La cafeína puede reducir el riesgo de padecer diabetes o ciertos tipos de cáncer, pero también provoca insomnio, molestias digestivas o aumento de la presión arterial. Las claves: la dosis y la forma en que lo metaboliza cada persona.
Con el café, como con casi todo, la clave está en la cantidad. Los beneficios de algunas de sus sustancias, por ejemplo, en el rendimiento cognitivo y la capacidad de atención se convierten en efectos adversos cuando nos pasamos con la dosis.
Y aunque cada organismo tiene el límite en un punto, ya que el ritmo de metabolización no es igual en todos los individuos, hay unos estándares en cuanto a lo que se pueden considerar dosis adecuadas de cafeína: menos de 200 mg (uno o dos tazas) se considera una dosis baja; entre 200 y 400 mg (entre dos y cuatro tazas) se considera una dosis moderada; y más de 400 mg (más de cuatro tazas), una dosis elevada.
Pedro Manuel Collado CruzLa cocina para mi es producto bien tratado sin enmascarar sus sabores, cocina de verdad de antaño con un toque diferente 1 receta publicada |