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Relatos sabrosos de José Luis Jiménez

Relatos Sabrosos, una Visión Muy Particular de la Historia Gastronómica (Cap.6)



Antonio Gala,
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Fiestas y su disfrute gastronómico

ADIÓS A ANTONIO GALA

 

Escritor, dramaturgo, poeta, ensayista y referente cultural

Durante muchos años he mantenido una estrecha y fraternal relación con Cantabria. La Montaña me gusta nombrarla, por ese aire literario y romántico que me seduce. Allí he desarrollado numerosas actividades. Es una auténtica segunda casa para mí

Mi ancla y referente gastronómico fue el hombre que evolucionó, y revolucionó, la cocina cántabra. Y que la puso a primer nivel nacional, el gran Víctor Merino.

En sus tres restaurantes plasmó una impronta. El Riojano, en el centro de Santander; La Sardina de Plata, popularmente La Sardina, en el Sardinero y El Molino en Puente Arce, que logró la primera estrella Michelín para la región.

En ellos tuve la ocasión de convivir con personalidades de la Sociedad, la Cultura y el Mundo del Espectáculo, a los que me referiré en próximos Relatos

Posteriormente abrió en Madrid, Cabo Mayor, que también fue un referente en la cocina de Madrid. Y me atrevería a decir que dejó una profunda huella

Después del fallecimiento de Víctor Merino continué una estrecha relación con su hijo Antonio.

Un verano coincidí en Santander con Antonio Gala. Le propuse compartir unos almuerzos en El Riojano y La Sardina, y aceptó. Y eso fue un auténtico regalo para mí.

Hasta entonces habíamos mantenido una relación “profesional”. Pero esas amplias y distendidas veladas me permitieron acercarme a él de una forma diferente. Y lo disfruté plenamente. No solo por su vasta preparación cultural. También por su forma de ser, su talante y sentido del humor, con una  fina ironía sarcástica que allanaba cualquier discusión.

Incluso aceptaba con bonomia las pullitas que le lanzábamos cuando, al inicio del almuerzo, remarcaba que comía muy poco y, además estaba desganado. Para, posteriormente, dar cumplida cuenta de los platos que le servían e, incluso, picar algo de los demás. Para mí era una satisfacción comprobar su aceptación del nivel culinario.

En esos almuerzos, y sobremesas, hubo tiempo para hablar de muchas cosas. Creo recordar que mencionó algo referente al servicio militar y Santander. Pero no sé si era en primera persona.

Si me permití hacer referencia a algunas de sus obras teatrales.  Primero como espectador: “Los verdes campos del Edén” (1963), dirigida por José Luis Alonso, con José Bódalo y Antonio Ferrandis de cabecera de cartel. ”Los buenos días perdidos” (1972), con J.L. Alonso en la dirección, y Juan Luis Galiardo, Amparo Baró, Mary Carrillo y Manuel Galiana. O “¿Porqué corre Ulises?” (1975), que fue una auténtica revolución en la cartelera madrileña. Dirigida por Mario Camus, e interpretada por Alberto Closas, Mary Carrillo y Victoria Vera, que aparecía por primera vez en un escenario con un desnudo total. Todavía recuero el escándalo.

Después un pequeño repaso de algunas de las obras en las que acudí como crítico teatral. “Petra regalada”, (1980), dirigida por Manuel Collado, con Julia Gutiérrez Caba e Ismael Merlo. “La vieja señorita del paraíso”, (1980). dirigida por Manuel Collado, con Mary Carrillo y Lola Cardona. O “Carmen, Carmen”, (1988), dirigida por José Carlos Plaza, con  Concha Velasco, Tiro Valverde y Pedro Mari Sánchez.

Hubo tiempo para su obra literaria y poesía. Entre otras muchas cosas.

  Hizo estas declaraciones en una entrevista a Jesús Quintero, “El loco de la colina”

“No busco la felicidad. Me pasa como con el amor, supongo que si el amor tiene que volver otra vez a mi vida tocará a mi puerta; no se puede andar por las esquinas buscando el amor, eso no conduce a nada, no conduce más que al insomnio y a la resaca. Y la felicidad igual, vendrá si tiene que venir, y si no que la zurzan porque tampoco es imprescindible; para mí es imprescindible otra cosa: la serenidad. Ahora comprendo que la serenidad es sentirse como una pequeña tesela de un gran mosaico, prescindible, mínima, confusa, pero en su sitio”.

Como epílogo, un poema incluido en su “Desde el Sur te lo digo” (2019)

“No me iré nunca y tú lo sabes / Mi alma se queda aquí a tu lado / Mientras te estoy diciendo adiós”

Texto y fotogrias de : José Luis Jiménez



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