ALFREDO KRAUS (2) Degustar helado con el maestro Debut en 1956 en Teatro de la Zarzuela Comparto con Víctor Merino en Plaza Porticada (Santander)
Una de las costumbres que asumí rápidamente en Santander, y con gusto, fue el disfrutar de un helado mientras paseas por la calle. Lo que si me llamó la atención fue que se mantenía al concluir, cada noche, lo que el Festival Internacional de Santander tenía programado en la Plaza Porticada.
Tengo presente en mi memoria el 30 de agosto de 1987. Finalizaba el FIS de ese año. Concierto de enorme altura. La Atlántida (Falla) en versión concierto con la London Shympony Orchestra dirigida por Frühbeck de Burgos, con la participación del Orfeón Donostiarra y la Escolanía de San Ignacio, Victoria de los Ángeles y Vicente Sardinero. (agradezco a Marina Bolado, del FIS, su colaboración)
Acudí acompañado por Víctor Merino, fue la última vez que le vi. El 31 de octubre, fallecía en accidente de automóvil.
Víctor ha sido el gran impulsor y dinamizador de la cocina cántabra, reconocido así por todos. Le dedicaré un próximo Relato. Pero valga de adelanto que consiguió la primera estrella Michelin para Cantabria con el restaurante El Molino (Puente Arce).
Unos años después entré en Regma, estandarte de la heladería artesanal, compré un helado de turrón. Paseo de Pereda adelante, tras pasar por Puerto Chico, enfilo la cuesta que lleva al Palacio de Festivales y, en la puerta, Alfredo Kraus, y su esposa, con un helado en la mano.
Conversación distendida sobre muchos temas. Entre ellos, vivencias y anécdotas compartidas.
La temporada 1956 se inicia en el teatro de la Zarzuela con Doña Francisquita, al frente del reparto Ana María Olaria, además con “mando en plaza”. Le pide al director del teatro, José Tamayo, que para el papel de Fernando sustituya al tenor previsto por un compañero suyo de estudios en Italia, en el que confía ciegamente. Así debuta Kraus en Madrid.
Testigo de esa representación es mi querido colega Miguel del Pino que, siendo un niño, la ve desde la fila ocho del patio de butacas.
El Teatro de la Zarzuela le tiene siempre presente. Busto en el ambigú (foto con el director del teatro Daniel Bianco), y el palco número 6 con su nombre.
Su debut internacional ha sido ese mismo año en El Cairo, con Rigoletto
El 27 de marzo de 1958 sucede un acontecimiento operístico que queda en los anales. En el Teatro Nacional de San Carlos (Lisboa) se representa La Traviata, con María Callas. Es grabada en directo y la recomiendan muchos especialistas para disfrutar de unos cantantes soberbios.
En 1959 protagoniza la película Gayarre (Antonio Cortés), basada en su biografía, con Luz Márquez, Pastor Serrador y Félix Dafauce. Salvador Ruiz de Luna compuso para el filme dos temas para que los estrenase Kraus. Un zortzico Vasco navarro soy, que el roncalés nunca cantó. Y una jota que el tenor entona mientras trabaja en la herrería (se incluye foto de la escena). “Y a nadie le ha de extrañar / mi corazón tiene frio / y a nadie le ha de extrañar / que al compararlo a la fragua / tiene el fuego de un volcán / Mi corazón tiene frio / de tanto amar”.
Por su intervención en la película recibe la Medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos.
Sobre un monolito de origen volcánico es el tema Sombra del Nublo, símbolo de Gran Canaria. Escucho de fondo la grabación que hizo con Los Sabandeños. Las segundas estrofas tienen connotaciones gastronómicas.
Besos de mujer canaria,
queso tierno y recental,
vino caliente de abajo,
el gofio moreno oliendo,
¿qué más puedo desear?
el agua por el barranco
y mi amor en el telar
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Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |