Las recetas más tradicionales también pueden reinterpretarse. Este es solo un ejemplo. El cascaporro de Escañuela o salmorejo cordobés degustado con unos chanquetes tan sabrosos como especiales. Toda una sorpresa para el paladar.
Como lea esta receta mi tía Paquita de Escañuela, me deshereda. Nada tiene que ver con su rico cascaporro, que a toneladas hemos consumido toda la familia en casa. Y, sobre todo, mi hermano Manolo. El primer enfado de mi tía será que este cascaporro ( salmorejo para los cordobeses) no necesita pan, como el suyo.
Empezamos eligiendo 1 kilo de tomates y troceándolos. Sobre un escurridor los apretamos con la mano, quitándoles así todo el agua que podamos. Reservamos el agua.
Pelamos 3 ajos, escaldados previamente en agua hirviendo para reducir el bravío. Si se quiere, se le puede quitar el germen interior también.
Salamos al gusto los tomates con el ajo en un vaso de batidora. Añadimos también medio vaso de aceite de oliva virgen extra “Aires de Jaén” y batimos sin orden alguno.
Es ahora cuando mi tía me deshereda: disolvemos 3 bolsitas de tinta de calamar en 2 cucharadas del jugo de tomate que hemos reservado y mezclamos con el contenido del vaso, hasta conseguir un cascaporro de color negro.
Lo dejamos enfriar en el frigorífico y vamos a pescar nuestros chanquetes.
Justo al lado del vaso de cascaporro tenemos preparado un plato con cabezas de calamar. Sí, sí, calamares, ¿pero la receta no es de chanquetes?¿Qué pasa aquí?
Estas cabezas de calamar las limpiamos de boca y ojos, les cortamos las patas de manera individual, una a una. Cogemos estas patas sueltas, las enharinamos y las freímos en abundante aceite de oliva virgen extra “Aires de Jaén”.
Una vez fritos y crujientes estos “chanquetes” legales de nuestra casa, emplatamos el cascaporro en un plato sopero y lo coronamos con estos chanquetes, haciendo una montañita, (en la fotografía) dejando caer por encima, si se quiere, una lluvia de yema de huevo cocido. Y, ya para nota, una granizada de virutas de ibérico, crudas o crujientes, al gusto.
Aprovechando estos “chanquetes” legales que teníamos en la nevera, si hay bastante cantidad, podemos hacer unos huevos fritos y acompañarlos con esos huevos y una ensalada de pimientos asados de Marmolejo, con orégano, ajo, un poquito de perejil, aceite de oliva virgen extra “Aires de Jaén” y sal.
¡Vaya pedazo de receta, cuatro en una!
Lo malo es que no puedo decir: “Receta rica, rica”, porque mi tía me acaba de desheredar… Bueno, pensándolo mejor, no voy a echarle tinta de calamar. Solo para decorar.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |