La Esencia de los Sabores de México Se Concentra en Guanajuato

Guanajuato es uno de los tesoros mejor guardados de México. Concentra una de las ofertas turísticas más singulares y diversas del país y brinda una experiencia de inmersión en su historia, su paisaje, su magia y sus sabores.

Sus dos ciudades Patrimonio de la Humanidad, Guanajuato capital y San Miguel de Allende, son un aliciente más que suficiente para elegir el destino que convoca cada vez más a un turismo de calidad, ávido de experiencias genuinas y auténticas. La singularidad de su gastronomía, que conserva la esencia de los sabores del país, es una de ellas.

Guanajuato es uno de los estados con mayor diversidad gastronómica de México, con una variedad de platillos que se han conservado dentro de los límites del estado, son concesiones a la globalización. Conocerlos representa uno de los viajes más genuinos por los sabores de México. Pero también está inmerso en la vanguardia gastronómica, con una cocina innovadora, pero volcada en su identidad, a través de algunos de los mejores restaurantes del país. Sus chefs fusionan la innovación y la excelencia culinaria con recetas ancestrales que integran productos endémicos de la región, una despensa que hunde sus raíces en tiempos prehispánicos.

Once establecimientos de Guanajuato han sido incluidos en la última Guía México Gastronómica que reconoce a los mejores restaurantes del país. Entre ellos, La Cocinoteca, Sato y Panchos Sea Food en León, y Baixa Cocina, en Iraputo. En San Miguel de Allende, Trazo 1810, Sal y Canto, Marsalá, 1826, Bovine, y Áperi, uno de los mejores restaurantes del país y una experiencia culinaria única, genuina y llena de pasión. Y en la ciudad de Guanajuato, Casa Mercedes, reconocida como una de las 100 experiencias imperdibles de México.

Pero su gastronomía está llena de tesoros que trascienden la alta cocina. Guanajuato sabe a tequila y mezcal, a nopales, a enchiladas mineras, a pacholas y gorditas de maíz quebrado, a tamales de ceniza y atoles de mezquite, a xoconostle y a nieves de frutas frescas (y exóticas). Con un recetario y una despensa tan sugerentes, rebosantes de historia y tradición, la gastronomía se ha convertido en una de las herramientas transformadoras que ha involucrado a sectores y segmentos diversos para convertir el destino en una experiencia activa y singular en la que turistas y visitantes se convierten en protagonistas.

Sobre estas bases, Guanajuato se vive intensamente a través de las rutas turísticas que conectan su paisaje, sus productos y su cultura, como el circuito del nopal, del tequila y del mezcal. Y del vino, otro de sus tesoros que merece la pena descubrir. Con cuatro siglos de cultivo de la vid, sus viñedos y bodegas constituyen uno de los segmentos con mayor potencial turístico –y atractivos– del estado, cuarto productor de vino de México.

El Circuito del Vino de Guanajuato transita por buena parte de su territorio, sin necesidad de recorrer grandes distancias. La mayor concentración de viñedos se reparte entre la ciudad de San Miguel de Allende –Patrimonio de la Humanidad por la Unesco– y el Pueblo Mágico de Dolores Hidalgo.

Pero para conocer el auténtico sabor de Guanajuato –y de México– hay que perderse por sus calles y mercados, donde la cocina presenta su versión más genuina, con platillos sencillos, llenos de sabor e historia. Moles, caldos, tamales, enchiladas, atoles, gorditas, todos con recetas que han sobrevivido generaciones y que en cada territorio conservan versiones propias. Los puestos de antojitos –que es como se conoce a una comida informal, callejera, parte de la cultura mexicana– se reparten por todo Guanajuato, en los principales puntos turísticos de las ciudades, en sus mercados y en los tianguis, los mercados ambulantes al aire libre que tiene su origen en el periodo prehispánico y ofrecen todo tipo de mercancías, desde productos agrícolas de la zona, hasta platos típicos y artesanía.