El objetivo es formar a jóvenes en el arte del café y sobre todo, su integración laboral en la hostelería. Desde Canadá ya han copiado la idea. Ahora lo más importante es que “surjan contratos reales para estos jóvenes” explica la responsable de marketing de Cafento.
Todo comenzó en Valencia, en la sede de esta empresa cafetera, en la que también trabajaba Carolina junto a un compañero con Síndrome de Down. Surgió así la idea de profesionalizar la labor que llevan a cabo multitud de asociaciones y fundaciones como Asindown. “Primero les formamos con cursos para baristas. Vienen al aula y hacemos equipos de 5 o 6 personas. Los chicos lo disfrutan muchísimo y aprenden cómo trabajar con café” explica.
Después llegó Galicia y el primer campeonato para baristas en 2012. Con la colaboración de muchos hosteleros de Vigo y Santiago, pudieron organizar el primer campeonato, un derby entre equipos de jóvenes con muchas ganas de aprender. “En Galicia hay mucha cultura de baristas. Las asociaciones acogieron muy bien nuestra idea y nos ayudaron enseguida. Nos cedieron espacio y personal”. Y funcionó tan bien que repitieron en los dos siguientes años y con eco mediático de la mano.
Revistas especializadas en café se interesaron por el proyecto e incluso, desde Toronto se copió la iniciativa. Citaron el certamen gallego como inspiración. “Recibimos felicitaciones de todas partes del mundo. Nos hace mucha ilusión que a pesar de la distancia, el certamen haya traspasado fronteras” cuenta Carolina con una sonrisa.
En el horizonte están los siguientes certámenes. Esta vez es el turno de Valencia (27 de febrero) y Córdoba (mes de marzo) “Nos encantaría poder organizar un certamen nacional pero desde las comunidades, desde su entorno más próximo, es desde donde los chicos pueden tener oportunidades más reales a una opción laboral” explica Carolina.
La inserción laboral de jóvenes con Síndrome de Down es el objetivo principal. Aún hay muchas barreras que derribar “desgraciadamente sigue habiendo mucho desconocimiento. Los hosteleros no terminan de atreverse a contratarles. Este evento es una demostración de sus capacidades. Lo hacen estupendamente”. Hasta la fecha, ya han formado a 80 personas y aunque la inclusión en el mundo del trabajo sigue siendo complicada, Carolina sueña con que “salgan contratos reales y empecemos a ver a los chicos con Sindrome de Down trabajando en las cafeterías”