Los espárragos son vegetales con grandes características nutricionales que nos ayudan con problemas como el envejecimiento, el sobrepeso, las piedras en el riñón...
El espárrago tal y como lo conocemos se ha consumido desde la antigüedad. Es originario de Mesoptamia, desde donde se extendió hasta Egipto, Grecia e Italia. La mata enmarañada que da origen a estos vegetales no desembarcaría en nuestro país hasta el siglo XIII, de la mano de los árabes.
A lo largo de la historia, el espárrago ha sido protagonista de muchas mesas. En Egipto, aparece representado en numerosas pinturas jeroglíficas del año 3000 a.C.; en Grecia, se le consideraba como una hortaliza sólo apta para ciudadanos de abolengo; y en el Renacimiento desapareció de la mesa de los conventos, pues se le atribuía un fuerte poder afrodisíaco que por supuesto las religiosas no podían experimentar.
La esparraguera es el nombre común del grupo de 50 ó 60 especies de la familia de las liláceas cuyos tallos son nuestros queridos espárragos. Como alimento, utilizamos los tallos hasta que llega su parte dura o leñosa. Sin embargo, aún existiendo tantas especies, prácticamente todas las comestibles cultivadas proceden de una única variedad de origen europeo, y se piensa que fueron los romanos quienes la introdujeron en la Península Ibérica.
Esta especie común suele llamarse espárrago verde o triguero. La otra especie más consumida por el ser humano es el espárrago blanco. En realidad, ambos proceden de la misma planta, con la diferencia de que el blanco se recolecta antes de que el tallo salga a la luz del sol, por lo que aún no ha adquirido la pigmentación verde, que se activa al ponerse en contacto con la luz solar y desarrollar la clorofila.
Los espárragos son una hortaliza nutritiva por su contenido vitamínico, además de ser de fácil digestión. El espárrago ideal para nuestra salud será el verde, ya que el blanco, al no haber terminado de desarrollarse en el momento de su recolección, carece de ciertas propiedades.
La llegada de la primavera da comienzo a la salida del espárrago a ras de tierra, que llegará a alcanzar entre los 20 y los 40 centímetros de largo; su anchura dependerá de la categoría del espárrago. Desde épocas antiguas, el espárrago y su planta han sido utilizados como medicamento para numerosas dolencias.
El espárrago es un potente diurético, característica que coloca a este alimento entre los primeros contra la retención de líquidos. Es también una fuente importante de clorofilas y de vitaminas A,B y C, así como de minerales como el potasio, el fósforo o el flúor. Entre sus virtudes se encuentra del mismo modo su rico contenido en fibra vegetal, lo cual favorece el tránsito intestinal.
Algunos estudios han demostrado también que el consumo frecuente de espárragos contribuye positivamente en la prevención del cáncer, con lo que sería positivo introducirlo en nuestra dieta.
Los espárragos, junto con la remolacha roja, son un vegetal con propiedades rejuvenecedoras. Esto es así por su contenido en ácido fólico, que contribuye a la creación de nuevas células y, junto con el hierro, en la producción de glóbulos rojos. De igual modo, su contenido en cinc mantiene la salud de nuestro cerebro y además previene la aparición de la alopecia. Sin embargo, para aprovechar estas características deberíamos consumir este alimento crudo, pues el ácido fólico se pierde con la cocción.
Además de todas estas propiedades, el espárrago es un gran aliado en las dietas de adelgazamiento por su bajo aporte calórico y por su capacidad diurética. Para hacernos una idea, 100 gramos de espárragos aportan a nuestro organismo tan sólo 23 calorías.
Sin embargo, bueno es saber que las personas que sufren enfermedades en los riñones o la vejiga no deberían consumir esta planta. Del mismo modo, está contraindicada para aquellos que sufren de insomnio.
En la cocina, es aconsejable consumirlos lo antes posible para que no pierdan sus propiedades. Es bueno también evitar comprar aquellos que tengan más tierra, para no tener que lavarlos demasiado y que no pierdan así más nutrientes.
Los espárragos blancos son un perfecto acompañamiento en ensaladas, y resultan exquisitos si se acompañan de una ligera mayonesa y jamón cocido. Los verdes pueden consumirse hechos a la plancha con sal gorda, y quedan especialmente bien revueltos con huevo, en pizzas y quiches. Para aquellos que quieran comerlos crudos para aprovechar al máximo sus cualidades, pueden rallarlo en crudo sobre las ensaladas o las sopas.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |