Recurrir una y otra vez al placer incansable de la creación culinaria es algo a lo que los cocineros profesionales tenemos acceso directo. La actualidad mediática nos ha recordado, sin buscarlo, la importancia de esta maravillosa profesión, de la que nunca se acaba de aprender. Aprender y enseñar, enseñar y aprender, binomio indivisible en el acto de cocinar, aprendemos mientras trabajamos y trabajamos mientras aprendemos. La magia de una de las profesiones más mágicas y envolventes que hay, en la que si uno entra ya no sale. El cocinero nace y se hace en una cocina, rodeado de todo y nada a la vez, creando e imaginando. La creación será aquello que surja de una imaginación bien estructurada, organizada y preparada para deleitar al más exigente de los comensales. La responsabilidad de un buen Chef radica en la capacidad de organizar adecuadamente, resolver, adecuar, gestionar, sin olvidar sorprender, sin sobresaltar, a quien va a degustar la comida. Esa magia se consigue con horas y horas de trabajo, mente abierta y aceptación de lo nuevo, sin olvidar bajo ningún concepto los orígenes de nuestra base gastronómica, sea cual sea. La base de nuestra cultura gastronómica nos permitirá abrir un gran abanico de oportunidades a nuestras creaciones, aportando siempre desde el respeto a la tradición ayudaremos a conservar y trasmitir a nuestros descendientes aquello que nos ha unido, la comida.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |