No a la violencia de género
Es evidente el profundo rechazo que nos provocan las noticas, gráficos, estadísticas relacionados con la violencia de género. Son hechos y datos tan brutales que encogen el corazón. Son cosas que suceden en el mundo, en nuestro país
A veces ese impacto nos puede despistar del hecho de que todo eso sucede también suceden en nuestra ciudad o pueblo. En nuestro barrio. En nuestra escalera
Y en nuestras cocinas (o en nuestras salas de restaurante)
Está claro que hay situaciones a las que no llegamos. Pero sí está en nuestras manos una gran mejora cercana, cotidiana, porque aunque no tengamos un caso de violencia física que nos toque de cerca, en nuestro día a día se producen muchas situaciones en las que podemos y debemos hacer algo
Sí, en nuestra mano está exigirnos un comportamiento respetuoso. Por supuesto, cortar la violencia que, de tan directa, es evidente
Pero muchas veces son cosas tan pequeñas que nos pasan desapercibidas. Nos pasan desapercibidas a nosotros
Pero no pasan desapercibidas para las personas (en su inmensa mayoría, mujeres) sobre las que las que giran esos comentarios o actitudes. Puede suceder con bromas en las redes sociales, pero también sucede en nuestro propio trabajo
Todos y todas tenemos que exigirnos un compromiso de estar atentos, un compromiso de respeto, de que ya no valgan esas bromas, esos whatsapp, comentarios despectivos, esos detalles que marcan y encienden las mechas que luego mal se apagan
Juntos, y no de boquilla, tenemos que pedir y exigirnos a nosotros mismos que se dé (y dar) en las cocinas y sala un trato parejo tanto en capacidades, responsabilidades, salarios y respeto a mujeres y hombres, porque aunque es evidente que cada día son más y mejores las profesionales muy preparadas que están trabajando en hostelería, en puestos de todas las categorías laborales, todavía se dan esas pequeñas y grandes diferencias, pequeñas y grandes injusticias sólo por el hecho de ser mujer
Nuestra sociedad es tolerante, y también machista, por lo cual es nuestro deber atajar de raíz cualquier actitud machista
Debemos ser los primeros en revisar nuestras propias actitudes, los primeros en formar a otros y quitarnos cualquier mal hábito en las cocinas
Y no sólo actuar así, sino hablarlo con todos, compartirlo con nuestros compañeros de trabajo (mujeres y hombres) para “hacer equipo” también en esto. Si conseguimos que nuestras cocinas sean así, cualquier trabajador que se incorpore de nuevo (sea de nuestra o de otras culturas) entenderá inmediatamente que en ese restaurante, hotel, etc, no se permiten actitudes de agresión de ningún tipo hacia la mujer
Y este mensaje, el de que en nuestra sociedad sólo debemos aceptar que la mujer y el hombre está en igualdad, no sólo valdrá para nosotros y nuestros equipos actuales. También será la línea a seguir por las nuevas generaciones de cocineros españoles
Cuando nos encontremos ante un caso de agresión (sea del grado que sea) contra la mujer, debemos atajarlo, buscando todos los apoyos que podamos. Debemos eliminar todos estos tratos denigrantes, las bromas agresivas, los malos modos y tratos dentro y fuera de nuestros espacios laborales y tenemos que luchar por un paralelismo de sueldos y condiciones
Si dudas acerca de si una actitud es o no agresiva, pregúntate si la permitirías contra ti, tu pareja, tus hijos, tus seres queridos
La cocina balear ha estado siempre formada por grandes mujeres cocineras. Cada día son más las que eligen dedicarse a este bonito y duro oficio por lo cual desde ASCAIB estaremos vigilantes y todos nos comprometemos con esta idea derrotar el machismo, dentro y fuera de las cocinas
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |