Lourdes Verger *Manteles y Sábanas* y *Ella come sola*
Estrenamos año, pero los amigos gracias a Dios, me siguen soportando, no me han quemado en la hoguera de nochevieja y por ello, en una de nuestras sesiones de Wii de los tres mosqueteros, les sorprendí preparando mi particular Tiramisú... Era gracioso ver cómo yo cocinaba mientras el resto me coreaba, animaba y se acababan el vino... Tras dejarlo reposar un debido tiempo, (3 partidas de golf aproximadamente) nos lanzamos a él cual Coyote cuando ve pasar a su ansiado Correcaminos o como si fuera yo cuando conozco a un hombre emocionalmente inaccesible. Uno de los mosqueteros observó que había un ingrediente que no lograba reconocer... y cucharada tras cucharada iba separando los sabores en su paladar para hallar su incógnita... "¡Dímelo!", acabó rogándome.... a lo que le contesté, ?¿siempre te lo tengo que contar todo?? Y así fue como todos desembocamos sin previo aviso en una conversación sustanciosa...
Todos tenemos pensamientos secretos, predilecciones, instintos... que no contamos a nadie, porque siempre hay algo que guardar, o simplemente, mejor no compartir, y no necesariamente porque sea malo o vergonzoso, sino Nuestro. Manifestarlos es dar el pistoletazo de salida a la crítica. Pero cuando tenemos pareja, ¿la cosa debe cambiar?, ¿es necesario mantener un espacio vital individual, personal, delimitado... o precisamente la confianza y comprensión debe llevarnos a contarlo todo? Y si así fuera, ¿hasta qué punto hay que contar? Porque, puede que tú no le des importancia a eso que almacenabas y acabas de mencionar, pero la respuesta del otro sea un portazo.
En una relación de pareja, ¿se tiene que contar todo? Qué es lo que hace permanecer a la pareja unida y fuerte, el saberlo todo el uno de el otro, o por lo contrario, desconocer ciertos pliegues de su corazón... ¿Podemos llegar a comprenderlo todo o mejor vivir en la ignorancia? La última ruptura que conozco fue porque tras mucho insistir, él confesó cual era su más deseado sueño erótico... Ella no fue capaz de olvidarlo ni un segundo, se plantó en su cabeza cual mala hierba. Tal vez, no sea cuestión de no contar, sino de no preguntar.
Trasladamos esta cuestión a la gastronomía, los cocineros, ¿nos dicen el secreto de su receta o tal vez guardan ese toque especial que hace que su plato sea un éxito? ¿Se guardan un ajo bajo la manga? Al desvelarlo se podría perder lo que te hacía único, pero también sucede que como en el amor, cada pareja es un mundo, cada cocinero un planeta. Nuestra glotonería en curiosidad nos acompaña a la mesa, y tenemos la necesidad de saber cómo han hecho esa salsa, en lugar de ignorarlo, disfrutarlo y dar gracias. En alguna ocasión tras tantas preguntitas he visto a algunos camareros hacer el ademán de empujar ligeramente y de manera fina la cabeza del comensal hasta situarla sobre el plato y ver cómo se amolda esa, ?tan elogiada receta? en su carita. Con mucho estilo. Imagino que, como yo, todos tenemos localizados ciertos restaurantes donde cocinan alguna especialidad que no hemos podido comparar en ningún otro lugar. De hecho, ciertos pecados sólo los cometo en los mejores infiernos.
Y si juntamos en una batidora, mujeres (a gusto del consumidor), dos cucharadas de ?contar lo que pasó anoche con ese tío que tan sólo manda señales indefinidas?, una cabeza de ?conciencia y deseo?, 300 gr de ?confesar que eres emocionalmente abusiva?, dos gotas de melodrama, hambre emulsionada y un toque de ?cool?, obtendremos un brunch. El término brunch es fruto del matrimonio entre breaksfast y lunch, (de momento, no se han separado, pero se comenta que lunch últimamente sale mucho solo...) Esa mezcla entre desayuno tardío y comida prematura. ¡Qué maravilla que a esas horas todavía te sirvan tostadas! O que ya puedas tomarte un Bloody Mary... Lo que está claro es que tienes que levantarte tarde..., o una cosa u otra. Ocurre que los indecisos lo tienen ideal al tratarse de un buffet, pero, tampoco te creas que lo tengo tan claro, me levanto varias veces al escaparate. Platos ligeros que van desde ensaladas, huevos, arroces, sushi hasta postres deliciosos. Luego te crees que te estás ahorrando una comida, al hacer dos en una, y te alegras por la costura de tus vaqueros... pero como hayas tenido una noche toledana en su mayor y mejor sentido de la palabra, te levantas con el apetito de un león, pongamos que hablo de el de la "Metrogoldinmayer"... pues bruch bruch para la cama, que no es comida, pero a efectos de siesta sí.
En cuanto a la tarde del tiramisú, terminó con 7 eagles. y tras un ?todos para uno y uno para todos? les confesé cuál era mi secreto en mi receta. Mi consejo de este mes, sin ánimo de aconsejar sino de compartir, es que, zambulllirse no es bucear... Llamemos las cosas por su nombre sin engañarnos, especialmente, a nosotros mismos. Mimémonos también con las palabras, además lo que nos ahoga no es ni bucear ni zambullirnos, sino estar más tiempo debajo del agua del que habíamos planeado...
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr