Lourdes Verger *Manteles y Sábanas* y *Ella come sola*
¿Cuántas veces hemos renegado del amor? Atemorizados ante la evidencia de ser descubiertos, reivindicamos, una y otra vez, que no creemos en el amor, y que estamos muy bien así, solos? Tema estrella de cualquier velada, el amor sigue siendo el motor de nuestras vidas (el amor en todas sus acepciones). Es así, no podemos negar la realidad. Nadie quiere perder su identidad, su libertad, pero nos rendimos, claudicamos una y otra vez cuando encontramos a alguien al que miramos sin prisa? (y que gran felicidad, ¿verdad?)
Hace unos días, llegué a un silogismo que me gustaría compartir, y es que con la comida nos sucede exactamente lo mismo. Todos debemos alimentarnos bien por cuestiones de salud, y tenemos la necesidad perseguida por nuestra conciencia y sociedad de mantener un peso ideal? pero nos rendimos, claudicamos una y otra vez cuando tenemos frente a nosotros un suculento plato (que cada uno imagine cual sería en este momento su mayor tentación).
Del mismo modo que en el juego de seducción, apareamiento, enamoramiento, y todo lo demás que queráis incluir; donde obramos con procedimientos un tanto caricaturescos, ocurre de igual forma en un restaurante. Pedimos el plato que calculado de manera rápida y disimulada estamos convencidos de que lleva menos calorías. Wow, estamos orgullosos de no haber sucumbido al placer, pero curiosamente antes o después de saborear nuestro plato, hemos acabado todas las reservas de pan con aceite de nuestra mesa, de los de al lado, y asombrosamente del bar de tapas de enfrente. Eso sí, eso en el caso de que no nos encontremos en una primera cita, porque de ser así, todos comemos sanito y poquito. Como la teoría que tenemos las mujeres de que nada de sexo en la primera cita? Cuando ya hay más confianza en la pareja, todos mis amigos se quejan de lo mismo, ?siempre picotea de mi plato, sea lo que sea, le gusta mil veces más que lo que ella se ha pedido?, ¿nos encontramos aquí ante un paralelismo de la infidelidad? ¿Y qué papel juega en todo esto el Foie? ¿Y el Chocolate? ¿Y por qué no pedimos postre, pero sin embargo probamos todos los que nos pasan por delante?
Sin ánimo de extenderme (de momento), voy a investigar más en ello, sobre el amor y la gastronomía, y cómo se relacionan entre sí. Mientras tanto un consejo sin ánimo de aconsejar sino de compartir, ámen, rían, tomen un buen vino, cautívense el paladar, déjense fluir por la vida, sin teorías ni pensamientos fronterizos.
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr