
al Cielo y las estrellas deletrean tu nombre”.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |