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NADA puede con el

Cocinando con Amor



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Lourdes Verger
*Manteles y Sábanas* y *Ella come sola*


Mi madre decía que Dios estaba en la cocina? le encantaba tener invitados en casa y cocinar para ellos. Cuando llegaba el cumpleaños/santo de algún miembro de la familia, se cocinaba el menú predilecto del homenajeado, y lo aceptábamos como un gran gesto de amor y dedicación. Era maravilloso. El amor y la comida están relacionados, si no por qué iban a utilizar tanto en marketing para la venta de alimentos precocinados frases como ?la receta de la abuela?, ?como en casa?, ?sabor tradicional? y expresiones análogas. ¡Porque ellas cocinaban con amor! Dichas frases nos trasladan a una buena energía dónde solapamos conceptos de comida sabrosa, sana, con productos naturales y sin aditivos? Probablemente la sopa de mamá no es la mejor del mundo, pero para cada uno de los hijos que hay en nosotros sí, imagino que es la costumbre por esos sabores? sus maneras, sus trucos y sus inventos que maceraban con nuestras preferencias, pero, sobre todo y ante todo, por el cariño con el que se hace. Retiran todo aquello que saben que no te gusta, aportan lo que creen que necesitan y siempre bajo el prisma de ofrecerte lo mejor que tienen cocinándolo con mucho amor. Lo gracioso es que sea lo que fuere que dejáramos en el plato sin comer siempre iba acompañado de un ?te dejas lo mejor?? Alguien me dijo una vez que su madre siempre dejaba el mejor trozo de carne, el huevo frito más redondito o las patatas menos quemadas para él y para su hermano, y que aún siendo ella la que repartía en ocasiones no le llegaba parte? a lo que ellos le preguntaban, ¿y tú qué, mamá? Y ella les respondía ?me alimenta más veros comer a vosotros?? Cocinan más allá de por el simple hecho de saciarnos el hambre, lo hacen para alimentarnos, para aportar lo necesario en una dieta equilibrada, y a la vez sentir placer al degustarlos, con la exigencia y devoción de una ama de casa que carecía de Chef 2000 turbointeligente. Sí, correcto, muchas veces comemos lo que sea por falta de tiempo o ganas, con tal de parar esa obra arquitectónica que sentimos en el estómago cuando tenemos hambre y la mala hostia que se nos pone.

No sé cómo llevarán eso de cocinar con amor en la cocina de un restaurante lleno hasta la bandera, pero de alguna manera se nota y forma parte de la profesionalidad del cociner@. No obstante, cuando el río suena? ¿cuántas veces hemos escuchado que el secreto de un plato es hacerlo con amor? Todos conocemos en nuestra ciudad un par de restaurantes al que acudimos seguido de un ?hacen comida casera, buenísima?. Parece estar bastante demostrado que cuando se cocina se traspasan emociones. Además existen libros acerca de ello, dónde exponen la comida, el comer, como una metáfora de la forma en que vivimos y amamos. ¡Ba-bum! Igualito que en la cama, tenemos que dedicarnos, aunque en ocasiones se trate de cubrir una carencia, valorar el placer que damos y recibimos. La fusión de dos seres que hacen el amor. ¡Qué eso también se nota! El amor nace y el sexo se hace (pero mejor con amor). Y la manera en que se hace es fundamental, y decisorio.

Dado que aún dispongo de varias líneas más y escribiendo un poco de todo, os contaré algunas experiencias?gastronómicas recientes. Por primera vez en mi vida me llevaron a cenar a un restaurante ruso. El Cosaco de Madrid, inspirado en la Rusia zarista. De los primeros restaurantes rusos en España. Todo comenzó con un copazo de vodka bien frío antes de entrar, de modo que tal vez lo que ocurrió después no sea capaz de contarlo fielmente. Me dejé aconsejar pues no tenía la más mínima intención de aparentar saber de qué se trataba todo aquello que aparecía en la carta o de saber que quería cenar. Comenzaron a llegar platos. Ensaladilla rusa, pero vaya, nada que ver con la que yo había probado hasta ahora, y mucho menos con la que preparo yo en casa. Que digo yo, ¿qué pensarán los rusos cuando ven la ensaladilla rusa archiconocida que tomamos nosotros?? Yo me quedo con la versión española, con diferencia. Los platos que continuaron, un steak tartar, que no probé, pues no como carne (sin dar el coñazo), sólo foie y jamón del exquisito, ya lo sé, pero, ¿qué quieren? Llegaron los blinis que son una especie de tortas con huevas de salmón y caviar con tres tipos de salsa para acompañar? muy buenos. En general, creo que debería darle otra oportunidad a los rusos.

Otro descubrimiento que me cautivó el paladar, y de qué manera, fueron los ?buñuelos fundentes de chocolate negro? del restaurante Pan de Lujo de Madrid al que fui hace unas semanas, y que aún no he logrado sacar de mi mente. Pruébenlos. Lo gracioso de allí es que todo el mundo me dice lo mismo ?cuando vas al baño te da la sensación de que te va a ver todo el mundo?, cuestiones de modernidad.

Mi consejo de este mes, sin ánimo de aconsejar si no de compartir, tal y como canta un gran cantautor amigo, ?Como a nadie le amarga un dulce, le puse azúcar a los golpes que me dio la vida? pues eso, tengan cerca un azucarero por si acaso?


 

 



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La cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente

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