A mí me llegó el amor por partida doble... Cuando me
llegó el amor romántico, ese de trasnochos y
sobresaltos, ese de planes y temeridades, el de para
siempre... También me llegó uno pequeñito, con ojos
grandes y pestañas largas... No era mi hijo, era hijo
de mi amor y tenía 1 año.
Y ha sido una aventura de amor la nuestra...
Llena de paciencia y cariño (por ambas partes), con
altas dosis de cosquillas y besitos... Hoy mi amor
pequeñito tiene 11 años... Y quiere cocinar.
Y quiere cocinar lo que más le gusta en el
mundo... Mousse de chocolate... Y ¿a quien en su sano
juicio no le gusta el chocolate? Esa materia oscura
donde se reúne la sabiduría alquímica americana, esa
delicia de las tierras del trópico que inundó al mundo
entero con su exótica personalidad donde el amargo y
el dulce se unen en un matrimonio divino...
Más allá de que el chocolate sea el precursor
de neurotransmisores que nos pongan felices... Más
allá de que tenga elementos que son antidepresivos...
El chocolate significa para mí... Amor...
Fue comiendo chocolate que mi amor (de 7 años)
me dijo: "yo sé que tú no eres mi mamá, yo tengo a mi
mamá... pero tú haces cosas como si lo fueras... ¿Cómo
debo llamarte? Porque madrastra es muy feo..." a lo
que yo respondí (tratando de disimular las lágrimas)
"Bueno, yo soy tu mamá complementaria" y ambos nos
bautizamos ese día con chocolate, besos y abrazos.
Mi amor me dice que ya la crema de leche está
bien fría y que ya puso en el baño de María los trozos
de chocolate... Me dice que quiere montar la crema...
"¿por qué parece que aumenta de tamaño?" y le
explico... Y él repite " la grasa que contiene la
crema atrapa al aire que le estoy imprimiendo..."
"esta grasa es rica!!!" exclama...
Y bate, y bate la crema... y pregunta y
pregunta el niño... "¿Me puedo quedar con el bowl
donde se está derritiendo el chocolate... al
final?"... Te lo puedes quedar... "¿Para mí solo o le
tengo que dar a mi papá?"... negócialo con él, le
digo... Sabiendo quien se quedará con todo...
Y se derrite el chocolate al arrullo del
vapor... Y mi amor se entusiasma y dice "Yo lo uno a
la crema, Kary... Ayúdame, pero yo lo hago" Y dejo que
mi amor mezcle el chocolate con la crema, mezcle lo
oscuro con lo blanco, mezcle su amor con el mío...
Y me endulza la vida cuando me pregunta "¿Lo
estoy haciendo bien?" Claro!!!, Le digo... Y él
replica "Qué bueno!!! Es bueno ser útil" y no sé qué
es más dulce... si mi amor o la mousse...
Puesta la mezcla en las copas... A la nevera...
Y mi amor me dice, en el tono secreto de las graves
confesiones "Lo único que no me gusta de la mousse es
que tengo que esperar a que se enfríe en la nevera...
me parece que pasan mil años..." Y veo como mi amor ha
empezado a cultivar una de las virtudes más
importantes y más difíciles de obtener en la vida...
La paciencia.
Compacta la mousse por el frío abrazo, mi
amor, mi otro amor y yo nos disponemos a disfrutar de
esta esponjita dulce hecha por mi niño grande de 11
años... Quien al terminar de comer, me da un beso
achocolatado y me dice... "QUE RICO... Te quiero por
ti y por enseñarme a hacer mousse" y me quedo yo con
miles de estrellas Michelín en el corazón otorgadas
por mi amor.
Mousse de chocolate de la mamá complementaria
1 litro de crema de leche fría para montar
300 gr de azúcar
300 gra de chocolate en barras
Preparación:
1) Los trozos de chocolate se ponen a derretir en baño
de María (es una buena precaución tapar el envase que
contenga el chocolate, además de acelerar el proceso
de derretido, se evita que se humedezca por el vapor)
2) Al montar la crema, con la batidora a máxima
velocidad, se le añade lentamente el azúcar.
3) Luego de montada la crema, se incorpora el
chocolate derretido batiendo la mezcla.
4) Se dispone en copas y se lleva a la nevera por 2
horas.
5) Se disfruta en buena compañía, si es en compañía de
niños... Mejor.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |