Erguido sobre la meseta manchega, Almagro fue protagonista durante la formación del Imperio español y testigo privilegiado de su decadencia. Declarado Conjunto Histórico y aspirante a Ciudad Patrimonio de la Humanidad, sus orígenes son aún inciertos. Probablemente existiera un asentamiento en la Edad del Bronce, del que hay indicios alrededor de las Casas Maestrales y en parajes exteriores al centro urbano. Almagro, oscurecida por la proximidad de Oreto y Calatrava la Vieja, entra en la historia de la mano de la Orden de Calatrava, cuyos maestros lo eligen en el siglo XIII, como lugar de residencia y centro gubernativo de sus posesiones.
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El antiguo Convento de San Francisco, construido por la familia Dávila de la Cueva en 1596. está ubicado en un entorno histórico-artístico en plena llanura Manchega. Fue Convento de Santa Catalina y centro de acogida de peregrinos desde el 1612 y residencia de la Orden de los Franciscanos Descalzos hasta el siglo XIX. Se convirtió en Parador en 1979, imbuyéndose en la atmósfera clásica de la literatura cervantina.
La Plaza Mayor
El Parador con sus ambientes de época, se destaca notablemente de los demás Paradores hermanos, por su confortabilidad, su sosiego predominante en jardines, piscina y patios interiores, la condición inequívoca y exclusiva de las habitaciones, que han captado el sentir maduro de las otrora celdas monacales, inclusive las puertas son las originales, no llegan a los dos metros de alto. Los corredores interminables que invitan a caminar, patios de plantas calados escuchando el agua de sus fuentes y entregado a la vida placentera, celosías discretas, pintura valiosa y tinajas con solera, piedra, luz y madera a merced del disfrute del viajero.
Ldemasiado desde sus orígenes). La cocina manchega es rica de estofados de alubias pintas de la Vega de Saldaña, garbanzos salteados con cangrejos de río, pollo de corral en pepitoria, ciervo al orujo de ciruela, perdiz a las uvas, caldereta de oveja churra, platos de caza y de potro o truchas enroscada con torreznos de Cervera y a gastronomía manchega se sustenta en los pilares de la calidad del producto, la tradición, la vanguardia y su entorno. Como Vademécum el Quijote sirve de guía y estudio para recuperar y reproducir platos, pero también se vale de este espíritu quijotesco para realizar una cocina diferente de nuevas tendencias (pero sin alejarse las típicas berenjenas de Almagro. Entre sus postres, destacan los tontos y listos con leche merengada, la leche frita con miel de brezo o la bizcochada manchega con vainilla y nueces, etc.
LasTinajas
Se ofrece a los lectores la receta del Pollo de Corral en Pepitoria, un clásico manchego:
Ingredientes para 4 raciones: 800 gr. pollo de corral, c/s sal, 350 gr. cebolla, 2 hojas de laurel, 1 litro caldo de ave y 2 dl. vino blanco. Para el majado: 90 gr. de pan, 20 gr. almendras fritas, 4 dientes de ajo, 2 dl. de aceite oliva virgen extra, c/s hebras de azafrán y 3 huevos cocidos. Elaboración: Deshuesar y trocear el pollo, salpimentar, freír y reservar. Rehogar la cebolla junto con el laurel, incorporar el pollo y mojar con el vino. Reducir, añadir el caldo de ave y dejar cocer a fuego lento. Momentos antes de terminar la cocción, retirar el pollo, triturar la salsa e incorporar de nuevo el pollo. Poner en mortero los ingredientes del majado, majar y desleír en un poco de caldo de la cocción e incorporar al guiso minutos antes de terminar la cocción. Presentar el plato con la clara del huevo cocido y unas almendras picadas.
La Mancha es una zona ideal para el cultivo de la vid por la gran cantidad de horas de sol que disfrutan sus viñas, que garantiza el ciclo de maduración de las mismas y la salud de sus vides. La versatilidad de sus tierras también ha permitido que se puedan introducir sin problemas variedades procedentes de todo el mundo que complementan a las autóctonas Aires y Tempranillo. En efecto, la carta de los vinos del Parador, ofrece unas cincuenta etiquetas donde prevalen los vinos regionales, que son siempre muy de agrado por los clientes, ávidos de conocer, degustar y apreciar los productos locales.
María José - Jeronimo Antonio - José Alfonso - Matteo Gaffoglio y Jesus Ayllón
A resaltar el menú y la variada carta de corte manchego, que presentan las delicias de quienes disfrutan y aman la cocina, finamente cuidada y elaborada por la plantilla de Cocina dirigida por el Chef José Alfonso Merla Ureña, un profesional que tendrá mucho éxito en su carrera por ser un gran emprendedor de ideas culinarias. El Jefe de Comedor Jerónimo Antonio Cabañero y 2º Jefe María José Ureña Vargas, con su brigada de camareros atienden con amabilidad y eficiencia los huéspedes. Entre las bebidas merece ser citado, y por supuesto degustado, el “Café del Convento”, inventado por un camarero del Parador, el manchego Jesús Ayllón. La Dirección del Parador deseaba presentar un café particular propio del Convento. La idea fue de Jesús que, de acuerdo con el Chef José Alfonso, elaboró un café frío que recuerda una tradición del Convento. Al presentarlo, nos adelantó alguno de sus ingredientes: licor de avellana, azúcar moreno, polvo de canela, café expreso, no reveló el quinto elemento, es un secreto.
Director del Parador es D. Pedro Carreño Martínez y Jefe de Recepción Miguel Castro que, con los colegas, siempre muy corteses y atentos en prever los deseos de los huéspedes.