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Claves para la Congelación de los Alimentos


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La congelación es un método de conservación al alcance de la mayor parte de la población. Pero, ¿sabemos utilizarla correctamente?

 

 
Eva Martín
 
El método de la congelación nos permite mantener los alimentos en buen estado durante largos periodos de tiempo, al evitar la proliferación de microorganismos. El principal defecto que se le achaca a este método es que algunos alimentos no quedan igual tras haber sido congelados. Sin embargo, si el proceso de congelación se realiza adecuadamente, esto no tiene por qué suceder en muchos casos.
 
Hay que recordar que la congelación evita que los microorganismos que pudren los alimentos crezcan, pero no los elimina. Además, las reacciones químicas y las enzimas no se detienen, sólo se vuelven más lentas, por lo que pueden deteriorar los productos en cualidades como la textura y el sabor si se mantienen más tiempo del recomendado en el congelador.
 
Para la correcta congelación de nuestros alimentos, lo mejor es atender a estos sencillos consejos:
 
Las estrellas del congelador: cuantas más, mejor. Por ejemplo, un congelador de cuatro estrellas nos asegura una temperatura de -18º constante.
Las condiciones del producto: cuanto más fresco se congele, mejor saldrá de su letargo. No podemos pretender que un filete de pollo que lleva cuatro días en la nevera, quede igual de bien tras descongelarlo que uno que ha sido congelado fresco. 
Prepara el producto para el proceso: debemos retirar las partes no comestibles. Además, en el caso de las verduras, frutas y mariscos, es conveniente escaldarlos antes de su congelación, porque así destruiremos enzimas y microbios que pueden llevar a reacciones químicas adversas.
La temperatura del alimento: se debe dejar enfriar el producto antes de congelarlo, evitando que tarde más en congelarse y que, además, suba la temperatura del congelador, perjudicando al resto de alimentos. Lo ideal es que se enfríen durante una hora.
Usar envases térmicos y envoltorios adecuados: para evitar que entren en contacto con el aire. Es preferible el uso de bolsas térmicas al del papel film.
Orden: lo mejor es agrupar los productos por tipos y etiquetarlos con fecha y nombre, para evitar abrirlos y devolverlos después al congelador.
Mantenimiento: evitar la escarcha en el congelador.
 
Si seguimos estos pasos, no tendremos ninguna excusa para no llevar a cabo una buena congelación. Y, para obtener un producto de calidad tras el proceso, es igualmente importante el proceso de descongelado. Por ello, os damos también algunas recomendaciones para estos menesteres:
 
Descongelar dentro del frigorífico para evitar los cambios bruscos de temperatura y la proliferación de microbios.
Consumir en un máximo de 24 horas aquello que hemos descongelado.
Descongelar en un sitio limpio. Recuerda que la humedad del proceso atrae bacterias y hongos muy fácilmente, y conviene que los alrededores sean higiénicos.
Si se utiliza el microondas, hacerlo de la manera más homogénea posible, y cocina justo después de descongelado.
 
Por último, un consejo muy importante que suponemos ya todos conocéis: está totalmente prohibido romper la cadena de frío de los alimentos congelando algo que ya había sido descongelado antes. Esto provocaría cambios importantes en la textura y sabor de los alimentos, además de ser algo perjudicial para nuestra salud.

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