Bueno, pues ya está aquí la primavera. El campo se ha puesto su traje más verde y está precioso. Los álamos aún son raspas alineadas a la vera del río, pero los almendros repletos de flores te transportan bajo sus ramas a ilustraciones japonesas. El viejo olmo que se libró de la enfermedad que acabó con sus familiares está llenito de palomas torcaces; las tórtolas se pasan todo el día cantando enamoradas; las perdices te salen al paso y es que saben que los cazadores han colgado sus escopetas por este año.
Ya han pasado las grullas, por si alguno no lo sabe son unas aves ruidosas que cruzan la península en este tiempo, y que son famosas por ir muy mal peinadas.
Dando un paseíto cojo un manojito de espárragos trigueros, delicioso regalo que la primavera nos da, tan amarguitos ellos y tan diferentes de sabor de los que se encuentran en el mercado, muy ricos también, oiga, pero estos silvestres ¡uhm!. Los utilizaré con dos buenos filetes de mero, una cebolla, o una echalota y un calabacín, en una receta sencilla que servirá para debutantes y para aquellos que sufren los rigores de una dieta, qué pena hombre, por ligera que es.
Necesitamos una vaporera, que ya sabréis que es esa cacerola con otra dentro llena de agujeritos. Que no hay vaporera, pues se cuece el pescado o se hace a la plancha, al horno, o se come crudo, que ahora está muy de moda. Se llena la parte inferior de agua y para que dé aroma añadimos una hojita de laurel, unas pimientas negras y una rodaja de limón. Una ramita de tomillo tampoco le iría mal. En la parte superior ponemos el pescadito a hacer sobre el vapor unos cinco minutos, dependiendo del grosor de las piezas. Aparte pocharemos la cebolla cortada en plumas, en buen aceite de oliva virgen extra, los espárragos de mis amores y, ya casi al final, el calabacín en bastones para que no quede demasiado rendido. Sólo nos queda servir el pescado y poner una montaña de verdura sobre cada filete.
Sencillo y ligero nos ayudará a renovar el cuerpo después de la abundancia de grasas que seguro hemos ingerido durante el invierno. A ver si es verdad que el mío se renueva y me toca uno como el de la Campbell, Naomi, no la lata, porque de momento sólo soy su doble: el doble de gorda, el doble de fea.
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr