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Gracias por el Fuego



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Norberto Eugenio Petryk


El fuego, elemento que hemos incorporado hace más de 150.000 años a nuestras vidas -lapso bastante corto en 6 millones de años que llevamos en el mundo- hoy nos resulta imprescindible para nuestros hábitos alimentarios, para darnos calor durante los fríos inviernos, para la transformación de materiales y hasta para cuestiones de creencias, ritos y festejos; esta revista de por sí se llama "a fuego lento", supongo que por lo que oí por allí de que un buen guisado no se puede apurar con el fuego, en fin: "gracias por el fuego".



Pero hoy, 2 de julio del 2009, este fuego es el que se encendió en 54 velitas para festejar mi nacimiento y cuando uno llega a este espacio de tiempo con los cumpleaños llegan las reflexiones.

Enciendo el equipo de música y escucho: "cambia, todo cambia", y sí "negra", todo cambia con el paso del tiempo, cambian las cosas y también nosotros vamos cambiando y como en otra de tus melodías "nos vamos poniendo viejos", pero ¡viejos son los trapos! decía mi abuela; algunas cosas nos traen nuevas alegrías y otras tristezas, pero todo es más llevadero y te sientes mejor si lo podemos compartir con los amigos, aquellos, los de siempre, los que se fueron y no están más, los que están presentes y aun los lejanos, también los que vendrán, nuestros afectos elegidos, nuestra historia cotidiana y que aun con los cambios van formando nuestra vida. "Gracias amigos", simplemente gracias por todos los momentos vividos y compartidos.

Norberto Petryk y Fernando, en una picada

Buenos Aires es una de esas ciudades que van mutando a lo largo del tiempo aunque guarde orgullosas arrugas que marcan su estilo, en ella se conjugan lo nuevo, lo contemporáneo y lo antiguo, pero aun en todo ese cambio lo que se preserva por siempre es esa extraña costumbre de cultivar amigos, muchas veces reunidos ante el conjuro de un café, porque si hay algo que para mí defina a mi ciudad son sus cafecitos que en su seno reúnen a los amigos en torno de una mesa para hablar de fútbol, de política, de las minas, de las alegrías y penas, mesas donde muchas veces nacen y mueren cofradías, historias de amor, encuentros y desencuentros, mesas de café en donde los temas de charla son infinitos, pero muy curiosamente es raro que encuentres a un argentino que no te hable de comida.

Esos cafés ahora limpios de humo y la mayoría muy modernos son los que yo asocio en el recuerdo con ese aire ecléctico e inconfundible en el que se asociaban el aroma del café recién preparado y el olor del humo del tabaco, todo en una atmósfera cargada y pesada que harían que hasta a un ciego pueda haber reconocido el lugar a donde se hallaba, pero, todo cambia, lo que no cambia a pesar de las crisis económicas -y hemos pasado ya varias- son nuestras costumbres, las que nos definen como ciudadanos de alguna parte determinada del mundo, y en este caso a los "argentinos", más precisamente a los porteños, nos define el café, el mate, los asados o empanadas con vino y amigos, el chimichurri, el café con leche y medialunas, la milanesa con papas fritas y con ella su representante más argentina: "milanesa a la napolitana", el choripan, el vermú con la picada antes de las pastas de los domingos, la pizza, los alfajores regionales llevados como presente de cada uno de nuestros viajes, el dulce de membrillo con queso Mar del Plata -postre vigilante- y el dulce de leche -disculpen si me olvido de algo, son los años...- y, aunque todo cambia, hay costumbres que se mantienen mientras nosotros fuimos aprendiendo a madurar como en aquellas reflexiones finales de José Sacristán en "Solos en la madrugada".

Salud amigos, brindo por todos ustedes, por los que están aun y por los que ya partieron....

Cena de celebración entre amigos
Cambia, todo cambia
Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo

Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Cambia el mas fino brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante

Cambia el rumbo el caminante
Aunque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Cambia el sol en su carrera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera

Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño

Pero no cambia mi amor
Por mas lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente

Lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Pero no cambia mi amor...


Todo cambia. Autor: Julio Numhauser. Popularmente cantada por Mercedes Sosa (la negra)

Solos en la madrugada
Monólogo de José Sacristán

"...Se van a acabar para siempre la nostalgia, el recuerdo de un pasado sórdido, la lástima por nosotros mismos.

Se acabó la temporada que ha durado 38 hermosos años, estamos en 1977, somos adultos, a lo mejor un poquito contra hechos, pero adultos. Ya no tenemos papá. ¿ Que cosa, eh?

Somos huérfanos gracias a Dios y estamos maravillosamente desamparados ante el mundo. Bueno, pues hay que enfrentarse al mundo y con esa cepa que nos da ese aire garboso!. Tenemos que convencernos de que somos iguales a los otros seres que andan por ahí, por Francia, por Suecia, por Inglaterra.
En setiembre ya no vamos a reunirnos solos en la madrugada para contarnos nuestras penas, para mirarnos el ombligo, para seguir siendo mártires, para sufrir. No, a partir de ahora y aunque sigamos siendo igual de minusválidos vamos a intentar luchar por lo que creemos que hay que luchar, por la libertad, por la felicidad.

Hay que hacer algo ¿no?, para alguna cosa tendrá que servir el cambio, pues venga, vamos a cambiar de vida. A ti Rosi ¿Qué té pasa?. Que tu vida con Andrés y los chicos no te gusta ¿no? Pues fuera, cada uno por su lado pero con dos ovarios como si fuésemos mayores.

Y tu Nacho ¿qué? ¿No te ha tirado siempre lo otro? Pues venga, guerra, pero sin tapujos. Ponte peineta y a ello, pero con dignidad, con la cara bien alta, que no pasa nada.

Vamos a ver Andrés ¿Tú no querías dejar esas contabilidades y vivir sólo con el sueldo? ¿Qué esperas? ¿Qué no puedes? Claro que puedes. Plántate, plántate con Hernández, con Gil, con Troncoso, plantáos y a pedir un sueldo digno, ya verás como se acojonan los de la planta Noble, y a vivir como un ser humano y no como un robot, a vivir con tus hijos, a charlar con tu mujer. ¿O no?
Hay que comprometerse con uno mismo, hay que tratar de ser uno mismo, hay que ir a las libertades personales.
Margarita de mi vida, ya no me sirve eso que me dices siempre de que té pasas la vida metida en casa, de que Vicente no te saca. ¿Qué pasa? Quieres ir al cine y Vicente no quiere, pues vete al cine, fíjate que sencillo. Ese metro, ese autobús, me da una butaca y ya está, ya has visto a Paul Newman, que era lo que querías.

Se ha terminado eso de ser víctimas de la vida, hay que vencer a la vida. Hay que tomar el mando en la cama. Si lo que quieres es un televisor en color, cómprate el más grande que encuentres por que es lo que quieres, no ahorres cuatro perras para dejarlas a los hijos, disfruta de la vida vosotros porque es vuestra vida y porque además esas cuatro perras luego no van a ser nada.

Hay que empezar a tratar de ser libres. Yo también quiero ser libre.
No quiero tener que mentirme tanto. Sé que tengo que ser algo... a lo mejor escuchar, escuchar más a la gente o hacer un programa de radio para adultos, para hablar de las cosas de hoy porque no podemos pasar otros cuarenta años hablando de los cuarenta años.

Ese viejo disco que vais a escuchar es el último de una melodía que no oiremos más. Yo os prometo que Ray Peterson, Raimundo Pérez si hubiese nacido en el Imperio, no volverá a decirle a Laura que la quiere porque, es que Laura tiene treinta y cinco castañas, cinco hijos y está casada con uno de Arkansas y eso hay que afrontarlo.

No soy político, ni sociólogo pero creo que lo que deberíamos hacer es darnos la libertad los unos a los otros, aunque sea una libertad condicional. Pues vamos, yo creo que si podemos hacerlo, creo que si. No debe preocuparnos si cuesta al principio porque lo importante es que al final habremos recuperado la convivencia, el amor, la ilusión.

Pues no cabe duda, al vegetar estamos acabando. Vamos a vivir por algo nuevo. Vamos, vamos a cambiar la vida por nosotros. Vamos?.

norbertopetryk@gmail.com

http://www.youtube.com/watch?v=JneufsU2m6Y



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