Lourdes Verger *Manteles y Sábanas* y *Ella come sola*
Mientras escribo, se está derritiendo en mi boca una onza de chocolate? Soy adicta?, no lo puedo evitar. Me hubiera encantado poder asistir a la I Feria del Chocolate en Madrid pero por motivos de agenda, me libré de una sobredosis y de un titular en el periódico del día siguiente ?Una mujer visiblemente poseída se lanza contra todos los puestos de Chocomadrid gritando aleluya? y como subtítulo: ?los amigos comentan: se veía venir?.
Afirman que el chocolate es la joya de la corona de los dulces? y de mi vida, (esto lo afirmo yo). Pero sí es verdad, que raro es, que no exista un postre sólo de chocolate, en cualquier restaurante.
El chocolate de todos es sabido que se puede usar como antidepresivo o también conocido como ?sustituto de? (normalmente de sexo, aunque también en algunos pueblos lo llaman amor). La sensación placentera que sentimos al comerlo se debe a que es precursor de la serotonina cerebral. Ésta a su vez tiene su producción bajo el control de la luz solar... Vaya, que por las mañanas tenemos los índices más altos y es cuando pensamos ?nunca mais? al mirar al otro lado de la cama?, porque estamos más sosegados y con aparente control de la felicidad, y por el anochecer cuando los niveles de serotonina se acercan a los números rojos, es cuando atacamos al chocolate o a los carbohidratos, para sentir nuevamente esa sensación placentera que anhelamos mientras da comienzo nuevamente su producción. Ahora que pienso?, ya lo decía Joaquín Sabina, con aquello de que tardó en olvidarla 19 días y 500 noches.
Deduzco entonces que más que adicta al chocolate soy adicta a la felicidad, y que cierto es, que ahora estoy saboreando un chocolate al 77%, y es de noche. Ba-bum otro silogismo entre las emociones y la comida.
Leí hace tiempo en una carta de una conocida cafetería de Madrid, que Hernán Cortés, en 1528, trajo a España el chocolate. Y la anécdota que posteriormente relataban me encantó, y es que en 1600 Madame Savigne que era una famosa mujer de letras, le escribió una carta a su hija donde le narraba las cualidades afrodisíacas del cacao, advirtiéndola para que no le ocurriera lo mismo que le sucedió a su amiga la marquesa de Coetlogon, que de tanto comer cacao se quedó embarazada, y tuvo un bebé de piel morena. Lo de esta marquesa debía ser más serio que lo mío?
Y cambiando de tercio, hace unos días me encontraba con unos amigos en el restaurante ?La Vieja? en Tenerife (Sur), dispuestos a darnos un gran banquete tras una noche gloriosa? Mientras esperábamos para degustar ?la vieja?, ese pescado tan emblemático, que desconocíamos de su existencia, que habita tan sólo en los fondos rocosos de todas las Islas Canarias, y que me cayó bien desde el primer momento pues me dijeron que una de sus características era que tenía un ?pico de loro?. Para amenizar la espera entretuvimos el paladar con un plato de pulpo. Entonces, saltó a la conversación con todos sus tentáculos. Una vez que se pesca un pulpo se le tiene que golpear un poquito, vaya, darle una paliza. Existe una expresión que ya nos pone en conocimiento de ello, y que es ?le dieron la del pulpo?. Es para reblandecer su carne? relajarlo. Uno de los que estaba sentado en la mesa contó que conocía de quienes lo metían en una lavadora? ¿?¿?¿? Aaaah! Bueno, sin detergente. ¿Habrá lavadoras para relajar a los pulpos de tamaño humano?
Mi consejo de este mes sin ánimo de aconsejar sino de compartir, es que lo que es, es. Y lo que hacemos, es lo que somos? ¿qué estás haciendo tú?
Buscadora de cosas ricas, ya sean desayunos, comidas o meriendas. Por los Madriles y alrededores. Y productos. Que no todo es salir, a veces cocino en casa.
Se formó en la escuela de hostelería de la Casa de Campo en Madrid del 1992 al 1995. Tras graduarse empezó su trayectoria profesional como 2º de cocina en el restaurante Paradis (1995-1997).
Cocina Hermanos Torres is accoladed with two stars by Guide Michelin, a maximum three Repsol Suns by the most important Spanish dining guide and a green Michelin star for their sustainable efforts.
Incluir en su carta recetas de nuestros mayores, revisadas con su instinto creativo, conservar los sabores y comidas de nuestra huerta y de cocinar con productos tradicionales, le ha servido para convertir a Almoradí en un referente comarcal a nivel gastr