El primer libro de recetas inspirado en los principios de la medicina tradicional china. A partir de los principios de la medicina tradicional china, Silvia Riolobos nos plantea elegir aquellos alimentos que más le convienen a nuestro cuerpo a lo largo del año, a la vez que elabora unos platos irresistibles que se pueden combinar en sencillos menús para todos los momentos del día. En total, más de 100 propuestas que siguen el ritmo de las estaciones y ofrecen a los lectores alternativas simples y eficaces para mejorar su salud y llevar un estilo de vida equilibrado. El trabajo de Silvia Riolobos se basa en una vivencia personal transformadora e invita a probar sus platos nutritivos y deliciosos a todo aquel que aspire a mejorar la calidad de su alimentación y de su vida. El reto: demostrar lo fácil que resulta llevar una dieta saludable. La medicina tradicional china es una de las formas más antiguas de medicina oriental, está viviendo un resurgimiento en Occidente y cuenta con el respaldo de la OMS.
Se dice que somos lo que comemos, pero, en realidad, somos mucho más que eso: somos el resultado de nuestra digestión, de lo que asimilamos a nivel físico, mental y emocional.
La Medicina Tradicional China compara el aparato digestivo con un caldero que ha de mantener el fuego vivo para sacar el máximo jugo a los alimentos. El Ayurveda lo llama Agni y lo considera la principal fuente de vida; para ellos toda la salud depende de su buen funcionamiento. El fuego digestivo interviene no solo en la digestión tal y como la entendemos en Occidente, también es responsable de digerir y asimilar los pensamientos e incluso las experiencias vividas.
Por otro lado, los recientes estudios científicos cada vez dan más importancia a la microbiota intestinal, nombrando al intestino como el «segundo cerebro» y relacionándolo estrechamente con el estado psicoemocional. La digestión nos dice en primera y última instancia qué es bueno para nosotros y qué no. La nutrición a día de hoy está llena de contradicciones pues existen múltiples corrientes y voces que defienden posturas encontradas; incluso para los expertos es un tema difícil de manejar. Por mi parte, creo que la clave no está en buscar la perfección, sino más bien la solución adaptada a cada persona en un momento específico, con un enfoque flexible e individual. Nosotros, en primera persona, tenemos el poder de ser parte activa en esta investigación.
¿Cuántas veces seguimos consumiendo un
alimento que sabemos que nos sienta mal? A
veces lo hacemos por placer, en cuyo caso no
es tan nocivo (siempre que sea de forma
ocasional) porque al menos hay un disfrute en ello. En otros casos, influidos por algo que hemos leído, visto o que nos han recomendado, tomamos a diario alimentos o preparaciones que a priori son muy saludables, pero que a nuestro cuerpo no le terminan de convencer.
Esa es la voz que debemos despertar, pues es una valiosísima guía interna llena de sabiduría que ha sido acallada desde la infancia.
Culturalmente el mensaje que nos transmiten nuestras familias, educadores y entorno es que no hay que dejar nada en el plato, que para ser un buen niño que «come bien» te tiene que gustar todo. Es con esas presiones como se empiezan a generar los futuros trastornos y problemas digestivos.
Claves para mantener vivo el fuego digestivo
– Comer solo cuando hay hambre. Beber solo cuando hay sed.
– Agradecer la comida que tenemos delante prestándole atención, ya que la digestión comienza a través del olfato y la vista.
– Masticar correctamente.
– Preparar comidas sencillas.
– Combinaciones simples: que incluyan los cinco sabores en correcta proporción.
– Tener en cuenta el equilibrio en las texturas (evitar todo muy seco o todo muy húmedo).
– Comer cada día respetando el mismo horario.
– Cenar temprano.
– Tomar alimentos adecuados a la estación.
– Observar qué nos sienta mal y eliminarlo.
– Dejar una tercera parte del estómago libre (1/3 comida, 1/3 bebida, 1/3 aire).
– Beber agua tibia/caliente entre horas, pues aviva el fuego y ayuda a eliminar toxinas.
– Comer comida fresca, evitar las sobras y los alimentos recalentados.
– Tomarse el tiempo para comer sin mirar pantallas (tv, móvil, ordenador).
– Descansar unos minutos después de comer (la antigua sobremesa).
¿Qué encontraremos en este libro?
