Trabajo como freelance desde la comodidad de mi casa, y a media mañana me gusta hacer un break en mis tareas y prepararme una infusión calentita de achicoria, más aún ahora que se acerca el invierno y los días empiezan a ser más grises, lluviosos y fríos. Me la preparo
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Lo primero que hago al levantarme es preparar mi taza de achicoria soluble. Solo el olor ya me pone de buen humor y me saca una sonrisa. Para iniciar el día me gusta tomarla con leche, dos cucharaditas, ¡y a funcionar! Sé que a partir de ahí nada podrá salir mal y el día irá rodado, o al menos, esa es la promesa que me hago a mí misma con el primer sorbo, que siempre me transporta a lugares felices.
Antes de ir a trabajar, a la vez que mi marido sale de casa con los niños para dejarlos en el cole y comenzar su jornada laboral, a mí me gusta pasarme por mi centro de entrenamiento y conectarme con el día a través del yoga. La clase complementa el buen ánimo que me aporta la achicoria, y como ella gracias a sus antioxidantes, me ayuda a mantenerme en forma.
Trabajo como freelance desde la comodidad de mi casa, y a media mañana me gusta hacer un break en mis tareas y prepararme una infusión calentita de achicoria, más aún ahora que se acerca el invierno y los días empiezan a ser más grises, lluviosos y fríos. Me la preparo con agua y la disfruto mientras navego por la red y desconecto leyendo artículos sobre los temas que me interesan. Una de mis páginas de referencia es laachicoria.es que además de contener toda la información sobre el producto y sus múltiples beneficios trata temas de salud y bienestar, una de mis “buenas debilidades”.
Tras este descanso, relajada y con las pilas cargadas, finalizo mis tareas y después de un almuerzo sano y nutritivo voy a recoger a mis hijos al colegio, un niño y una niña de 7 y 9 años, que me reciben felices y deseosos de llegar a casa y tomar su merienda antes de ir a sus extraescolares. Les preparo su taza de achicoria, para ellos con leche sin lactosa que les sienta mejor, que no tiene ningún excitante y además, ¡les encanta! Suelo acompañarla de fruta o de tosta de pavo o jamón con aguacate. Este es el momento que compartimos toda la familia. Juan y yo la tomamos con leche de soja y aprovechamos para charlar los 4, contarnos el día y disfrutarnos.
Después cada uno retomamos nuestras rutinas antes de volvernos a juntar para la cena. La hacemos sobre las 21 h siempre que las responsabilidades lo permiten. Algo ligero pero que contenga todo lo necesario para una alimentación buena y equilibrada y nos permita tener un buen descanso. Acostamos a los niños y compartimos un rato en pareja, hablando de lo necesario y rutinario, pero también de nuestra vida en común, objetivos, vacaciones, sueños e ilusiones. Mi marido, algunas noches, vuelve a prepararse su bebida, nuestra bebida, la que yo le enseñé gracias a la influencia familiar, pero yo prefiero esperar.
Mi momento favorito diario y aunque suene raro es cuando ya todos están acostados y puedo disfrutar de un rato de soledad y desconexión real. Aprovecho para leer o escribir, mis grandes pasiones, a solas y con mi taza acompañándome. Mi achicoria para finalizar el día. Tranquila y sonriente. Sé, que igual que al comienzo, es lo mejor para terminar un día redondo y tener un descanso reparador.
Se me está haciendo tarde... Una noche más, despido la jornada con el último sorbo a mi achicoria. Mañana comenzaré del mismo modo. Distinto sorbo, la misma esencia. La misma achicoria soluble que me ha acompañado toda mi vida, que sigue y seguirá haciéndolo. ¿Qué puede salir mal? Contigo, nada.
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Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |