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El Futuro en la Mesa Es un Plato Precocinado


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Matteo Gaffoglio
Comunicador y experto en gastronomía



En la ciudad de Parma ha tenido lugar el gigantesco Salón Internacional de la Alimentación Cibus que, junto con el de Alemania y el de Francia, forman las tres más grandes reseñas alimenticias del mundo. En sus veinte kilómetros de escaparates, una verdadera y enorme cesta de la compra, era posible encontrar todo lo que se produce y se cultiva en este mundo. El salón estaba abierto sólo para profesionales. Y hubo más de 100.000, venidos de todo el mundo para visitarlo y ponerse al día. Todos ellos, expertos en las distintas ramas de la alimentación, restauración, hostelería, cadenas de grandes almacenes de abastecimientos y de catering, pero también de pequeñas tiendas de comestibles y, en particular, de productos típicos.

2380 expositores de veinte países han ocupado los 110 mil metros cuadrados, subdivididos en ocho pabellones, donde han presentado todo lo que hay de nuevo en materia de productos alimenticios, destacando especialmente los elaborados precocinados y confeccionados en raciones individuales (o monodosis), para ser consumidos directamente en la mesa, después de haber sido calentados. Estos productos expuestos se podían tocar y catar. Había la carne de serpiente en cubitos guisado, la carne de canguro, de sabor delicado, no necesita mucho tiempo de cocción, y puede prepararse en la sartén, a la parrilla, o incluso guisada. La carne de avestruz ya no resulta tan novedosa, aunque estuvo presente preparada en sus varias formas. Una rareza: el originalísimo aceite de arroz japonés que, por suerte para nosotros, está lejos del insustituible e incomparable aceite de oliva.

Los ?genios? de la alimentación industrial, o sea, los que nos dicen lo que debemos comer (¡no faltaba más!)), tuvieron grandes ideas también para los niños. Han inventado entre los varios elaborados, los ?Familysauros?, que son ni más ni menos que pollo presentado en trocitos en forma de pequeños ?dinosauros?, para despertar el apetito a los niños poco hambrientos. Y, a propósito de los que tienen poco apetito, en este caso los adultos, para ellos había los ?Brazos de hierro?. Otra vez pollo, pero con espinacas y parmesan, moldeados como el celebre hombrecito Popeye del homónimo cartoon.

En Cibus había de todo, de todo lo que se encuentra y se encontrará en el futuro próximo en los mercados de abastecimiento. Los expertos llegados del mundo entero, tocando y catando, antes de celebrar contratos, buscaban comprender, preguntándose qué es lo que acaecerá en el mundo de la alimentación. Ya es evidente la pauta trazada por las industrias del ramo, que en el 2000 marca siempre más el triunfo de lo biológico, del pequeño y del durable. Lo biológico se explica por sí mismo: todas las investigaciónes de mercado indican una gran desconfianza por los alimentos con componentes creados a partir de la ingeniería biológica (OGM, es decir, los organismos genéticamente modificados). Mientras, los productos absolutamente naturales parecen marcar la máxima distancia del monstruo OGM del nuevo milenio.



Ahora que las normativas europeas prevén indicar sobre las etiquetas la presencia de los OGM, a menos que sean inferiores al 1% y de modo accidental, ninguno, ni siquiera las multinacionales, tienen ningún interés en enfrentarse a dicho argumento. De manera que, lo biológico con sus números relativamente bajos, triunfa. Para el consumidor, que admite que la industria le confeccione pequeñas raciones individuales, las monodosis son ideales, permitiendo una larga conservación en frigorífico, pero inclusive también ya del servicio de cocción, de manera que sea suficiente calentarlas en el microondas y comerlas. A esta edición de Cibus se le ha añadido más espacio a la sección de los congleados, hasta tener 2000 metros cuadrados de frigoríficos reservados a esa gran masa de los nuevos elaborados y helados.

Así que, congelados, microondas, monodosis, platos ya listos, que se guardan en el frigorífico durante meses, por supuesto son de gran comodidad. ¿Y con nuestra Cocina Mediterránea, qué va a suceder? Tan alabada y amada, que todo el mundo nos la aprecia y envidia. Platos que se preparan al momento y permiten gozar esa fragancia y frescura únicas. Deberemos olvidarla por culpa de esos usuarios con pereza y , también, con poca competencia de cocina y tal vez, con escasez de tiempo para ir al mercado, buscar, comprar lo necesario y cocinarlo. Entonces, está claro que las industrias se aprovechan, sacando cantidad y variedad de platos ya listos, favoreciendo así la homologación, palabra horrorosa pero de gran efecto y de gran moda, por haber invadido el mundo.

Hay poco en común entre el éxtasis de lo biológico y la nueva cultura, a las industrias poco les importa, aunque traten de juntar valores demasiados lejos entre ellos, como la calidad casi elitista, con la particularidad, la comodidad del todo ya listo en dosis. La ruta que las industrias tienen que recorrer es muy larga y aseguradora de grandes éxitos: la gente necesitará siempre comer y ?algo hay que darle. Todo esto no es una novedad, es un problema viejo como el mundo. Si bien podría ser comprensible por la gran comodidad que puede tener un plato monodosis para usuarios de familia, lo mismo no puede y no debe servir para un restaurante. Ninguna persona sensata aceptará jamás sentarse a una mesa de un restaurante, aunque sea de tono menor, y saborear un plato preparado meses y meses antes y, a lo peor, elaborado en la otra parte del hemisferio.



El que va al restaurante, tiene derecho a que le sirvan alimentos cocinados al momento, aunque sean tal vez, productos congelados.

Terminando estas nota me complace contar (ahora ya como una anécdota) lo que pasó, hace poco tiempo, en una notoria localidad italiana de montaña. Llega un autocar lleno de turistas a un restaurante, el hostelero le ordena al cocinero sacar del frigorífico cinquenta raciones de lazagne al forno y otras tantas empanadas y patatas y pasar todo por el microondas. Seguirá helado para todos. El cocinero, mejor dicho, ?calientaplatos? (con todo respeto por la persona) y único obrero en cocina, hizo todo el trabajo en media hora. Alguien dirá, qué campeón de rapidez. Para un gourmet, sólo gran tristeza?



Matteo Gaffoglio
Past Consul Régional
de l?Ordre Mondial des
Gourmets Dégustateurs



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