Simplemente sano tiene que ver con disfrutar de la vida y de la comida como parte de ella. Cuidarse no significa estar a dieta para conseguir un físico ideal. Cada persona tiene una constitución y un peso diferentes. La alimentación es un pilar básico de nuestro bienestar. En mi caso fue la forma más rápida de manejar mi enfermedad. Pero sin duda el apoyo de mi familia y amigos, cultivar una actitud positiva y disfrutar haciendo lo que me gusta también son, aunque intangibles, ingredientes increíblemente nutritivos.
Al inicio de cada capítulo, encontrarás una breve introducción con las claves para dar la bienvenida a cada estación desde la perspectiva de la teoría de los cinco elementos. Verás desarrolladas las tablas de correspondencias y una lista de la compra de temporada a modo de guía.
EN CUANTO A LAS RECETAS
Lavado y pelado: Trato de comprar frutas y verduras ecológicas, por tanto, suelo consumir la mayoría sin pelar para aprovechar al máximo sus nutrientes. Para eliminar posibles pesticidas y bacterias uso bicarbonato y vinagre de manzana diluido en agua, sobre todo en verano ya que como mayor cantidad de crudos.
Harinas: En las masas uso sobre todo harina de almendras, avena, quinoa o trigo sarraceno. Acostumbro a elaborarlas en casa a partir del grano, el fruto seco o los copos, en el caso de la avena. Uso un procesador o batidora potente y las conservo en botes de cristal. De esta forma te aseguras su frescura y un precio más asequible.
Tiempos de cocción: Son bastante complejos de calcular a la hora de elaborar las recetas para un libro. La potencia de los hornos varía muchísimo dependiendo de cada fabricante o de los años que tenga el electrodoméstico; créeme que, entre talleres, eventos y clases privadas, he visto muchas cocinas. Con el fuego y la vitrocerámica también hay diferencias, por lo tanto, la primera vez que elabores las recetas tendrás que estar un poco más alerta de lo habitual para que el resultado quede a tu gusto.
Congelado: Creo que soy (o era) de las pocas personas que
conozco que apenas usa el congelador. Como en estos últimos meses me he encontrado en situaciones surrealistas con cuatro pruebas de tartas en un día, probé a congelar y la sorpresa fue que los alimentos se conservan en perfectas condiciones; de hecho, me he vuelto adicta a conservar los bizcochos en porciones para asegurarme de que tengo siempre alguno en la recámara. También puedes congelar con tranquilidad las masas de hamburguesas y falafels, las cremas y los caldos de verduras. Casi todo se congela bien. Mi recomendación es que congeles en casos de emergencia. Por ejemplo, cuando me voy de viaje. Es una forma de no tirar comida y de tener reservas esperándome a la vuelta, porque, sin duda, lo que
realmente me proporciona energía en el día a día son los alimentos frescos.
Organiza tu cocina en 5 pasos
1. Elimina de los armarios las bolsas con pinzas. Sí, son nuestras enemigas a la hora de cocinar. No se ve nada claro, se amontonan y a partir de la segunda fila ya no sabes ni lo que hay. Es más, a veces hasta compras un ingrediente que ya tenías y a los meses descubres que había un resto en el fondo del armario. Nada, fuera. Este es el primer paso: hacerte con botes y tápers de cristal de distintos tamaños.
2. Una vez que has dado a tus ingredientes el valor que se merecen, toca organizar la compra. Al ordenar, habrás empezado desde cero. Ahora ya sabes qué tienes y a qué dar salida rápido según las caducidades. A partir de aquí ya puedes hacer la lista. Mi consejo es que empieces la compra en la frutería. De ahí sale la inspiración para los menús de la semana.
3. Tema utensilios. Vale, en los últimos años las marcas se han vuelto locas y hay de todo. Muchos son de capricho, a menos que ames la cocina no te hacen falta. Pero hay unos cuantos básicos que sí te salvan la vida, te ahorran tiempo y potencian la creatividad. Aunque parezca obvio, una buena tabla y un cuchillo son la base para cogerle el gusto a cocinar.
4. ¡En marcha! Ya tenemos organización, ingredientes y equipo. Ahora has de elegir un día que te vaya bien y cocinar algunas preparaciones básicas que se conservan perfectas durante la semana. Esta es la parte de previsión, así evitas llegar a casa con las tripas rugiendo, abrir la nevera y que esté repleta, pero sin nada que poderte Llevar a la boca en ese momento. Como sé que no hay nada más frustrante que eso, este apartado es vital.
Contenidos del libro
Introducción
Primavera
Bebidas Desayunos Comidas
Cenas
Dulces y snacks
Verano
Bebidas Desayunos Comidas
Cenas
Dulces y snacks
Otoño
Bebidas Desayunos Comidas
Cenas
Dulces y snacks
Invierno
Bebidas Desayunos Comidas
Cenas
Dulces y snacks
Índice alfabético de recetas Agradecimientos y bibliografía
Extracto de la introducción: la experiencia de Silvia
“Mi adolescencia transcurrió entre locales de comida rápida, salidas con mis amigos y escapadas a husmear las estanterías de los herbolarios. Los dulces eran mi perdición, era un auténtico monstruo de las galletas. Mis digestiones por aquel entonces eran lentas, siempre andaba cansada y, aunque tenía muchas ideas y ganas de hacer cosas, mis energías no me acompañaban.
A los veinticuatro, después de varios toques de atención, la salud me dio un buen susto. Me diagnosticaron una displasia avanzada de cuello de útero producida por el virus del papiloma humano. De golpe tomé conciencia de que tenía que cambiar definitivamente mi alimentación y estilo de vida. De un día para otro me hice vegetariana, comencé a dormir ocho horas diarias y a nadar cada mañana.
Pasé dos veces por quirófano hasta quedar limpia de la lesión, después vinieron años de mucho trabajo y terapias alternativas para restablecer mi sistema inmunitario.
Aunque había mejorado mucho, no terminaba de remontar. Uno de los médicos que visité durante esa época me recomendó probar la macrobiótica, también conocida como nutrición energética. Yo que pensaba que me alimentaba de maravilla, resultaba que no lo estaba haciendo tan bien. Me encantaban las ensaladas, los zumos, las hamburguesas vegetales. Todo ecológico pero envasado.
No comía estofados de legumbres, ni cereales en grano y consumía un montón de zumos y frutas tropicales en invierno. En fin, mi alimentación era vegetal pero poco acertada.
Mi visión sobre la alimentación es flexible, pues creo que para que algo se mantenga en el tiempo hay que abrazarlo con una mente abierta. Desde mi punto de vista, si en algo fallamos los humanos es que tendemos a ver las cosas en términos de todo o nada. Yo he pasado por momentos muy diferentes dentro de este proceso, el camino hasta llegar aquí ha sido largo y lleno de zigzags. He sido vegetariana, vegana, crudivegana (por pocos meses) y vegana sin gluten. El caso es que, después de tantos años, ninguna de esas etiquetas me funcionaba porque siempre había alguna situación, ya fuera por necesidad o placer, que me hacía romper con las «normas». Actualmente los vegetales son los reyes de mi alimentación, los acompaño con huevos (de las gallinas felices de mi padre) y pescado de manera esporádica. Y si en alguna ocasión me siento atraída por algo animal me dejo llevar, agradezco y disfruto la experiencia.
Curiosamente, sentirme libre me hace tomar decisiones más correctas.”
La autora
Silvia Riolobos es especialista en medicina tradicional china, graduada por la escuela superior ESMTC, diplomada en nutrición y cocina energética por la escuela de Montse Bradford y práctico en Flores de Bach por la escuela de Terapia Floral Integrativa. Dirige su propia consulta e imparte cursos de manera regular en Madrid
y Barcelona.
Gran comunicadora, divulga sus conocimientos sobre alimentación y estilo de vida saludable en el ámbito empresarial. Asesora a restaurantes, marcas y empresas con interés por la
alimentación saludable y la sostenibilidad.© Carole Rénaux
Para conocerla mejor:
Web: silviariolobos.com
Twitter: @silviariolobosInstagram: @silviariolobos
Ante todo, este es un libro de recetas. Lo más importante es que las disfrutes y vayas integrando la teoría a través de la práctica sin obsesionarte. Tu cuerpo te hablará, solo tienes que escucharlo y seguir tu intuición, ¡eso es todo!
Aprender a organizarse es de lo que más cuesta.
Para triunfar y no perder la paciencia en el intento se necesita un poco de organización y cierta planificación. Después es como todo, una vez te acostumbras, ¡sale solo!
Cómo es el libro por dentro. Ejemplos de páginas interiores
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |