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Confiar en la gente y en los amigos es fundamental, no podemos ir siempre por la vida pensando que nos harán una mala pasada. Aunque tampoco sin pasarnos, el exceso de confianza a veces también es malo.
Pero si hablamos de confianza, es fundamental confiar en la gente que nos vende los productos que nos vamos a comer, yo confío casi ciegamente en ellos.
Muchas veces he ido a comprar a la carnicería con la intención de comprar una cosa determinada y he vuelto a casa con algo distinto, porque mi carnicera, me ha dicho: -no, esto no, mejor te llevas aquello. Y listo. Y yo, como soy obediente, me como lo que ella me da.
Con las verduras me pasa lo mismo, aunque en este caso son ellas las que tienen paciencia conmigo. Más de una vez les he pedido: 130 gr. de patatas, 1 zanahoria pequeña, 4 judías verdes, etc. y cosas más raras...
Mención aparte se merece mi pescatera, pues el pescado, la verdad sea dicha, no me gusta mucho. Bueno, en realidad lo que me molesta son las espinas, no las soporto, la piel, etc.
Por suerte he encontrado a Silvia, sin lugar a dudas la versión joven, guapa y simpática de mi Ángel de la Guarda, cuando voy a comprar y me pregunta: - ¿Qué ponemos hoy? Puedo decirle con toda confianza: - Lo que quieras, pero ya sabes? Entonces se pone en marcha, escoge un pescado y en pocos minutos es capaz de transformar una ?cosa? llena de espinas en un magnífico filete totalmente limpio que me puedo comer tranquilamente. Es capaz de hacer este ?milagro? con cualquier tipo y clase, por pequeño que sea. Gracias a ella voy comiendo pescado.
Esta confianza, la extiendo a todos los demás, son muchos años de comprar en los mismos sitios, ya me conocen, saben mis manías, mis gustos. Yo también los conozco y sé qué puedo pedirles y qué no. Sé que no me engañarán y que no tendré problemas con ninguno de sus productos. Por eso os recomiendo que vayáis a comprar a los mercados y a las pequeñas tiendas de barrio.
Otro día hablaré de las grandes superficies, pero eso amigos, es otra historia.
mi cocina como una cocina de autor siempre basada en la cocina Mallorquina.Siempre buscando el producto de temporada. Mi libro de cabecera es Memòria de la cuina Mallorquina del escritor manacorí Antoni tugores.
Si algo caracteriza los panes de Jordà es el riesgo y la pasión que le mueve a crearlos, siempre para que clientes grandes o pequeños, disfruten de una aventura gastronómica.
Trabajar con pasión, día a día, utilizar las mejores técnicas, y trabajar con el mejor producto. Sin equipo, no somos nada. Aprender, todos y cada uno de los días , y sobre todo HUMILDAD. Cuanto mas es la grandeza del cocinero, mayor debe ser la humildad.
Me fascina la repostería, no hay tarta o postre en el que no ponga mi mejor empeño, pero lo que más me entusiasma, es ver cómo disfrutan los míos cuando lo prueban, eso sí que me llena de satisfacción!