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Recetas con Achicoria: Affogato Y Marocchino Delicosos, Caseros Y sin Cafeína



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¿Capricho de dulce pero no quieres postre? ¿Amante de la sobremesa pero prefieres sin cafeína? Ni lo dudes: prueba ahora mismo nuestras recetas de Affogato y Marocchino. Con achicoria. Sin cafeína. Con un sabor y textura increíbles.

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¿Qué prefieres hoy: un refrescante affogato de achicoria y helado de vainilla; o un super aromático y goloso marocchino de achicoria, chocolate, cacao y esponjosa leche?

Sin nada de cafeína.

Con más o menos azúcar.

Con todo el sabor y texturas.

 

La particular composición de la achicoria, 100% libre de cafeína, la convierte en una infusión sabrosa, digestiva y aromática, además de ser nuestro mejor aliado para sustituir o disminuir el consumo de café. El descubrimiento de esta y muchas de sus grandes cualidades no es reciente.

 

Entre los siglos XVII y XIX distintos dirigentes de Europa dictaron leyes prohibiendo el consumo de café, bien fuese en un arrebato de autarquía (Alemania, Francia), bien como antídoto para sofocar posibles rebeliones que se fraguaban en los coffee-shops (Inglaterra).

 

En este contexto había que encontrar sustituto a tan arraigada bebida. Fueron muchos los candidatos (cereales malteados, higos secos, algarroba), pero finalmente fue la raíz de achicoria la que se granjeó el favor de los consumidores. Estos siguieron eligiéndola como infusión cotidiana per se una vez eliminadas las prohibiciones al consumo de café.

 

La achicoria siguió similar camino en Norteamérica, donde llegó de la mano de los franceses (Nueva Orleans), extendiéndose su uso como sustituto del café a raíz del bloqueo marítimo provocado por la Guerra de Secesión. Una vez más emergió victoriosa en su comparativa con respecto a otras propuestas como el maíz, las bellotas, la chirivía…

 

En todos los casos, una vez superadas las prohibiciones y bloqueos, la achicoria ha permanecido como elección preferida entre numerosas personas que buscan una bebida saludable que puedan tomar cada día. Y no solo eso, también un tono más tostado, una textura más ligera y, por supuesto, un “nada” de cafeína.

 

Con estas dos recetas que traemos hoy, te invitamos a que descubras en primera persona el porqué de esta preferencia.

 

Affogato

De tan fácil, a esta combinación de frío/caliente de origen italiano casi no se le puede llamar receta. Haremos el affogato con achicoria recién preparada afogando (ahogando) unas cucharadas de helado de vainilla.

 

Solo tendremos que decidir si queremos achicoria solo con un toque de helado de vainilla, o bien, preferimos varias bolas de helado de vainilla con un toque de achicoria. Cualquier opción es buena, dependerá de lo que más te apetezca en ese momento.

 

Ingredientes (para 1 affogato)

Achicoria exprés El Árbol

Agua

1-3 bolas de helado de vainilla

 

Recetta Affogato y Marocchino con Achicoria Leroux El Arbol Afuegolento R

Preparación

Para la achicoria

Preparamos la achicoria en cafetera italiana: llenamos de agua el depósito de la cafetera sin que el agua supere el nivel que marca la válvula de seguridad. Colocamos la cazoleta metálica con el filtro, añadimos la achicoria tostada y molida a la cazoleta (sin presionar), y cerramos con firmeza la cafetera enroscando la parte superior. Ponemos la cafetera al fuego (fuego fuerte hasta que la infusión empiece a salir, luego bajamos a fuego bajo) y esperamos a que la achicoria salga por el conducto central.

Reservamos.

 

Para el affogato

Cogemos una copa o vaso (en proporción a las bolas de helado de vainilla que vayamos a poner) y ponemos unas bolas de helado de vainilla (de 1 a 3 bolas). 

Vertemos por encima la achicoria caliente recién preparada.

El helado se fundirá parcialmente. Removemos un poco con una cucharilla, ponemos una pajita y ¡listo para tomar!

 

Marocchino

¿Conoces el marocchino? Es una deliciosa combinación de sabores tostados, chocolate, cacao, y una cremosa textura de espuma de leche.

 

Si te estás preguntando si el marocchino es lo mismo que el moca (los ingredientes son los mismos, o con muy pocas variaciones), la respuesta es que sí son versiones de una misma idea. Sin embargo, el moca suele servirse en vaso más grande y, a menudo, se termina con nata montada; mientras que el marocchino se sirve en vaso (transparente, para apreciar las distintas capas) más pequeño, y se termina con espuma de leche, pero no lleva nata.

 

En cuanto al origen, y a pesar de su nombre, el marocchino no llega de África, sino de esa región de Italia donde el chocolate es casi un modo de vida: el Piamonte. El marocchino sería una actualización (se empezó a servir alrededor de la II Guerra Mundial) de una especialidad cafetera (il bicerin) que se sigue ofreciendo en uno de los cafés con más solera de Italia: Il Bicerin (desde 1763 hasta nuestros días). Esta se basó a su vez en el bavaresia, una bebida compuesta por café, chocolate, leche y sirope servida en un gran vaso o copa.

 

El marocchino, servido en vaso pequeño, e inspirado en el bicerin empezó a servirse en el Bar Carpano de Alejandría (Alessandria, Piamonte). Esto fue en honor a la cercana fábrica Borsalino, que utilizaba el tafilete (marocchino en italiano) para la manufactura de sus famosísimos sombreros.

 

En cualquier caso, no hay una única receta de marocchino: algunos lo preparan solo con cacao, otros solo con chocolate (generalmente, sirope de chocolate), y otros con chocolate y cacao.

 

Para nuestra versión, y puesto que la textura esponjosa del marocchino es importante, utilizaremos achicoria soluble Leroux. De este modo lograremos recrear una infusión tan cremosa como la que obtendríamos con un buen ristretto (pero sin nada de cafeína, ¡claro!).

 

Además, utilizaremos chocolate (bien negro, con poco azúcar) y cacao (para qué elegir si podemos tener los dos).

 

Ingredientes (para 1 taza de marocchino)

1 cs achicoria soluble Leroux

1 cs rasa azúcar

80 g agua

 

Para el chocolate

60 g chocolate negro 85%

1-2 cs agua

 

Para la leche

60 g leche

 

Además

cacao en polvo

1 taza de café (de vidrio, transparente)

 

Para el chocolate

fundimos el chocolate al baño maría junto con una cucharada de agua, removiendo todo el rato. Si vemos que está excesivamente espeso, añadimos otra cucharada de agua. Apagamos el fuego y vertemos 1-2 cucharadas de chocolate en el fondo de la taza de café.

 

Para la achicoria

ponemos el agua junto con la achicoria soluble en un cazo a fuego suave. Cuando esté bien caliente, apagamos, añadimos el azúcar y batimos a mano con unas varillas o una espumadora de café (de las pequeñitas, de las que van a pilas) hasta que la achicoria esté espumosa.

Vertemos sobre la capa de chocolate de la taza de café.

Espolvoreamos un poco de cacao en polvo por encima de la achicoria.

 

Para la leche

calentamos la leche y la espumamos (con la espumadora manual o eléctrica, varillas o similar). Vertemos la espuma sobre la achicoria de la taza y espolvoreamos por encima de la espuma un poco más de cacao en polvo.

 

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